Protect Me

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Me quedé en blanco, hacía mucho tiempo que no me ocurría una cosa así, porque de hecho, jamás me sucedió antes. Siempre tuve la creencia de que si quieres algo debes conseguirlo, entonces era la primera en dar un paso si alguien me interesaba.
La vida es muy volátil, lo compruebo cada día en mi trabajo y creo que eso me afecta demasiado. Los riesgos que se corren lo valen completamente, así que un rechazo no es nada que me afecte, después de todo de esa forma no me quedaba con el “qué hubiera pasado si…”, al menos tenía la satisfacción del intento y eso era suficiente.
Pensé todo esto en un segundo y Kookie me sacó de mi trance tomándome del brazo y alejándome del pobre Yoseob que se veía aún más nervioso que antes ante mi falta de respuesta.
-Lo siento niño, tenemos un torneo de Overwatch esta noche, no puede salir contigo- Respondió por mí y me apartó.
Les juro que quería reír, pero la cara del rechazado Yang me dolía un poquito, así que me aguanté hasta que estuvimos lo suficientemente lejos de la situación.
-¿Porqué hiciste eso?- Golpee su hombro con mi puño cerrado –Arruinas mi vida amorosa, creo que voy a delegarte a alguien más.
-Es un tonto, no me da buena espina- Me respondió mientras sobaba su brazo –Además es cierto, necesito que te unas a mi equipo esta noche, nos falta uno.
-¿No te molesta que use tu ID? ¿O ya lo superaste “seagull”?- Le di una mirada burlona y acto seguido comencé a reír.
Su expresión, deberían haber visto esa expresión. Es como la de un conejito de cierta película infantil, el cual es un desquiciado y se enoja creyendo que es muy grande y fuerte, pero lo cierto es que eso lo hace aún más tierno.
Voy a comerlo a besos, lo juro. Sus cachetitos con sus muecas de enojo se esponjan más de lo común y sólo quiero apretarlo.
-Ah, eres una lindura- Agarré su mejilla, no pude soportarlo –Está bien, Noona estará en tu equipo y te ayudará a patear traseros.
-Bien, pero no vuelvas a hacer eso- Me miró con enojo.
-¿Hacer qué?- Volví a tomar su cara, pero esta vez ambos cachetitos –Tú no me dices que hacer.
Acto seguido lamí la mitad de su cara.
-Listo, ahora eres mío. De verdad no puedes decirme qué hacer y que no.
-Eres asquerosa- gritó con enojo mientras se limpiaba el rostro con la manga de su camisa –Agh, ¿Porqué? ¡Qué asco!
-Eso te pasa por molestarme, arruinar una cita con un tipo guapo y por ser adorable.
-¿Eres consciente de que sólo me llevas un año? ¡¿Porqué me tratas como un niño?!
-Porque ambos somos niños, bueno, no en edad. Pero si nos comportamos como unos, así que todo es válido.
Se quedó mirándome con la expresión en blanco.
-Es la primera vez que alguien me dice que ambos somos niños y no se pone en el papel de “porque soy más grande que tú, niñito”.
-¿De verdad? Eso es estúpido, deben ser unos amargados y tener un complejo de superioridad. A la próxima me avisas y les bajo sus humos.
Esbozó una sonrisa e ingresó al elevador. Agachó su cabeza mientras jugaba con sus manos.
-Gracias.
-¿Porqué me agradeces Kook? Sólo te he traído problemas y preocupaciones- Elevé mi cabeza mirando al techo y puse mis manos en la nuca –Debo ser la peor guardiana del universo.
-Aún así, estas ayudándome mucho. Haces… Haces cosas que me hacen sentir mejor.
-¿Sabes? La vida es frágil, bueno, de donde vengo. Un mal paso y tu vida pende de un hilo- Pasé mi brazo detrás de su cuello –Una mala caída y adiós. ¿De qué sirve entonces todo si te has guardado el amor por vergüenza y tu opinión por el “qué dirán”? Todo eso termina valiendo mierda en tu lecho de muerte. Cuando estás agonizante te arrepientes de no haber robado ese beso, de no haber tomado esa mano, de no haberle dicho a tu jefe que es un completo imbécil. Te arrepientes tarde, ya no tiene solución, y expiras pensando y torturándote por esas cosas.
-¿De dónde sacas todo eso? ¿Qué eres, la reencarnación de Buda?
-No lo sé conejito- Le sonreí y acomodé su cabello -Lo que sé es por pura experiencia. Mi trabajo nunca es ni será fácil, eso lo tengo muy claro, pero en vez de quejarme últimamente he estado viendo las enseñanzas que me deja y agradeciendo a cada persona que se topa conmigo a lo largo de mi vida.
