Capítulo XLII El nacimiento

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Lizzy estaba en la sala de parto y William en la sala de espera. Charles, Jane Charlotte la Sra. Reynolds y Brandon junto a él.

Los Bennet en París intentando volar a Londres , Georgiana viajando en auto con Michael y el bebe.

El parto se había adelantado casi cuatro semanas, algo normal para embarazos múltiples según el doctor, Will se sentía fatal, recordaba los últimos días, lo único que lo reconfortaba era pensar en la última hora junto a Elizabeth, necesitaba hablar y decidió hacerlo con Charlotte era la única que lo entendería realmente.

_Me he comportado tan mal estos días, no le he hablado a Elizabeth por lo de la caída y otras cosas_ dijo sosteniendo su cabeza, mirando el piso casi sin voz.

_No debes preocuparte, Lizzy es así, debe tener a alguien que le haga pisar la tierra William, has hecho lo correcto, es incomprensible que no pueda darse cuenta que subida a una silla tratando de buscar libros infantiles podía caerse, está muy bien lo que has hecho, le servirá para pedir ayuda, si nadie le dice nada, ella cree que puede con todo, la Sra. Bennet la conoce bien en ese sentido y aunque es bastante insoportable en eso, no exagera ¡Elizabeth toda la vida ha creído que puede con todo! Se arriesga, es audaz, pero eso no es cierto, nadie puede con todo _ Charlotte hablaba pausado, no criticaba a Elizabeth, decía lo que pensaba, era algo que muchas veces había hablado con ella personalmente, Lizzy algunas veces era infantil y creía estar en lo cierto hasta que algo límite le pasaba y le hacía dar cuenta que se equivocaba.

_Me haces pensar, es cierto lo que dices, ella es audaz, por eso se ha arriesgado a estar conmigo, pero a la vez es obstinada no logra aceptarme del todo, no acepta la ayuda de casi nadie, ¿qué haremos con tres bebes sin nadie que nos ayude? Yo no sé hacer nada de bebes_ Will estaba realmente alarmado.

_Eso no sucederá William, debes quedarte tranquilo, ella en cinco minutos cuando note que nada de lo que quiere hacer es posible solucionará las cosas, Lizzy es inteligente y resuelta, por ahora funcionaban solos, déjala vivir sin dormir un par de noches y tendrás un desfile de empleados en la casa en una semana.

_Eso sí, le gusta dormir_ Will sonreía.

_Es su punto débil, jamás la he visto dormir menos de diez hora al día, bueno algunas veces en esos meses en que te conoció y así estaba, de pésimo humor, déjala, eso resolverá todo_ Charlotte hablaba tranquila, conocía a su amiga desde su nacimiento, estaba segura de lo que decía.

William estaba más tranquilo y decidió acercarse a la Sra. Reynolds.

_ ¿Es normal tanta espera?_ parecía asustado.

_Es normal, en unos minutos saldrán por esa puerta y te pedirán que los acompañes, te vestirán de doctor para entrar al quirófano. Debes estar tranquilo porque si no logras dar esa apariencia no te dejan entrar, hoy los nervios son todos de Elizabeth ¿entiendes?

William suspiraba y entendía, pero su cuerpo no entendía lo que su razón podía comprender perfecto, él quería tener esos bebes desde mucho antes de haberlo sabido de manera consciente, era un deseo de toda su vida, tener hijos, jugar con ellos, disfrutar de sus cosas, lo había sentido siempre y logrado pensar y hacer consciente hacía poco menos de un año, luego de conocer a Elizabeth, pero la teoría era siempre más simple que la práctica.

La puerta se abrió una enfermera lo llamó, él se acercó, ella con brillo en su mirada que brindaba tranquilidad le dijo :

_Entraremos aquí, se pondrá esto y solo si es necesario lo haremos salir de la sala de operaciones, será una cesárea, ella está bien, con anestesia, se siente tranquila, no tiene dolor, los bebes están bien, el doctor nos espera.

El sueño de William DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora