Capítulo XXXVIII Dibujar y amarte

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Will estaba desvelado, luego de cenar habían vuelto al hotel, decididos a descansar para viajar temprano de regreso a Londres. Después de las caricias y el más puro amor que siempre que lograban estar solos fluía entre ellos Lizzy dormía, y él viendo que pasaban de las once de la noche y no podía conciliar el sueño decidió levantarse.

No habían hablado del tema de la mudanza, él no sabía en qué lugar vivirían al llegar a Londres Si bien  Elizabeth había elegido la casa Bennet, y él se había invitado ahí la noche anterior, pero eso a Will no le terminaba de convencer. Le faltaba espacio a esa casa, al menos cien metros cuadrados en donde desplegar su estudio, de repente  tenía una excelente idea en mente; y cuando las ideas de un creativo surgen es mejor no dejarlas escapar, pensó y buscó lo necesario para dejar plasmado en un papel lo que iba surgiendo.

Teniendo en cuenta lo excelente arquitecto que era, habiendo aprendido de los mejores, él jamás elegiría una construcción nueva en donde vivir. Amaba los materiales nobles y el estilo victoriano para las fachadas y creía en la restauración más que en la nuevas construcciones. Los lugares que más le agradaban eran los que conjugaban las novedosas tecnologías con las tecnologías de la antigüedad, él era todo un clásico y la casa Bennet le había parecido desde siempre muy acogedora.

Se encontraba sentado en un escritorio de la habitación del hotel haciendo  dibujos sobre un anotador, se sentía inspirado. Necesitaba más papel y un mejor lápiz y recordó que tenía algunas cosas en el maletín de su auto y se retiró a buscarlo.

Una vez de regreso y habiéndose topado con dos mocosas que los chistaron en el pasillo se escondió en la habitación. Era él o qué demonios pasaba con las mujeres que de repente estaban tan efusivas con él. Sintió incomodidad, era automático, jamás había tenido problemas con las mujeres en cuanto a atraerlas, pero parecía que el estado civil "casado" lo ponía en un lugar de " deseado por todas" y eso le parecía desagradable e irrespetuoso. Todo lo que quería era tener un bebe con su mujer, que ella se sienta cómoda y amada y en ese momento poder crear algo, que se convirtiera en su nueva casa.

Pensaba en lo importante que era estar en un lugar que a ambos les agrade, y tenía grandes, pero muy grandes proyectos, aunque temía que alguien no los aceptara.

Dibujó toda la noche, eran casi las seis de la mañana cuando el trabajo estaba terminado. Se trataba de una casa de tres plantas, similar a la actual casa de Elizabeth, pero con un tercer piso, espacio en donde emplazaría su escritorio con un toilette amplio, una amplia sala de estar, tres habitaciones en el segundo piso, y un baño completo. Si bien ni se comparaba con su casa, era todo lo que ellos necesitaban para vivir mientras esuviera solos. Hasta había un espacio en donde Lizzy podría trasladar sus objetos de decoración actualmente guardados en el garaje.

Elizabeth se despertó luego de siete horas ininterrumpidas de sueño y lo observó concentrado, sonriente, parecía que hablaba solo, se decía y desdecía, borraba detalles, volvía a dibujar.

_ ¿Pero qué haces? _ le dijo sonriendo.

_Dibujo nuestra casa_ respondió él feliz y sorprendido, se lo veía agotado, con ojeras pero entusiasmado.

_ ¿Estás loco?, ¿de qué hablas? , ¿no has dormido?_ Elizabeth estaba recuperada y él aún no se había acostado.

_ No he dormido _ dijo Will dejando el dibujo sobre el escritorio y terminando de hacer unas anotaciones.

Se recostó,  la abrazó dijo dos o tres palabras y se quedó dormido profundamente. Elizabeth durmió junto a él un par de horas más , cuando despertó pasadas las ocho de la mañana apagó las alarmas que estaban a punto de sonar y sin hacer ruido se movió hasta el escritorio a mirar de que se trataba el trabajo de Will.

El sueño de William DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora