013| Veintiuna Primaveras, Cielo

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Septiembre 20

NARRADO POR JUAN PABLO:

Está mañana me había levantado lo más temprano que había podido y salí de la habitación en silencio listo para ir a buscar todo lo que necesitaba para que empezará el cumpleaños de Mary. Caminé por el pasillo en busca de la habitación de Lucía donde todo estaba guardado. Al llegar toque dos veces y fue Sofía quién salió a atenderme. Con su gran entusiasmo de siempre. 

Pasa querido que estamos arreglando todo. Mary caerá muerta cuando vea todo esto. ¡Le encantará! No me quiero imaginar su rostro–me dijo Sofía con entusiasmo.

He venido por lo que me tocaba–le dije  ignorando su entusiasmo.

Ah Claro, ¡Lucía! ¡Lucía!–gritó Sofía entrando.

Entre tras ella.

¡¿Qué?! Demonios estamos en la misma habitación, ¿Para qué gritar?–le dijo Lucía a Sofía de mal humor.

Lucía se acercó al armario dónde saco dos bolsas de regalo y una bolsa de compras. Se acercó a mí y me las entregó.

Una es de la vestimenta que usará, la otra es algo que no me pediste, pero que te puede ayudar con tu regalo y lo otro es lo que usarás tú–me dijo Lucía– El desayuno de ambos llegará a la habitación así que no salgan hasta la hora de la fiesta.

Bueno, muchas gracias. Nos vemos al rato en la fiesta–le dije.

Salí de la habitación de ambas de vuelta a la que compartía con Mary. En el camino me encontré a Ana quien me detuvo para hablar. Solo pensaba en Mary repitiendo una y mil veces que no hablara con ella ni me acercara.

Buenos días cuñado–saludó está.

Buenos días Ana–le respondí siendo amable.

Aunque teniendo en cuenta el tipo de mujer que era no merecía amabilidad y mucho menos de mi parte. Tengamos en cuenta que se supone soy el hombre que amaba a su hermana con tanta locura que están comprometidos. Miré a sus espaldas para asegurarme que no venía nadie y que el desayuno no llegará antes que yo.

¿Qué haces por acá?–me preguntó Ana.

Vine por el regalo de Mary que lo tenía guardado–le contesté.

¿En el cuarto de Lucía?–alzó su ceja.

¿Acaso estaba insinuando....?

Claramente no soy Pablo Ana. Lucía realmente no se prestaría para ser plato de segunda mesa de alguien importante para su hermana así que si me disculpas voy con mi prometida–le dije un poco molesto. 

No me molesta la forma en que me lo dijo, pero si la forma en que insinuó que yo era como Pablo cuando claramente no lo era. Yo no era capaz de hacerle algo así a una mujer, mucho menos a Mary, aunque lo nuestro sea falso.

Caminé hasta volver a la habitación y entre con cuidado para no levantarla aunque sabía que tenía el sueño un poco pesado. Puse mi regalo sobre la mesa del comedor y el otro lo puse en la cama en la esquina que yo dormía. Me acerque a ella para levantarla pues aunque sabía que estaba plácidamente dormida y me gustaría dejarla debía levantarla para llevarla abajo antes de las nueve.

Mary–la llamé–Mary, vamos, levántate.

Está se quejó un poco y se dió la vuelta en la cama. Rodé los ojos.

Mary, levántate–la moví un poco.

Esta abrió sus ojos un poco. Se volteo de vuelta para poder mirarme y comenzó a tallarse los ojos.

Prometido Falso Where stories live. Discover now