CAPÍTULO 28

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Edwards Collins.

Después que James se llevó a Annabell dentro del hospital, me fui al estacionamiento y me quedé en el auto por mas de una hora.

No puedo creer que sea tan estúpido, acabo de arruinarlo todo. Annabell no me perdonará nunca y como coño me imaginaria que James era gay, ¿James es gay? O por Dios esto es una locura y debo de calmarme y pensar como resuelvo esto, por lo pronto  subiré al hospital, aunque Annabell no me quiera ver no la dejaré sola en estos momentos.

Annabell Brooks.

Todo lo que acaba de pasar es algo que me supera, si hubiese pasado en otro momento hubiera mandado al carajo a Edwards pero en estos momentos no tengo ni los ánimos, ni las fuerzas para seguir peleando con él, mi madre es lo mas importante en estos momentos.

Ya había caído la noche, James se despidio, solo quedé yo, a mi padre lo había casi obligado a irse a casa estaba exhausto habia pasado todo el día con mi madre en la habitación, el cansancio se reflejaba en sus ojos.

—Señora Annabell, puede pasar a la habitación, —me dice  una enfermera.

—Ok, gracias —voy a la sala, toco la puerta y entro.

Pasamos un rato hablando, mi madre tiene un don para sonreír aún en los momentos mas difícil, es lo que más admiraba de ella.

Me quedó dormida en una silla al lado de la cama con la cabeza recostada en ella y un extraño sonido me despierta, abro los ojos y lo siguiente es confuso.

Un sonido chillante resonaba en mi cabeza, rápidamente me doy cuenta de que el sonido venía del monitor de  signos vitales, ese sonido y las líneas rectas que se veían en la pantalla sólo significaba una cosa: mi madre había fallecido mientras dormía.

Los doctores y enfermera  entraron rápidamente, —¡Nooo mami, no me dejes sola! —grite tan fuerte que la garganta me dolió.

—Sáquenla de la habitación —decía un doctor mientras le hacía RCP.

Sentí unos brazos que me levantaron y sacaban de la habitación, mientras yo gritaba y lloraba desesperadamente por mi madre, todo era irreal no creía lo que estaba pasando.

—Cálmate pequeña —me susurraba al oído la persona  que me tenía  en brazos mientras me abrazaba, los únicos brazos que me confortaba y la única voz que me habían logrado tranquilizaba todo el tiempo, miré hacia arriba para confirmar lo que ya sabía.

—Shuuu, cálmate nena —me dice Edwards mientras me acariciaba las mejillas, me besa la frente y vuelve a abrazarme, por un momento quise resistirme, pero a quien engañaba solo en ese lugar encuentro la paz.

Lloré toda la madrugada amargamente por la perdida de mi madre, era un dolor inexplicable, sentía que una parte de mi se desprendía.

Los doctores declararon mi madre oficialmente muerta a las tres de la madrugada, Edwards se las había ingeniado para que lo dejarán pasar se había acomodado en un rincón de la habitación y entrado cuando estaba dormida, por esa razón estuvo cuando todo paso.

Llámanos a mi padre, fue el momento mas tristes y desgarrador que nunca había presenciado, el ver a mi padre al lado del cuerpo sin vida de mi madre. Siempre he pensado que perder a tu compañero de vida  de tanto años, debe de ser lo peor que te puede suceder y al presenciar este momento lo confirmo.

El funeral fue muy emotivo, solo los familiares y amigos mas íntimos, dentro de todo fue muy hermoso digno de mi madre. Edwards no se había despegado un instante de mí, se hizo cargo de manera total del funeral, tenia que admitirlo había hecho un excelente trabajo.

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