9. Starving

735 95 37
                                    

"The more that I know you, the more I want to
Something inside me's changed (...)

Didn't know that I was starving till I tasted you
Don't need no butterflies when you give me the whole damn zoo
By the way, by the way, you do things to my body..."

Aparto la mirada de una vez por todas, porque ha empezado a intimidarme, y voy corriendo a por la pelota, que sigue botando en la cancha después de su lanzamiento profesional. La cojo, comienzo a botar acercándome otra vez a él y sonrío, con la intención de cortar la tensión repentina entre nosotros.

-Quítamela.

-¿Qué? -Frunce levemente el ceño.

-La pelota. Intenta quitármela.

Y mientras viene detrás de mí para robarme el balón, mi mente vuelve segundos atrás, a su maravillosa frase de "Me estás poniendo nervioso, Carter". Yo le pongo nervioso. ¿Yo le pongo nervioso? Estoy dando saltitos de alegría por dentro.

Camino de un lado a otro, botando con la mano derecha siempre, y trato de aparentar cierta profesionalidad haciéndolo, pero sé que fracaso. Él se me acerca, estira el brazo de vez en cuando en intentos fallidos de robármela, y entonces sé que no me la roba porque ni siquiera se está esforzando.

-Vamos, Louis. -Le doy la espalda, flexiono ligeramente las piernas, y boto-. Prefiero que me dejes en ridículo quitándomela, que dejándome ganar.

Segundos después sus dos brazos rodean mi cuerpo por ambos lados, sin llegar siquiera a rozarme, y con sus dedos termina desestabilizando mi bote. Afortunadamente tengo reflejos y consigo traer el balón de nuevo a mis manos, como si nada hubiera pasado. Y ahí sigue, rodeándome, como si fuera a darme un abrazo pero se haya quedado por la mitad. Está tan pegado a mí, sin tocarme, y no puedo verle porque le tengo detrás. ¿Nervioso él? Nerviosa yo ahora mismo.

Con un movimiento rápido, paro de botar, sujeto el balón en mis manos y giro sobre mis talones para toparme justamente con su cara. Sus ojos se ven mucho más oscuros ahora, por la propia oscuridad del cielo, y me mira como si fuera la primera vez que lo hiciera... como si analizara cada rasgo de mi cara de forma muy detenida. Me incomoda, no voy a mentir, sin embargo intento guardarme el sentimiento para mí.

-A lo mejor no eres tan bueno como parece -murmuro, delante de su mirada, delante de su cara, y me estremezco. Llevo el balón a su pecho, espero que lo coja y entonces me aparto un poco, solo medio paso hacia detrás para que haya algo de distancia y pueda respirar.

-Probablemente -me da la razón, se coloca el balón debajo del brazo y con la mano que le queda libre me coloca fugazmente el flequillo.

Apenas he sentido su tacto, apenas lo he visto venir, pero ya el corazón me está palpitando con rapidez. ¿Qué narices ha sido eso?

La vibración de mi móvil dentro de mi pequeña riñonera negra me hace reaccionar. Es una llamada, probablemente de mi madre porque he sobrepasado mi horario habitual de entrenamiento.

-Tengo que irme -le digo, aún teniéndole ahí parado, frente a mí, con ese pelo y esos ojos tan... tan... injustos-. Debí haber llegado a casa hace un rato.

No contesta nada, así que me dispongo a seguir mi camino.

-Te acompaño. Es tarde.

Freno de golpe, cierro los ojos con fuerza y cojo aire. ¿Le pongo nervioso, me toca el flequillo y quiere acompañarme? Estoy como flotando en una nube de felicidad. No pensé que esto sería tan fácil... No pensé que él pudiera tener algún tipo de interés en mí...

El objetivo de Carter Jones [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora