2. Complicated

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"Tell me...

Why do you have to go and make things so complicated?"

Intento sacudir esos pensamientos, todas las ideas que se me ocurren de pronto, y sigo mi camino. Aparto los ojos de él, fijo la vista en el suelo y me concentro en la canción que suena por los auriculares. Y así hago con todas las demás que suenan hasta que llego a mi calle, a mi casa, y desconecto el reproductor de música cuando atravieso la puerta. Inmediatamente detecto el olor a pescado procedente desde la cocina. Dejo la mochila en uno de los sillones de la sala, cruzo el pasillo y entro en la cocina inspirando por la nariz. Es atún.

—¿Qué hay, Carter?

Pongo los ojos en blanco sin que me vea. Hoy el novio de mi madre ha decidido pasarse por casa para hacer la comida y ahora mismo lleva un delantal verde, estampado con manzanas rojas, mientras controla el fuego.

—Ey —respondo sin demasiada efusividad y voy directa a sentarme a la mesa, en mi silla del extremo, mía—. ¿Y mi madre?

—Se está duchando.

Asiento con la cabeza aunque no me vea, y le echo un rápido vistazo por detrás. Me pregunto si debajo de esos pantalones vaqueros largos y desgastados habrá realmente un culo. Es una tabla. ¿Tiene culo o no tiene culo? Es todo un misterio.

—Así que hoy te han pillado en una situación comprometida.

Abro los ojos de par en par. Es increíble la capacidad de propagar chismes que tiene mi madre.

—Fue un malentendido —aclaro por decimoquinta vez en el día, y no pienso dar más datos. Lo menos que me apetece es hablar de porno con el novio de mi madre.

—Lo sé. Solo estaba bromeando. —Se vuelve para mirarme y sonríe, haciendo que se marquen más arrugas alrededor de sus ojos.

Todavía no he llegado a comprender qué fue exactamente lo que vio mi madre en este hombre. Es un poco mayor que ella, no demasiado atractivo, muy sonriente, con gafas... Es como un profesor de instituto, o de universidad, con cuarenta y ocho años, algunas canas asomando y con apariencia de inteligente. En fin, al menos me cae bien, a veces. No es ningún genio ni un profesor, es pastelero. Sus cupcakes me gustan. En ocasiones me trae alguno para ganarse mi confianza.

—Hola, Carter. —Mi madre aparece en la cocina, con una toalla en la cabeza como turbante y comienza a poner los cubiertos y platos en la mesa.

Me levanto para ayudarla, encargándome de los vasos, de la botella de agua bien fría sacada del frigorífico y de su tetrabrik de zumo de mango. Yo ya no tomo esos zumos. Son horribles, en todos los sentidos posibles.

—¿Tuviste algún problema por lo de hoy o todo está solucionado?

—Todo solucionado —le respondo, vuelvo a sentarme y espero a que Jamie nos sirva la comida que ha preparado.

Todo está solucionado en el sentido de que la señora Ricitos de oro decidió no darle más importancia y no voy a tener ningún tipo de castigo de por ello, pero no podré borrar ese momento de la cabeza de ninguno de mis compañeros de clase. Ni de ellos ni del resto que se haya enterado, porque estoy segurísima de que algunos de ellos se lo habrán contado a otros amigos, y esos amigos a otros... y mañana en el instituto la mitad de estudiantes me conocerán como Carter la de porno. Ese pensamiento me persigue... y me atormenta... pero voy a tener que superarlo. Solo debo esperar a que a alguien le pase algo peor, algo más vergonzoso, y mi incidente quedará en el olvido.

***

Cuando entro en mi habitación y me siento en el escritorio para hacer las tareas que tengo para mañana, un recuerdo vuelve a mi cabeza, como un destello de luz repentino, y dejo de hacer lo que estoy haciendo para coger mi móvil. El chico misterioso de mi clase hoy interactuó fugazmente conmigo al dejarme entrar en el aula a mí primero, y sé por todo lo que le he observado desde que empezó el curso que él no interactúa con nadie, absolutamente nadie. Siempre se sienta solo, en los pasillos no habla con nadie, y durante los recreos lo pierdo de vista. Las únicas veces que le he escuchado hablar ha sido porque los profesores le han pedido que respondiera a alguna tarea o que leyera en voz alta.
Le he observado como puedo observar a cualquiera, sin poner especial interés, pero la simple tontería de dejarme pasar ha despertado mi curiosidad. Siempre me ha parecido atractivo, por lo poco que deja verse con esa ropa y esas capuchas, sin embargo nunca ha entrado en mis planes acercarme a él. Hasta hoy.

El objetivo de Carter Jones [LIBRO I]Where stories live. Discover now