No me dio más opción y simplemente me llevó al subsuelo, a los tropezones debo decir. Si sobria soy bastante torpe deberían verme con un par de shots encima, les aseguro que su noche sería la mejor de su vida. 

El lugar era completamente oscuro, sólo iluminado por luz negra. Los bartenders ahora eran rubios, casi peliblancos, con pantalones rojos, camisas negras y los tirantes del mismo color. 

Un espectáculo digno de ver. 

Entre eso pude distinguir a una muchacha con una chaqueta rosa que tenía bordado un enorme dragón dorado en la espalda. Necesito una de esas, definitivamente. 

La chaqueta, obvio.

La chica era de una estatura media, claramente más joven que yo por bastante, el cabello largo separado a los costados y se notaba tensa por la forma en la que sostenía su vaso con el puño cerrado. 

Dio un largo trago a su bebida, algo verde en una copa de martini, y volteó para hablar con un joven de cabello rosa que estaba en la banqueta del lado.  

No pude distinguir mucho a simple vista, pues ambos estaban de espaldas, excepto la chica a la que ahora si le veía el perfil. Creo haberla visto en algún lugar.

Como por octava o novena vez en la noche, Jk me llevó del brazo y ésta vez noté que era en dirección a ellos. No parecían muy animados, pues ambos estaban con los codos apoyados en el mesón y la cabeza un poco baja. Su desánimo contrastaba bastante con la fiesta, los besos y la música pesada de alrededor. 

Parecía una orgía con ropa, pero nada demasiado incómodo, sino ya hubiera salido disparada del lugar. Uno nunca sabe con esa clase de lugares, a lo mejor y sales embarazada de gemelos o marcada hasta la médula. La peste de las feromonas era muy intenso. Y no, no hace falta ser alfa u omega para oler algo así. Creo que le dicen "olor a sexo". Como cuando entras a la habitación de tus padres luego de que discutieran el día anterior... 

Oh no, díganme que no los traumé...

-¿Tienes idea de quienes son?- El conejito se acercó a mi para hablarme al oído y un escalofrío recorrió mi espalda. Rayos, no hagas eso maldito, no en ésta situación. 

Señaló a los únicos en la barra y volteó a verme.

-Hm, no lo sé, pero por el cabello rosa podrían ser tres personas. A juzgar por el porte de los hombros y la estatura creo que tengo una idea.- Lo imité para que pudiera oírme y me aparté rápidamente. Repito, uno nunca sabe.

 Asintió y se acercó a ambos, finalmente tocó la espalda del sujeto haciendo que éste voltee, la cara de pocos amigos cambió en un instante a una mirada brillante y a una hermosa sonrisa que hizo que sus ojitos desaparecieran. 

¡DAMN JIMINIE! 

Osa Osa mentirosa dirán ustedes porque vuelvo a publicar

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Osa Osa mentirosa dirán ustedes porque vuelvo a publicar.

Estresada y sintiéndome de la verga, diré yo. 

Aprovecharé el espacio publicitario cedido por ésta historia para darles un mensaje. Y léanlo bien, sobre todo si son jóvenes.

Muchos estamos bajo una presión social muy grande con respecto a nuestros cuerpos y como lucimos. Es una mierda porque todos se creen con el derecho de venir y criticarnos sin saber la situación que estamos atravesando.

No va por si estás gordo o flaco, si tienes acné o la piel seca, o de pronto alguna cicatriz. Va mucho más allá de eso.

La gente cree que tiene el poder de criticarnos, obviamente sin fijarse en ellos primero para mejorarse a si mismos.

Hubo algo en éstas horas que me triggereo para estar escribiendo esto, claramente. Pero déjenme decirles algo, al menos toda esa frustración se vuelve algo bonito, algo para ustedes de parte mía y ya no se convierte en una carga pesada que me hará estallar en lágrimas.

No dejen que nadie los critique, cada quién sabe perfectamente su situación, o por lo menos la mayoría, como para estar aguantando ajenos que metan su sucio dedo en la herida. Y si los critican, déjenlos hablar. 

Mi querido oppa me dijo justamente ayer: "El vagón del tren hace más ruido cuando va vacío". 

Y vaya que tiene razón. 

Hasta aquí mi pendejada, gracias por su atención. 

Love Yourself. 

Love Myself.

-MR.


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