Capítulo XVII San Miguel

Começar do início
                                    

Las cosas como saben no quedarían así, Jane demorada en sus mil tareas atravesaba la puerta a destiempo encontrándose con su enamorado, que no podía dejar de admirarla para la profunda envidia de medio salón, y a los dos minutos los esperados de Manchester, Georgiana y William, impecables, ella junto a esposo, un guapo pero indiscreto sujeto de Manchester, no muy acomodado económicamente. Will tenía un abrigo negro que hacía que se sus ojos se vieran más azules su piel más blanca.

Saludaron a los Bingley, Georgiana se acercó a Elizabeth sin dudarlo, atrayendo a William a seguirla por cortesía y todos se saludaron con amabilidad, William volvió a su sitio, pero Georgiana se quedó junto a Elizabeth demostrando especial interés en charlar con ella.

_¡Estas preciosa! _ Le dijo sonriendo con una desmedida alegría.

_Gracias, tu también ¿cómo has estado?_ Elizabeth sonaba tranquila.

_Bien con mil tareas, es posible que nuestra familia se agrande, no sé si Will te lo ha contado, estoy embarazada _confesó Georgina ruborizándose.

Nadie podía escucharlas ya que había cada vez más gente en la iglesia y aun no hacían silencio.

_No he hablado con él, ¡Me alegra tanto, pequeña, te lo mereces!_ Lizzy sonaba feliz.

_Es temprano para contarles a todos sobre el embarazo, te ruego tengas reserva. Sabía lo de William _ Geogiana hizo una pausa, había en ella la mezcla perfecta entre la prudencia y la indiscreción, que impedía que nadie pudiera enfadarse cuando se entrometía en temas privados_,  ¡ha estado pésimo Elizabeth!, tú debes saberlo, aunque él se enoje conmigo por contártelo! Me prometió que te llamaría para hablar, yo sabía que  mentía, pero he intentado confiar en él, ha pasado unas semanas fatales, estamos en Londres, los ataques han vuelto, tuvimos que volver a preparar la casa de mi padre, en Kensington Palace Garden, ya que el departamento para todos era incómodo.

Elizabeth la escuchaba atentamente, mientras movía los dedos de una de sus manos sobre el respaldo del asiento de la iglesia,  el movimiento era  nervioso e ininterrumpido, parecía que tocaba frenéticamente el piano, pero ahí no había ningún instrumento.

Darcy a unos metros de distancia,  tenía su vista clavada en el movimiento que ella hacía, sin que ella lo supiera ya que desde su ángulo no podía verlo.

Georgiana decidida a terminar su relato continuó:

_ Está la Sra. Reynolds con nosotros, mi marido por unos días y dos o tres personas más ¿Podré verte para hablar más tranquila?_ Georgiana sonaba apenada.

_Podremos hablar, te llamaré_Lizzy intentó calmarla.

_¿Lo prometes?_ imploró con el tono de voz.

_Claro niña, no debes preocuparte en tu estado, te llamaré muy pronto.

Elizabeth no podía creer, cómo William podía preocupar así a su hermana sabiendo en el estado en que se encontraba, era completamente egoísta, al instante una discusión se trababa en su mente; él no era consciente de lo que le pasaba, no era egoísta, ¿o sí?, suspiro largamente, ¿por qué todo tenía que ser tan complicado con "Darcy"?

Georgiana había vuelto a su lugar al lado de su hermano y de su esposo,  Lizzy había girado su cabeza para verla, encontrándose con los ojos de Will  por unos segundos,  mirada que la hizo  sonreír, ¡se sentía  una estúpida!, sonriéndose con la mirada de Darcy,   lo peor era que estaba completa y absolutamente desesperada por abrazarlo, quería secuestrarlo de la iglesia y protegerlo de su maldito carácter. Se veía tan guapo con ese abrigo oscuro que Lizzy se desesperaba. 

Giró la cabeza nuevamente, y la gracia del señor la acompaño, porque el sacerdote y otros miembros de la iglesia se dispusieron a comenzar la ceremonia, mientras Lizzy suspiraba sin poder hacer otra cosa. Pasaron unos minutos mientras entre canto y salmos se entretuvo en otro tema.

El sueño de William DarcyOnde as histórias ganham vida. Descobre agora