-Vaya… Qué cursi eres…
-Oye, ¡Cortas el momento!
-Es que es eso o vomitar aquí mismo.
Las puertas del elevador se abrieron y Jk salió corriendo y riendo. Me dio satisfacción y felicidad que sea útil para él, al menos así me aseguraba que toda la gran bola de cosas que habían estado pasando en las últimas semanas no sería para nada. Hacía a un hombrecito feliz, y sí, hombrecito porque no podía ver a ese chico como un adulto. Para mí siempre será mi conejito bebé.
-¡Yah! ¡Espérame!- Corrí tras él –Si sigues así voy a trollear toda la partida y la arruinaré a propósito, ¡Lo juro!
Salió detrás de una esquina con una sonrisa pícara.
-¡No, no! Aquí estoy
-¡Vas a ver!- Lo tomé del cuello y lo tiré hacia abajo raspando su cabeza con mis nudillos –Debes. Respetar. A. Tus. Mayores- Seguí entre risotadas y quejidos.
-¡Ya, me rindo!- Palmeó dos veces mi pierna como señal para que me detuviera.
Lo solté y lo ayudé a acomodarse la ropa y el cabello.
-¿A qué hora es el dichoso torneo?- Doblé el cuello de su camisa negra y roja hacia arriba –Señor dracuKookie.
-En una hora, mandé a buscar bocadillos, ramen y bebidas. Jugarás en mi PC secundaria- Acción siguiente abrió la puerta de su sala de juegos dejando ver dos largos escritorios con dos pantallas en cada superficie, teclados iluminados perfectamente al igual que los mouse.
-¡Santa mierda! ¡Gabinetes con refrigeración por agua! Eres un maldito…
No podía contenerme, el lugar era la baticueva versión geek.
-La llamaré la ñoñocueva- Reí esquivando un golpe.
Era un ambiente minimalista, dado a la gran cantidad de aparatos así estaba bastante bien, puesto que si no hubiera quedado muy cargado. De todas maneras había pequeños posters enmarcados en una de las paredes, todos de películas del hombre de acero del cual mi conejito era fanático.
-Ésa será la tuya- Señaló un sillón diseñado para jugadores tapizado en cuero azul y negro –Esa computadora se llama Darth Vader, creo que te gustará.
-¿Qué rayos? ¿Quién te dijo?- Me acerqué a los aparatos.
-Tu tatuaje- Señaló mi antebrazo derecho –Y el hecho de que tu PC personal tenía un salvapantallas de esa temática. En realidad no es muy difícil adivinar que estás en el lado oscuro.
-Buen punto. Bien- Dije estirándome en la silla –Vamos a ver que tal se porta el señor oscuro.
Comencé a revisar las especificaciones del equipo. Era todo lo último que había salido al mercado respecto a informática y creo que algunos componentes aún estaban para pre ordenar, puesto que serían lanzados en unos meses.
Apenas iba abriendo el juego para poner mi usuario cuando todas las computadoras, incluyendo la de Jk quien estaba a mi lado, fueron apagadas y las luces se tornaron rojas.
Un fuerte sonido comenzó a escucharse, seguido de una voz de alerta y pasos fuera de nuestra puerta.
Miré a Jungkook con el ceño fruncido y me devolvió el mismo gesto. Se levantó de su lugar abriendo un armario lleno de armamento, cosa que no fue nada sorprendente.
-Ten- Me lanzó un rifle –Vamos a ver que sucede.
Acomodé el arma, me puse de pie y caminé hacia la puerta. Me acerqué a la pantalla de la cámara de seguridad pero estaba totalmente a oscuras.
-Alguien está tapando la lente- Susurré.
Puse mi rostro cerca de la mirilla para poder ver a través de ella y un rostro conocido se hizo presente, rodeado de un equipo de asalto armado hasta los dientes y con máscaras.
-Ross, bebé, es hora de ir a casa…
-No gracias, vete a la mierda. Aún no muero para ir al infierno.
-No me hagas entrar por las malas, he sido bueno y no he lastimado a nadie, todavía.
-Ven, puto.


¡¿Qué tal?!

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¡¿Qué tal?!

Wattpad está funcionando mal o sólo es a Mi? Quise publicar desde el sitio de escritorio y me salía error...

¿😀?

En fin. Se viene el bardo, preparen las palomitas para el próximo capítulo.

Gracias por leer. Les amo!

-MR

Mafia de escritorasWhere stories live. Discover now