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Me levanté a la mañana siguiente solo para encontrar vacío el lugar de Justin. Había vuelto al trabajo desde la semana pasada y había estado extra ocupado. Me giré hacia un lado y miré el reloj, eran las 2:34 de la madrugada. Hice mi camino fuera de nuestro dormitorio y con cuidado me dirigí hacia la oficina de Justin, la cual estaba a unas cuantas puertas de distancia. En silencio abrí la puerta y entré. La espalda de Justin estaba frente a mí, asumí que estaba al teléfono con alguien.

—Sí... No, ¡quiero que mi encargo esté aquí en veinticuatro horas o tu perezoso e inútil trasero se quedará sin trabajo!... Sí, por favor hazlo... Gracias —dijo y colgó el teléfono. Gimió con enfado y lanzó su teléfono de manera descuidada hacia el suelo alfombrado. Hice mi camino hacia él y me senté en su escritorio, se dio la vuelta y se sobresaltó por mi repentina aparición.

—Me asustaste.

—Lo siento. —Solté una risita, él sonrió y colocó ambas manos sobre mis muslos.

—¿Qué haces despierta tan temprano? —me preguntó. Yo alcé los hombros y me incliné hacia abajo para picotear sus labios.

—¿Qué te parece si dejas todos los trabajos por ahora y vuelves a la cama? Porque estoy bastante exhausta y te necesito para acurrucarme.

Él se rió y asintió, se levantó y su figura de un metro, ochenta y dos se cernió sobre mí. Levanté la mirada y estiré las manos; rodó los ojos de manera jugetona y entonces me levantó y me colocó sobre su cadera.

—Tenemos una cita temprano mañana, ¿recuerdas? —Justin preguntó, yo asentí. Insistió en marcar mi cita tan pronto como fuese posible y que quería venir. Tenía que trabajar, y era por eso que hicimos la cita tan temprano—. Por lo tanto, deberías dormir, ¿de acuerdo, florecita?

—Sí, señor.

Me colocó en nuestra cama antes de acostarse junto a mí y ponerme en sus brazos en modo cucharita. Inhalé su aroma embriagador y con él me quedé dormida.

...

—De acuerdo, vamos —dije mientras tomaba mi bolso y entrelacé mis dedos con los de Justin y salimos de la casa hacia su Range Rover, un auto que él apenas usaba. Por lo general conducía sus autos deportivos, pero como estaba embarazada él debía pensar más en mi salud—. ¿Qué quieres? —le pregunté una vez que nos acomodamos en el coche.

—¿Qué?

—Quiero decir, ¿quieres un niño o una niña? —Me reí.

—Oh, siendo honesto, quiero un niño, pero una niña está bien. —Sonrió ante el pensamiento—. Será una consentida niña de papi. —Se rió.

—Sí, por supuesto que lo será. —Rodé los ojos y entonces me reí.

—Oye, ¡no te pongas celosa! —bromeó.

—Sí, sí. —Hice un gesto de ademán. Él se rió y levantó mi mano para besar el dorso de esta.

—Te amo.

—Yo también te amo.

Después de unos minutos llegamos frente al hospital. Entramos al vestíbulo y recibimos unas cuantas miradas, pero estábamos bastante acostumbrados. En especial yo, crecí con miradas y susurros a donde quiera que iba.

...Buenos días, ¿cómo les puedo ayudar? —nos preguntó la mujer de mediana edad del escritorio de recepcionista.

—Tenemos una cita con la doctora Alex hoy —respondió Justin de manera educada.

—¿Nombre?

—Justin Bieber y Stella Bieber.

—De acuerdo, solo vayan directo al piso cuatro, habitación número 236. —Nos sonrió. Justin le dio las gracias y entonces fuimos en la dirección que ella nos dijo.

Bieber Corporation → j.b → spanish versionWhere stories live. Discover now