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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas sexuales explícitas. El equipo de TraduccionesBieber sólo se encarga de traducir, así que puede que no se encuentre 100% de acuerdo con todas las cosas mostradas en el capítulo. Lee bajo tu propio riesgo.

JUSTIN

Tumbarme en la playa con el amor de mi vida sin interrupciones es algo que desearía que dure para siempre.

—Esto es tan bueno —Stella suspiró con felicidad, sus ojos estaban cerrados y había una sonrisa impresa en su rostro—. ¿Recuerdas cuando nos conocimos? Eras tan encantador, y honestamente me derretí en cuanto te abrí la puerta —soltó una risita. Me reí fuertemente y me giré para verla, ella me miró con la sonrisa más hermosa y continuó—. Pero después, finalmente me di cuenta del hombre engreído y rico que eras cuando entré al coche contigo —fingí un gruñido y me volví a recostar.

—¿Es eso cierto, Stella? —Pregunté, usando su verdadero nombre por primera vez.

—Sí.

—Bien, entonces —dije mientras me levantaba y la dejaba. Fui a nuestra habitación y decidí revisar mi teléfono.

Después de hacerlo, alcé la mirada y vi a Ella aún en la playa, sentada mientras abrazaba sus rodillas. Me pregunto qué pasa por su mente ahora mismo.

Después de lo que se sintió como casi una hora, se levantó de la arena e hizo su camino hacia nuestra habitación. Fingí estar viendo la TV para cuando llegó.

—Jay, ¿podríamos alistarnos y caminar por la isla? Realmente me esto aburriendo —dijo.

—Adelante —le dije.

—¡Ugh! Eres un imbécil —gruñó antes de caminar hacia el baño. Después de treinta minutos, salió del baño y se fue inmediatamente. Sé que estará bien por su cuenta ya que, bueno, esta es nuestra isla.

Después de que pasó todo el día y yo seguía sentado viendo la TV, ya estaba oscureciendo y Ella aún no había llegado. Así que decidí desnudarme y meterme al jacuzzi.

Solté un suspiro de felicidad y cerré los ojos cuando el agua caliente rodeó mi cuerpo.

Oí leves pisadas en nuestra habitación, pero sabiendo que solo era Ella, continué disfrutando de mi baño.

La oí venir hacia acá, así que abrí los ojos y la vi, ya vestida con su traje de baño y a punto de entrar.

—Ven aquí —le dije. Ella obedeció y se sentó en mi regazo.

—¿Cómo estuvo tu caminata?

—Genial, estaba viendo las tiendas y todo eso —respondió.

—Te amo —le dije y besé sus labios, ella se sonrojó y enterró su rostro en el hueco de mi cuello. Sonreí felizmente, sabiendo que aún tenía ese efecto en ella.

De repente, llevó sus pequeñas manos a mis mejillas y me besó. Por supuesto, le respondí el beso de inmediato con la misma fuerza.

Después movió sus piernas, sentándose a horcajadas sobre mí, y se acercó más.

—Te deseo —murmuró contra mis labios.

Jesucristo, ¿qué va mal con ella? Solía tener tan poco interés en el sexo, y ahora es insaciable.

Viendo que no le respondí, me besó de nuevo y empezó a frotarse contra mi entrepierna a propósito, sabiendo que me rendiría. Gemí y tomé su trasero.