CAPÍTULO 26

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Annabell Brooks.

Como se atreve a aparecerse aquí y encima de todo hacer semejante show es un cínico.

—¿Annabell se encuentra bien? —me había preguntado el doctor, me  sumergí en mis pensamientos.

—Eh, disculpe no lo escuché, si ya estoy mejor todo lo que quiero es levantarme de aquí e irme a ver a mi madre.

—Si ya puedes ir, tu padre y tú tienen un permiso especial para quedarse más tiempo del permitido.

—Gracias por todo doctor —le digo, me levanto y ya me siento mejor.

—De nada —contesta y me regala una gran sonrisa.

Me fui hasta  dónde estába mi madre, de camino gracias a Dios no me encontré con Edwards, ojalá que se halla ido, me paré frente a la puerta nerviosa, respiré para coger fuerzas y abrí la puerta.

—Hola mami —le digo acercándome a ella y dándole un beso en la frente

—Hola mi niña —me contesta casi en un susurro. —¿Descansaste?, me dijeron que amaneciste allí afuera sabes que no era necesario.

—Si, descanse —le respondo, mientras le sonreía. —Y claro que era necesario, no te dejaría sola.

—¿Sabes que no me queda mucho tiempo?

—No digas eso mami, esto lo superarás.

—Mi niña —me dice y levanta una mano para acariciarme el rostro, cierro los ojos ante su tacto para atesorarlo para siempre.

—Sabes que eres lo mas importante en mi vida, eres la alegría mía y de tú padre, gracias por ser una excelente hija y comprendo perfectamente lo que hiciste por mí, yo hubiera hecho mucho más por ti, no le guardés rencor a tú padre.

—¿De qué me hablas mami? —le pregunto extrañada.

—Sé que tu matrimonio con Edwards es arreglado.

—¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo dijo?

—Annabell te conozco, desde el momento que me dijiste que te habías casado supe que algo no andaba bien, y tu padre luego me contó todo, gracias por lo que hiciste.

—Sabes qué te amo y haría eso y mucho más por ti.

—Lo se mi amor, pero me alegro que te hayas enamorado en el camino y él también se enamoró de ti.

—Así es —admito avergonzada y triste a la vez, pero no le diría nada a mi madre.

—El es algo inmaduro, pero te ama con locura, se le nota por su forma de mirarte —al decirme esto sonreí amargamente, aunque no le dijera lo que me pasaba mi madre siempre lo intuía, a veces bromeaba diciéndole que era una bruja, claro una bruja buena.

—Si lo amas lucha por lo que quieres, habrán muchas personas que querrán destruirlo al ver lo mucho que se aman, el matrimonio no es tarea fácil y mucho menos para las mujeres, como decía mi madre “la mujer hace el matrimonio y al hombre”

—No puedo luchar contra el mismo —suspiro, cierro los ojos y siento un vacío en el pecho —es muy agotador.

—Lo se mi niña, pero se que tu sabrás ganar la batalla, crie una guerrera no una princesa como tú padre quería.

Tocaron la puerta y me voltee a ver     —Hola —dice Edwards tímidamente, le reprocho con la mirada ¿Qué diablos hace él aquí?

—Déjalo en paz —me reprocha mi madre, no se como lo hace pero siempre me lee el pensamiento.

—Acércate  —le dice mi madre a Edwards. —Desde que te conocí vi que amabas a mi pequeña, se que no empezaron su relación de la forma convencional, pero al parecer le funcionó —mi madre tose, se ha esforzado mucho en las últimas horas.

—Señora no se esfuerce  podemos hablar después —dice Edwards preocupado.

—No te preocupes, tendré tiempo después para descansar —dice mi madre y a mi se me encoje el corazón y lucho contra una lágrima que amenaza con salir, Edwards se da cuenta y me toma la mano.
—Prométeme que no la dejaras sola, que nunca apagaras esa luz que brilla en ella y harás lo imposible para que esa hermosa sonrisa que la caracteriza nunca se borre de su rostro, no la destruyas por favor.

Edwards sonrío amargamente            —nunca la dejaría sola aunque ella me lo pidiera,  me convertiría en su sombra si es necesario, no puedo apagar su luz porque es la que ilumina mis días y su sonrisa es la que trae alegría a mi vida, así que si la destruyó a ella me estaría destruyendo  a mí mismo —dijo Edwards con tono serio pero dulce, dirigió su mirada hacia mí, mirándome a los ojos —Te has convertido en el aire que respiro, si sonríes soy feliz, si tú felicidad y bienestar depende de mi vida no dudaría ni un instante en darla por ti, amo tu sencillez, tu calidez, sentido del humor, aquí delante de tu madre te digo que te amo con todo mi corazón —me dijo con su voz entrecortadas a punto de llorar, yo por mi parte habia empezado a llorar sus palabras sonaban muy sincera y por Dios se que lo eran pero no podía ignorar los acontecimientos anteriores.

Tocan la puerta y entra una enfermera avisándonos que ya había terminado la hora de visita y mi madre tenía que descansar. Edwards y yo nos despedimos de mi madre y salimos de la habitación.

—Vamos a casa y así descansas y te cambias de ropa, tu madre dormirá un buen rato —me dice Edwards, levanta su mano para acariciarme el rostro.

Lo miro con rabia —no me pongas tus manos  y contigo no voy ni a la esquina —le digo en voz baja para no hacer un escándalo en el hospital.

—Annabell tenemos que hablar.

—Claro que tenemos que hablar, pero este no es el momento —le digo y me voy al otro lado de la sala.


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¡¡¡Gracias por leer!!! Un 😘 😘












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