Capítulo XXIII Una mirada atrevida en navidad

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El almuerzo de navidad había resultado divertido para Lizzy, había entablado una charla con Anne y su novio que era de lo más ocurrente, ellos había estado en una travesía por el amazonas y como Lizzy y William viajarían de luna de miel a Brasil se habían entretenido hablando de ese país y de otras aventuras del sujeto. También había ocupado su tiempo con Georgiana y David el compañero de Will de la universidad era muy apuesto y educado se manifestaba sinceramente feliz de ver a su amigo a punto de casarse, él hacía dos años había perdido a su esposa tras una larga enfermedad y de apoco se reponía de la fatalidad, mucho no habían hablado del tema pero lo notaba triste.

Un comentario de la Sra. Corine la esposa de Mathieu Mac Gregor el amigo del padre de William que habían llegado luego de las doce a la mansión, había inquietado a Lizzy, antes de sentarse a la mesa, la Sra. se había acercado a Will y le había dicho con desenfado:

_¡Finalmente te han cazado!, ¿ esperaste tanto, no pudiste esperar unos años más?

Luego se había reído como si tal cosa con una desfachatez propia de la gente de clase alta que desprecia al resto de los mortales. No podía decirse precisamente que la Sra. Corine tuviera estilo, ni mucho menos decoro, era lo más parecido a Caroline Bingley con treinta años encima de sus pies, pero Lizzy se había sorprendido, había escuchado el comentario e intentado disimular la intriga pero estaba segura que le pediría a William una explicación.

Una de las hijas de la pareja que tenía no más de veinticuatro años había sido presentada con Lizzy al llegar y la había mirado con especial insistencia durante el almuerzo, generando alguna incomodidad, distinto a la más joven que no llegaría a los veinte y era muy amable y cordial . Lizzy recordaba la mirada de la joven hacia Will unos minutos después de ser presentadas y la indiferencia de este hacía ella.

Realmente le intrigaba qué podía ser lo que había entre ellos.

Georgiana había pasado la tarde charlando con David y casi sin intercambiar ideas privadas con Lizzy más que algún gesto referido a lo guapo que se veía David y lo buen hombre que parecía, pero era notable que la joven Mac Gregor, aprovechaba cada momento que tenía para mirar a Will y ponerlo incomodo. Hasta había logrado en un momento que haga su gesto de viejo enojón que cada día era más imperceptible.

Mientras Lizzy se preparaba para descansar ya que a las veinte volvería a reunirse en el salón, Will entraba en la habitación para cambiarse, había decidido ir a jugar al tenis con David, Mathieu y Dorothie , eso a Lizzy la sorprendió.

_ ¿Irás con ella?_ le dijo sin medir sus palabras, hubiera querido morderse la lengua pero las palabras habían sido dichas.

William la miró asombrado y le respondió:

_ ¡Me gustaría que vengas conmigo pero no te gusta el tenis!, ¿no entiendo lo que te sucede?

Lizzy aprovechó el comentario y le dijo:

_Escuché el comentario de su madre sobre que te cazaron, la verdad no me pareció oportuno, vi las miradas_ su tono de voz denotaba enojo y frustración, Lizzy estaba mezclando sus emociones, la navidad sin sus familiares, sus amigas lejos, sentía que iba a llorar.

_ ¿No sé por qué te ocupas de los comentarios de la gente?, en general no piensan antes de hablar, creo que es algo que debes cambiar, no me interesa en absoluto que la hija de Mathieu me mire, es algo que hace desde siempre, que su madre crea que me han cazado, menos, a esa señora  no le debo mis respetos. No me conoces aún.

Lizzy se sentía una tonta, pero él no era del todo inocente, con ella se hacía el seguro, pero no había reaccionado como ella hubiera querido con la Sra. Corine o con son hija Dorothie.
Se recostó y dejó de hablarle, unas lágrimas rodaron por el costado de sus mejillas y se las secó, intentando esconderlas, sintió haber tenido muchas emociones juntas para un solo día, quería descansar.

El sueño de William DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora