Heal me, kill me

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Al llegar a la puerta tropecé con dos cuerpos llevándonos a los tres al piso. Mis quejidos y mis groserías no se hicieron esperar, pero al ver que se trataba de mi linda Donita, acompañada de una débil chica, no dudé en levantarme y ayudarlas a ambas.

-Uh, lo siento ¿Están bien?

-Si, si. Como digas.

Me dueles Cooks, supongo que no superas el disparo... 

Concéntrate Ross, no es momento de bromas estúpidas.

-Oye, tú eres la chica del cuarto... ¿Sprite?- Puse mi mano en mi barbilla haciendo un gesto de pensamiento.

-Spring- Ella rió suavemente cubriendo su boca, para luego desmayarse, y gracias a mis reflejos, logrando quedar en mis brazos.

Debe haber gastado mucha energía curando a la guardiana de Min, por algo están aquí.

La dulcecita se adelantó en la oficina para hablar con Namjoon, supongo que respecto al estado de esta muchacha. Por lo pronto controlé sus signos vitales y que siguiera respirando, a lo que me di cuenta que sólo estaba durmiendo plácidamente.

La cargué en mis hombros lo más suave que pude y la llevé hasta mi habitación. No sabía siquiera si ella se estaba quedando en una habitación de por aquí o era recién llegada, sólo sabía que al menos en mi cuarto tenía algo de equipo que JK había estado usando conmigo y que quizás serviría para levantar un poco sus energías.

Cruzamos los pasillos, no había casi nadie. Miré mi reloj y eran casi las diez de la noche, supongo que esa es la razón.

Llegamos finalmente, puse mi mano como pude en el lector y entré rápido depositándola en la cama que había estado ocupando. Me quité todo el armamento que traía encima para poder moverme con más facilidad.

Saqué sus zapatos y traté de que estuviera lo más cómoda posible. Tomé su pulso y era un ritmo bastante estable, llegué a la conclusión de que sólo debe estar agotada.

Busqué entre todas las bolsas de suero alguna que tuviera glucosa para conectarla a la chica. Me coloqué guantes, limpié la zona, introduje una vía en su brazo y la acomodé. Supongo que su cansancio era tan grande que no debe haber sentido el pinchazo mínimo.

Poco después de terminar de acomodar a la débil chica en mi cama, tocaron a mi puerta.

Un aroma dulce invadió el ambiente. Sólo podría ser una persona...

Me levanté del lado de la cama y abrí la puerta suavemente. Un Jimin demacrado se abrió paso y se sentó en el sofá cercano a la cama.

-Hola Ross, estoy contento de verte. Si, yo también Jiminnie, que milagro verte por acá...

-No estoy para bromas Ross. Lo que sucedió es muy grave, temo demasiado por la seguridad de Yoongi ahora. Ren, su guardiana, era una de las mejores del lugar, de las más sanguinarias con tal de protegerlo. Un espectáculo digno de ver.

-Quise ir a abrirlos de punta a punta a disparos pero tus tontos amigos no me dejaron hacerlo.

-No es cuestión de ir a lo bobo tirando por ahí, esos idiotas son bastante peligrosos. Los tomaron desprevenidos, creo que alguien intervino y gracias a eso no llegaron más lejos. A Yoon sólo le volaron un poco la oreja, supongo que podrás repararlo, ¿Verdad?

-¿Estás aquí por una operación cosmética? Puta mierda, si hubiera sabido...

Llevó su mano a su frente y tiró su cabello rosa hacia atrás en señal de nerviosismo y exasperación.

Mafia de escritorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora