Durante algunas horas Lizzy ordenó cosas que había trasladado desde la mansión, sobre todo cosas del trabajo y una valija con prendas que usaría esa semana, la mayoría de las cosas que tenía en la casa de William eran de esa nueva vida y a ella le parecían tétricas, Jane ordenaba la ropa en el cuarto de Lizzy, mientras ella y Tris acomodaban objetos en el garage para el próximo lunes y Tris se dió cuenta que algo faltaba:
― Elizabeth me imagino que mudaremos el sótano a algún lugar, no podemos prescindir de esos objetos, son tuyos, ya hemos firmado veinte contratos contando con esas cosas me acabo de acordar que mañana alguien tendrá que ir porque falta una lámpara de pie.
Lizzy que no había tenido en cuenta eso y no le interesaba en absoluto, le iba bien en el trabajo y todo había mejorado luego de ganar el concurso de decoración de vidrieras de la nueva temporada de primavera, por lo que no estaba preocupada por nada de eso y le respondió sin demorar:
_Ni me importan esos cacharros viejos y anticuados de los Darcy. Espero no haya problema si se los pido, en definitiva fue un regalo, pero no me interesan en lo más mínimo, alquilaremos como antes de conocer a William, mi vida no comenzó con él.
Jane que se había acercado abrió los ojos y miró a un costado escondiendo su gesto de sorpresa, Tris escuchó atenta y ambas guardaron silencio, Lizzy parecía otra persona, superada de todo y sin preocupaciones. Ambas sabían que eso no duraría mucho y que ellas serían las únicas que se ocuparían de servir de paño de lágrimas cuando Elizabeth se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Jane palmeó a Tris sabiendo que ella sería quien se ocuparía ese día, se había convertido en una hermana menor a esas alturas y estaba sola porque Ed recuperado de una quebradura de brazo que le había impedido presentarse por meses en recitales estaba nuevamente de gira.
― ¡Lizzy dejé todo ordenado, tengo que buscar a Charles para ir a almorzar!, bajemos las últimas cosas _ dijo Jane que había terminado con lo suyo, buscaría a Charles en el club y juntos irían a almorzar.
―Gracias por tu ayuda Jane, te debo una― contestó Lizzy esforzándose para que no se note su angustia. Sintió una puntada en el corazón que la hizo temblar, los ojos se le enrojecieron, dejó la canasta de pompones que estaba acomodando y se sentó en el piso del garage, secó algunas lágrimas que no pudo impedir que caigan sobre sus mejillas, respiró profundo y lloró en silencio. Estaba sola. Tris había salido apurada para retirar las últimas cosas al auto y eso le permitió pensar en lo que estaba haciendo. Se sintió morir, cómo haría para vivir sin Will, se preguntaba, él no la perdonaría por esto, pero tampoco era opción quedarse en la mansión. Ella no podía vivir con siete personas que no conocía de observadores continuos de su vida. No podía y no podía, no era algo que ella pudiera tolerar, lo había intentado de mil formas, ella vivía sola desde los diecinueve años, viajaba por el mundo, estudiaba en universidades enormes con miles de personas, pero vivía sola. Will y sus hijos podrían vivir con ella, las demás personas no. Lo máximo que podría tolerar era alguien que se ocupara de la casa mientras ella trabajaba como tenía su amiga Charlotte. Pensó en ella, la llamaría de inmediato para contarle lo sucedido, así podría controlar la angustia y pensar en qué hacer durante el día para pasar ese primer momento, lo único que creía de la frase de William de la mañana era en eso de que la magia no existía ya entre ellos y que a ella tarde o temprano le dolería terriblemente esta decisión.
Jane había vuelto preocupada y la miraba desde la puerta.
_¿Me has oído?_ dijo con suavidad.
_Claro, ya dejaba esto e iba a despedirte, te agradezco, ve con tus cosas, estaré bien.
_Me preocupo y no diré nada, pero habla con Will, me pones en el medio de todo esto, Charles se enojara conmigo por haberte ayudado a escapar.
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El sueño de William Darcy
RomanceWilliam Darcy, un reconocido arquitecto inglés, viaja a Londres por negocios. Bastante confuso despierta una calurosa mañana de julio de 2017 en su departamento de Oxford Street. Sentía ruidos atípicos, todo parecía andar muy rápido, tenía...
Capítulo XXXVI La magia no existe
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