Déjame Sorprenderte

Start from the beginning
                                    

―Si... ―quien pensaría que la chica despreocupada que decía lo que pensaba y no le importaba lo que otros decían de ella fuera así―, ella era muy frágil.

No hablamos más en el camino puesto a que me quedo dormida, estaba muy cansada puesto que a Alan le están creciendo los dientes y el pobrecito está sufriendo un dolor inimaginable.

Y la pobre de mí hace noches que no podía cerrar los ojos. Mi abuela lo iba a llevar hoy al médico, esperaba que estuvieran en la casa, le gustaría ver a Víctor.

―¿Alana?

Mis ojos parpadean y lo primero que veo es el portón de mi casa.

―¿Llegamos?

―Hace media hora. No quise despertarte ―asiento y salgo del auto.

Victor me sigue a la puerta, la abro pesadamente, mi cabeza me da vueltas por el brusco despertar, necesito una aspirina urgentemente.

Entro al saloncito y me giro para ver a Victor, justo entrar por la puerta. Mis ojos se encuentran con los suyos y sonrió, estoy a punto de decirle que se sienta como en casa, es ahí cuando me siento mareada y la imagen de Victor comienza a salir fuera y dentro de foco.

Oigo su nombre salir de sus labios cuando comienzo a tambalearme antes de caer al suelo y luego...

Nada.

¿Srta. Bates?

Alana ¿puedes oírme?

Abre los ojos...

―Mmm

Mantengo mis ojos cerrados, todo está demasiado brillante.

―Alana despierta. Vamos mini Bates.

¿Mini Bates?

―Vic...Victor apaga las luces ―genial mi voz parece le croar de un rana.

―Señorita Bates, soy el doctor Phillips. Le dio a su novio un buen susto, es probable que tenga un poco de dolor de cabeza por el golpe. Enfermera, por favor las luces.

¿Novio?

―Puede abrir los ojos ahora.

Hago lo que me pide.

Hay una multitud rodeando la cama de hospital.

Si, ahí es donde estoy.

Y no solo puedo decir que es un hospital, por la amplitud de la habitación y el control eléctrico de las luces puedo decir que es el mejor hospital.

Ventajas de ser Victor Munich y ser casi dueño de todo en las Vegas... supongo.

Todos están sonriéndome, menos Victor que parece que ahora el fuera a desmayarse en cualquier momento, le sonrió cuando el viene y toma mi mano y se inclina para besar mi frente.

―Tonta... no sabes cuánto me asustaste, puedo decir que me gane al menos ocho papeletas por no respetar los semáforos ―rio y me duele―, perdón no atraparte antes que cayeras.

―Estoy bien ―suspiro y toco su mejilla―, no es tu culpa.

Oigo un suspiro y supongo que es de una de las enfermeras.

―Doctor tengo los resultados de las pruebas de la Srta. Bates ―una mujer regordeta entra a la habitación con unos papeles en las manos.

Víctor luce ansioso.

―Como lo suponía ―el doctor me sonríe, está muy alegre de que estuviera enferma―, Srta. Bates, no tiene una gripe estomacal o dolores menstruales.

Príncipe 7 tonos de azul (Editando)Where stories live. Discover now