Monsters INC.

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Salimos del restaurant repletos totalmente de comida. Mañana no va a estar bonito, puesto que son como las dos de la mañana y la noche acaba de empezar.

Le pedí a Kook que me llevara a un bar para ver que tal es el ambiente de la noche. Ya saben, para conocer bien una ciudad también debes conocer lo más bajo de ella. Espero que esta ratita haya entendido porqué le pedí ésto y no me lleve a un bar lounge donde sirvan cócteles que son puro jugo de fresa para niñas bien. 

Un momento, yo soy niña bien. Qué rayos conmigo.

Casualmente este posible antro de mala muerte quedaba a pocos metros de donde habíamos estado tragando como puercos por lo menos hora y media. De todas formas hubiera preferido caminar un poco más para poder hacer la digestión, pero ya qué, el destino alimenta mi flojera y yo recibo ese regalo gustosa. 

-"Monster inc." Wow, Disney y pixar se van a cabrear feo, espero que tengan derechos para ésto.- Finalmente habíamos llegado y el cartel de neón rojo era muy bonito, estilo cantina, pero el exterior era todo negro y bastante amplio por lo que se podía apreciar. 

-¿Sabes porqué se llama así? Porque el lugar parece tu peor pesadilla, todos tus monstruos y demonios salen aquí, pero al final de la noche estas riendo y bebiendo con ellos como si fueran los mejores amigos desde hace años.

¡Woho! Si se materializan mis demonios tendría como... ¡Muchos amigos!

Luego de estar un momento hablando sobre traumas, demonios y demás hierbas decidimos entrar. La música era realmente fuerte pero me agradaba mucho. Digo, no soy de salir pero siempre quise mover el bote al ritmo de música que tenía en mi playlist para los quehaceres. Bueno, la de hip hop y rap, no la de boleros latinos de los ochentas y noventas con Thalía y Juan Gabriel. 

Uno de los gorilas que estaba en la puerta se sacó sus gafas oscuras que hacían juego con su traje y oprimió su auricular. Dijo algo que no alcancé a escuchar y finalmente nos marcó el dorso de las manos con un sello que daba la impresión que nos habían desgarrado la piel, pero en fluorescente. Ya saben, como ese de las bebidas. 

Kook tomó mi mano y me llevó al interior del edificio gigante. Había bastante gente bailando entre si, otro tanto en la barra. 

Para ser las dos apenas estaban mega ebrios, algunos ya tirados sobre el mesón iluminado muy tenue con luces amarillas. Los bartenders estaban vestidos con remeras simples blancas ajustadas y pantalones de vestir negros con tirantes del mismo color. Un deleite a los ojos, que decirles. Parecía que habían hecho un casting porque estaban en muy buena forma y eran bastante altos, de cabello negro. 

Quedé embobada viéndolos lanzar botellas de un lado al otro cuando Jk me golpeó el hombro, quisiera decir suavemente, pero hace falta un poco más para sacarme de mi trance. 

-¡Yah! ¿No te basta con mirarme así a mi?

-¿Qué? ¿Quieres que te vea como una botella de licor? Creí que tenías más amor propio, conejito.

Agarré su mejilla como hacía mi abuelita, me miró con cara de perro y me llevó del brazo, ésta vez sin dejar que parara ni una sola vez. 

Llegamos a una especie de sector donde dos escaleras se dividían, una negra con detalles en rojo que al parecer llevaba al subsuelo y otra de mármol blanco que subía al primer piso. Mi vida plasmada en una imagen. Puras encrucijadas entre el bien y el mal.

-Dime, si vas por cualquiera de estas escaleras ¿A quién crees que conocerás ésta noche?- Volteó a verme con una sonrisa landina y un aire misterioso. 

A que si, Kookie...

-Si voy por la negra, quizás a tu mamá. Y si es así pues vamos, quiero agradecerle por haberte hecho con tanto amor- Su cara cambió completamente y yo comencé a reír a carcajadas hasta llorar. 

Mafia de escritorasWhere stories live. Discover now