A stroke of serendipity

93 14 21
                                    

Inmediatamente el pelirosa se levantó de su asiento y abrazó con fuerza a Jk.

-¡Hyung! Hace mucho que no nos veíamos, te extrañaba- El pelinegro le devolvió el apretón y comenzaron a reír.

El pelo. Necesito tocarle el pelo a Jiminini...

Me acerqué despacio y puse mi mano suavemente en su cabello haciendo una suave caricia.

-¡Chispitas! ¡Cabello rosa!

Vaya... Se siente suavecito...

Disfruto unas milésimas de segundo  de esta maravillosa sensación cuando comienzo a sentir mi cuerpo más liviano. Como si estuviera flotando.

Oh. Lo estoy, literalmente. Quién lo diría... ¡Mira mamá, sin manos!

El chico de cabello bonito se dio vuelta y me miró fijamente con sus ojos de color rojo brillante y levantando una mano.

¿Darth Vader, eres tú?

- ¡¿Quién carajos te crees?! ¡¿Quién te dio permiso de tocarme?!- Espetó. Es bastante rudo para la apariencia que tiene -¡¿Y quién mierda dice chispitas hoy en día?!-

Comencé a reirme. Realmente no imaginaba un encuentro así con nuestro bebé soft.

-Hey, no es justo. No dijiste  winwardium leviosá, no estaba preparada- Grité. Cuando me pongo nerviosa es cuando más chistes estúpidos me salen. Oppa handsome estaría orgulloso.

- Es Leviosa, no seas estúpida- Su expresión se volvió aún más oscura, parece que me topé con un potterhead.

-Ya para, nos van a demandar por derechos de autor- La joven que acompañaba al loquito rosa finalmente entendió la situación y de alguna forma trató de salvarme el pellejo. 

-Tranquilos, ya hablé con Jota Ka- Kookie me dio una mirada confusa- Tú no, tarado. Me refiero a Rowling- No se escuchaba casi nada, maldito club y su volumen alto.

El de cabello chistoso reforzó su agarre y comenzó a asfixiarme con fuerza. ¿Este es mi fin? Que chafa.

-¡Hyung, no!. Ella viene conmigo, es Ross.

Al oir eso el tipo me bajó enseguida y caí al piso tomando una bocanada de aire. El dolor que sentí en ese momento me aclaró totalmente que no es un sueño. Vaya que me tenía alto y esta vez eso no fue bueno.

-Oh, oh, lo siento, yo no sabía...- Salió de su trance de ira y me tendió la mano para ayudarme a ponerme de pie.

-Linda bienvenida me diste Jiminini- Dije con una sonrisa gatuna.

-¿Jiminini?- Su ceño se frunció en señal de confusión y yo sólo pude reír levemente por la ternura.

-Lo siento siempre quise llamarte así- Quedé admirándolo un rato. Estaba cerca de mi y yo sólo quería apretar sus cachetitos sin importar que hace segundos casi me asesinara. 

Tomé su mano, por supuesto apretándola un poco para poder grabar esa sensación en lo más profundo de mi mente y me levanté.

Sus manitas son pequeñas, pero no para mi. Bueno, digamos que son casi del mismo tamaño.

 Acomodé mis ropas y caminé al lado del conejito en la barra para saludar a la chica, pero ésta ya no se encontraba en el lugar. Abulté mis labios en señal de decepción, puesto que ya tenía una leve idea de quién podría ser y realmente amaba sus obras. En especial una que me traía loca

Miré alrededor y tomé un vaso de whisky del mesón mientras me apoyaba en él. 

-Bien, si no hay más, hora de tomar- Hice una señal de salud exagerada y llevé el vaso a mi boca observándolo.

Mafia de escritorasWhere stories live. Discover now