CAPÍTULO 16

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Annabell  Brooks.

Cuándo desperté Edwards ya no estaba a  mi lado,  me disponía a levantarme y mi móvil suena, lo tomo y veo la pantalla MAMÁ —hola mami, buenos días—

—Buenos días, ¿No me digas que todavía estás en cama, no has visto la hora que es? —me dice en tono de regaño.

Miro el reloj y efectivamente son las 11 de la mañana.
—Es sábado aprovecho para dormir tu sabes que en la semana me levanto muy temprano —le digo como una niña pequeña.

—¿Y como te has sentido? —le pregunto

—Bien mi niña, te llamo porque estoy preocupada, hace dos días que estoy llamando a tu padre y no me contesta, en el hotel donde se suponía que estaba me dijeron que dejó el hotel hace dos días, desde entonces lo estoy llamando y no me comunico, ¿Puedes preguntarle a tu esposo o al Sr. Collins si saben algo?—

—Mami porque no me habías dicho antes, hemos hablado a diario estos días y no me has mencionado nada —le digo preocupada

—Es que no quería angustiarte, pero ya no aguanto más, ¿ Y si le pasó algo? —ya notaba en su voz pánico.

—Tranquila, seguro no es nada quizás se movió de hotel y no se ha podido comunicar, me cambiare  y busco a Edwards o al sr. Andrew  unos de los dos seguro tiene noticias —le digo para tranquilizarla.

Me doy un baño rápido, me urge saber el paradero de mi padre, desde que me metió en el lío de casarme nuestra relación se había deteriorado un poco, a veces pienso que esto era algo que ambos padres habían planeado desde hace mucho, pero el no tener noticias de él estaba preocupando a mi madre y esto no lo podía permitir, ella estaba muy delicada de salud y un disgusto así puede ser fatal.

Salí del baño en ropa interior me dispuse a buscar mi ropa,  entro a la habitación distraída pensando en mi padre, me doy el susto de mi vida. Edwards estaba parado detrás de mi observándome con su habitual mirada pícara.

—Ahhh ¿Qué haces aquí?

—Esta también es mi habitación mi amor —dijo en tono divertido sin despegarme la mirada de encima.

Me acuerdo que estoy semi desnuda  cojo un suéter que habia encima de la cama y me lo pongo.

—Hey  —se queja —estaba disfrutando de la vista

—Pervertido —le digo en forma de insulto y sonrío.

—¿Ya se te pasó el cabreo?

—Algo y discúlpame, fui muy grosera, de verás que me pase, tienes toda la razón no tienes porqué soportar mis “cambios de humor”, perdón no volverá a suceder

—Ven aquí —me dice, me acerco a él y me da un abrazo —discúlpame a mi también, me pase con lo que te dije. 

Me da un beso en la frente y nos quedamos un rato abrazados, me sentí bien entre sus brazos, su perfume me tranquilizaba y entre sus brazos me sentía segura, en ese instante se me vino algo a la cabeza, entre en pánico mental “no puedo estar enamorandome de Edwards”.

Cuando ese pensamiento se me vino a la cabeza  interrumpí el abrazo de una forma abrupta, el me miro extrañado.

—Iba a salir a buscarte quería preguntarte algo —me mira extrañado

—Es que mi madre  me llamo esta mañana, no sabe  nada de mi padre hacen una semana salió a un viaje de la empresa y ya hace dos días que no le responde  el teléfono, esta muy preocupada.

—Si estoy al tanto del viaje, pero tenía entendido tenían que estar aquí precisamente hace dos días, quizás surgió algo, déjame averiguar y te pongo al tanto.

—Gracias—

Termino de  cambiarme y bajo a desayunar,  la casa es todo un caos, preparativos para la fiesta, personas esparcidas por todas partes.

—Querida ya te levantaste ¿Dormiste bien? — me pregunta la madre de Edwards

—Si, perfectamente gracias —digo con una gran sonrisa, esta mujer de verdad que me cae bien.

—¿Puedo ayudar en algo? —pregunto al ver el ajetreo de la casa.

—De eso nada te necesito el resto del día tienes qué acompañarme a un lugar —dice Edwards detrás de su madre antes que esta pudiera responder.

—Bueno  pues los dejo para que se diviertan solo estén temprano, la fiesta empieza a las siete —nos regala una sonrisa y se retira

Miro a Edwards confusa —¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa —me dice

Me sorprendo porque en vez de salir de casa nos vamos al patio de la misma, caminamos unos metros.

—Llegamos —me dice

Mis ojos se abren como plato y mi mandíbula literalmente cae al suelo   

—Estoy en el paraíso —digo casi en un susurro

—Se que te gustan las flores y los jardines, por eso quise compartir este lugar contigo.

El lugar es hermoso parece como el paraíso, era un jardín una cascada artificial  rodeada de todas las especies de flores que me pudiera imaginar y en  un rincón al final una banqueta colocada en  el lugar perfecto para observar el paisaje.

—Mi abuela y mi madre lo construyeron cuando mi madre era apenas una niña, era su lugar favorito y es el mío desde que era niño, cuando estoy muy estresado este es mi refugio.

—Es hermoso —le digo emocionada  y me giro hacia él y le doy un abrazo

—gracias por compartirlo conmigo   —le  digo y nuestras cara quedan frente a frente (el mirando hacia abajo porque es mas alto que yo)  y nos quedamos abrazados —este se ha convertido en mi lugar favorito —digo en voz  baja, pero no me refería precisamente al jardín.

El tiempo se nos fue volando charlando de todo lo que se nos ocurrió, nos sentamos en la banca que había en el lugar, no se en qué momento el se recostó en mis piernas y yo le acariciaba el pelo, se veía como un niño nunca lo había visto tan relajado.

Edwards Collins

Llevé a Annabell al invernadero como lo llamábamos, en realidad no era uno como tal, era un espacio que mi abuela y mi madre habían diseñado hace unos años atrás, desde pequeño es mi lugar favorito lo hice mío, es donde vengo cuando estoy muy estresado. Nunca lo había compartido con nadie, sabía qué a ella le  gustaría,  vi lo mucho que le gustaba los jardines el dia que fuimos a casa de mis padres, normalmente no soy tan meticuloso con las mujeres, pero con ella es distinto, sin ella darse  cuenta la observo, ya  me se cada gesto, cada mirada, cada sonrisa, esa sonrisa que daría lo que  fuera por ver y por eso la traje aquí: “para verla sonreír”

Cuándo vio el lugar tuvo la reacción que supe que tendría —es hermoso —me dice y luego me regaló un abrazo.

Nos quedamos allí unas horas hablando y riéndonos, es algo que me gusta, con ella la paso a gusto me olvidó de todo y puedo reír sin preocupaciones, con ella simplemente puedo ser Yo Mismo y eso me gusta.

Me recosté en sus piernas y ella me acariciaba el pelo, entre charla y risa caí en cuenta de algo: “Me estoy enamorando de Annabell”.

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! Gracias por leer! 😘😘😘

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