020| Noche Loca

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Octubre 12

NARRADO POR MARY:

Miré una vez mas dentro de la maleta para poder elegir que me pondría está noche. Hacia poco más de una hora que Mario había entrado en la habitación gritando “Noche Loca, los quiero listo en dos horas” Se dió la vuelta y salió como si nada hubiera pasado. Ni siquiera dió tiempo hablar o preguntar algo así que solo me quedó dar la vuelta y buscar algo para alistarme.

Habían vestidos que podía asegurar los tenía aquí porque James los había puesto dentro de la maleta porque no recordaba haberlos empacado y no estoy segura que fuera el tipo de vestido que empacaria. Miré uno de los negro que quedaría bastante ceñido al cuerpo que llamó mi atención por completo. Saqué ese y lo puse sobre la cama para verlo mejor.

Era lo suficientemente puntual como para estar lista dentro de una hora. Además ya me había bañado y todo solo que estaba en ropa casual para poder maquillarme y peinarme sin arruinar el vestido.

Cuarenta y cinco minutos más tarde ya estaba lista y esperaba por los chicos de aquella habitación. Al parecer todos se lo habían tomado con calma y sin nada de apuro. Es donde se comprueba que los hombres también pueden tardar.

Me recosté en una parte del ventanal en la sala para poder ver la vista de la ciudad desde allí. Una gran jungla de edificios se extendía haciendo ver desde aquel punto las calles mucho más diminutas de lo que en realidad eran. Pequeñas luces empezaban a alumbrar en forma lineal a través de la ciudad pues ya eran poco más de las siete de la noche y todo comenzaba a alumbrarse. 

Era el escenario perfecto para sentarse y tener una buena velada. Una en total calma y para uno mismo. No pude pasar en desapercibido aquellas líneas azul grisáceo que comenzó a encenderse en la altura de uno de los edificios, que solo hicieron que recordara esos ojos. Sus ojos, los de Juan Pablo.

Muy dentro de mí me maldije por ello.

Debía de olvidarlo.

Tienes alguna obsesión rara por ver por los ventanales cuando es tarde–escuché la voz de Juan Pablo acercarse y sus pasos resonar en la manera del suelo.

Por unos segundos me estremecí al ver interrumpidos mis pensamientos por exactamente su voz.

Es mucho más relajante de lo que podrías creer–admití tal vez más para mí que para él–Mira como las luces empiezan a encenderse en forma de cadena–le dije apuntando con mi dedo. 

Sabía que estaba cerca y justo detrás de mí, pero no pude saber cuanto hasta que sentí su perfume tan cerca que se podía mezclar con el mío.

Sueles ver algo inspirador en todo, lo cuál te hace bastante auténtica–se sincero.

Podía sentir su cuerpo cerca al mío y en el reflejo del cristal podía ver sus ojos que miraban lo que yo había apuntado, como si realmente buscará aquello de lo que le hablaba.

No soy una buena influencia, deberías no dejarte llevar por cada palabra que yo diga porque te volverás un hippie que come y fuma pasto–dije repitiendo aquellas palabras que mi madre decía bastante a menudo antes de irme.

Escuché su sonora risa tras mi nuca y me voltee quedando frente a él. Lo suficientemente cerca como para ver los reflejos del cristal en sus ojos y la ciudad que veía atravesaba ahora aquel iris gris que podía volver loca a cualquiera.

Qué fácil es para ti arruinar un momento serio–comentó–Pensé que seguirías con cosas inspiradoras y me llenarias de sabiduría.

Si seguía con ello fácilmente podía decir lo que tenía en mi mente sin darme cuenta y mi mente solo estaba pensando en esos ojos. 

Prometido Falso Where stories live. Discover now