09| ¡No me toques!

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¡Mary! ¡Mary! ¡Levántate!–escuché que me llamaban mientras mi cuerpo rebotaba sobre la cama.

¿Qué pasa?–gruñí mientras abría mis ojos y veía a Juan Pablo dar saltos sobre la cama– ¿Cuantos años tienes? No eres un niño que está levantando a su madre–me quejé–Madura.

Quien habla de madurez, la que corre por la playa para que su prometido la atrapé–me dijo riendo.

Ayyy....cállate–gruñí.

Vamos levántate que me aburro aquí adentro–me pidió.

¿Y qué quieres? Te sirvo de payaso o qué–le dije abriendo mis ojos.

Odio que me levanten y más cuando ayer llegamos tan cansados. Me ponía de mal humor levantarme de golpe.

¡Agh! Sabes que tienes un millón de cosas que no soporto de ti–me dijo mirándome.

Bien pues no quiero escuchar mis defectos–le dije dándome la vuelta y volviendo a cerrar mis ojos.

Me voy, voy a desayunar porque tú eres una sangrona–me dijo.

Me vale–le grité.

Sentí como el hueco a mi lado de la cama tomó nuevamente su lugar. Grito algo, luego la puerta se abrió y se volvió a cerrar. Abrí mis ojos y comencé a reír. Juan Pablo 0 y Mary 1. Me senté en la cama y encendí la televisión. Puse un documental Hawaiano. No estaba en mi idioma pero los paisajes que enseñaban estaban bastante hermosos y hasta algo inspirador.

Abrí mi maleta sobre la cama y busqué algo bueno que ponerme el día de hoy. Había visto un poco de la ciudad ayer, pero hoy planeaba caminar por los alrededores del hotel. Al final solo saqué el traje de baño que planeaba ponerme y unos shorts. Fui directo al baño para darme ducha rápida. Salí de vuelta encontrándome con que Juan Pablo aún no llegaba.

Me senté en la terraza que podía ser mi lugar favorito del cuarto de hotel. La vista desde aquí era hermosa. El cielo azul claro, el sol de fondo, las grandes palmeras, las aves, el ruido del mar, todo. Empecé a cerrar mis ojos de vuelta pero el sonido de alguien tocando en la puerta me hizo abrirlos de nuevo. ¡Que flojera! Yo no me iba a levantar estoy demasiado cómoda.

¡Adelante!–le grité–Juan Pablo si eres tú y has tocado para que salga a verte te a salido mal mi amorcito. Eres demasiado malo en arreglar las cosas conmigo–solté una risa.

Creo que no soy Juan, pero si Pablo–mi risa se detuvo de repente y me congelé por completo.

Miré a mi lado y este ya estaba parado junto a mí. Lo miré a los ojos y ví como una sonrisa se forma en su rostro.

¿Qué....qué quieres?–le pregunté.

Podemos hablar, necesitamos hablar. Creo que ya es hora de que hablemos, por favor–me dijo este comenzando a acercarse.

Me levanté de golpe y comencé a caminar de espaldas para tratar de alejarme de él. Puse mis manos en frente para que no se acercara.

¡Detente! Yo no quiero hablar Pablo, no ahora. Soy feliz y no quiero amargarme contigo–le dije.

¿Enserio quieres a ese tipejo? Vamos Mary tú siempre me amaras a mí, lo decías–me dijo intentando volver a acercarse.

No, ¡Por favor! Pablo. Solo déjame quieta–le dije intentando calmarme.

Mary, tranquila. Tampoco es que te voy a hacer daño. Solo he venido a traerte mi regalo–me dijo.

No Pablo, no me tienes que dar nada, no necesito un regalo tuyo–le dije rápidamente– Solo vete antes de que llegue Juan Pablo.

Prometo que sera rápido–me dijo.

Este saco del bolsillo de su chaqueta una cajita negra envuelta en un lazo blanco. Me extendió la mano, dude por unos segundos en tomarlo, pero al final me decidí en agárrarlo.

Ábrelo, sé que te gustará–me dijo este con una sonrisa.

Quité la cinta blanca que envolvía la caja y abrí la tapa de la caja. Saqué el regalo que estaba envuelto en un papel blanco y este dejó ver una pequeña figura de cristal que formaba una mano, está tenía detalles dorados. Era la figura que le había pedido para mi cumpleaños número dieciocho.

Mi vista comenzó a nublarse y los recuerdos comenzaron a llegar.

*Flashback*

Amor, mira es la mano que te hablaba el otro día. ¿Recuerdas? Te comenté que eran figuras que le regalas a una persona que realmente quieres, es como una promesa de vida. Mi favorita es la mano–le sonreí–Tal vez luego de nuestro compromiso te regalé una.

Pues entonces yo sí te regalaré una por qué realmente te amo y quiero esa promesa–me dijo este abrazándome.

****

Subí las escaleras corriendo. Pablo estaba por llegar. Hoy le diríamos a mis papás sobre nuestros planes de comprometernos en unos cuatro meses. Necesitaba saber que realmente estaba arreglada. No todos los días es tu cumpleaños número dieciocho. Pare en el espejo del pasillo y me mire.

Mis risos estaban bien, mi rostro estaba perfectamente maquillado, mi tiara aún estaba en su lugar y mi traje blanco no tenía ninguna arruga.

Abrí la puerta de mi habitación y mis ojos querían salirse. Miré al suelo donde yacía la figura que le había pedido sobre su camisa de botones que le había comprado hacia un mes. Lo miré a él y luego a....

*Fin flashback*

No...no...no....no–le dije.

Mis manos temblaban y la figura estaba por caerse. No podía hacerme esto. La figura cayó a el suelo rompiéndose en pedazos y intenté volver a cogerla, pero no pude recoger todos los pedazos.

¡Mary! ¡Mary! ¿Qué te pasa?–me pregunto Pablo intentando acercarse.

¡No! Suéltame–le grité–No me toques. Aléjate Pablo.

Mary tus manos, déjame ayudarte–me decía pero podía oírlo, pero no verlo.

No, no, no, no–le dije–Déjame, aléjate. ¡Suéltame!

¿Qué diablos pasa contigo? ¡Aléjate de ella! ¡No la toques!–escuchaba decir a alguien, pero no podía reconocer la voz–Aléjate de ella, no la toques. Mary escúchame. ¿Me oyes? Mary dame tus manos anda.

Sentí como me movían y tomaban mis manos. Intenté alejarlas, pero no pude. Era como estar congelada. Cerré mis ojos y los volví a abrir. Frente a mi estaba Juan Pablo que me miraba a los ojos y tenía sus manos sobre mí.

¿Estás bien Mary?–pregunto en un susurro.

Negué con mi cabeza.

¿Qué me pasó?–le pregunté.

¡No lo se! Acabo de llegar, tranquila que ya estoy aquí–me dijo apretando fuertemente mis manos.

Dile que se vaya–le pedí.

Cerré mis ojos y intenté tranquilizarme.

Todo iba a estar bien.

Nada pasaría.

Los recuerdos no podían volver a atormentarme.

No otra vez.

Prometido Falso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora