_¿ Crees que debo mudarme contigo porque sueñas que me muero?

_Debes mudarte conmigo porque te amo_ A veces William era tan contundente en sus expresiones que Elizabeth sentía que le faltaba el aire_: ¿Sigues ahí?

_Si, aquí_dijo Lizzy con un hilo de voz que denotaba el estada de extrema vulnerabilidad en la que la dejaban   esas palabras.

_¡Necesito verte!_continuó él desentendiéndose de ese estado que era completamente perceptible y que alimentaba su ego de una manera implacable,  estaba aprendiendo a ser humilde.

_Quieres venir? Saldré a las 11.

_ Iré, quiero hablar contigo.

William cortó el teléfono y sin demorar se dispuso a buscar su auto.

Llevaban más de un mes de relación, las cosas iban suficientemente bien como para pensar en vivir juntos a la brevedad, William no tenía la presión del casamiento por parte de sus familiares, ya que su único familiar mayor  era su tía Lady Catherine de Bourgh, internada en un psiquiátrico especializado de Alemania en trastornos compulsivos del orden y la conducta, había tenido un episodio maníaco, al enterarse que su hija Anne estaba enamorada del domador de caballos de su estancia. Desde ese momento nunca había vuelto a ser la misma, pasados los meses había adelgazado una barbaridad, Anne insistía en su amorío, Lady Katherine no le hablaba a nadie, porque había decidido no dirigirle la palabra a ningún mortal, ya que había llegado a la disparatada conclusión de pensar que nadie se merecía su palabra,  más que ella misma, la decisión de internarla había sido tomada por su primo mayor el coronel Firwilliam, Will, Georgiana y Anne, para que al menos la atendieran en sus necesidades básicas, ya que se hacía imposible sobrellevar una vida a su lado. 

La elección del psiquiátrico  alemán había sido indeclinable de la propia enferma,  que en un estado de lucidez mental había encomendados a sus apoderados legales que registraran en su testamento  que aceptaría de propia voluntad la internación de ser necesaria para su salud si esta era en Alemania , en donde había nacido la psicología, ya que  ella tenía que tener a su servicio los primeros y los mejores tratos de especialistas, se lo merecía por ser  una dama de eleva estirpe y condición.

¡Delirios de grandeza!,  pensaba William que había consultado el tema con su terapeuta, asustado por ver en lo que se había convertido su tía.

Will no sentía obligación de formalizar y Elizabeth había aceptado probar su amor viviendo juntos por un tiempo en el departamento de Oxford Street.  

Pensarían en el casamiento durante la  primavera siguiente.

Los padres de Elizabeth estaban de acuerdo en principio, por ser el noviazgo tan reciente, siempre y cuando eso no fuera por mucho tiempo. La Sra. Bennet que no soportaba que a su hija se la trate como una concubina, le había comentado a la Sra. Lucas en confidencia, que consideraba que el tal Darcy, era muy egoísta con su hija, creyendo que podía tratar a la personas como objetos, y que ella pensaba que su hija, con lo malcriada y  consentida que era culpa de  su padre,  no podía ni ponerle un límite a ese hombre  arrogante y demostrarle al mundo lo moderna que era, cuando en realidad era una ridícula solterona de treinta, sin anillo ni hijos.

La Sra. Lucas, le había comentado con dolor el comentario de la Sra Bennet a Charlotte, que ante semejantes dichos, había prohibido a todos en su casa hablar y hacer comentarios sobre Lizzy y Darcy. Charlotte no contaba con el genio del pequeño William, que tenía una inteligencia brillante, y un oído y una boca de tamaño feroz, por lo que una tarde mientras paseaban por el parque y el jugaba entretenido, había decidido hacerle todo tipo de comentarios y preguntas a Elizabeth sobre el tema, demostrando saber sobre todo el cotilleo sobre el tema del no casamiento de la parejita, en los que estaban inmersos los Lucas y los Bennet por detrás de Elizabeth.

El sueño de William DarcyМесто, где живут истории. Откройте их для себя