Capítulo 32 - ÚLTIMO | Maratón de emociones

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Tengo listas palomitas y soju para el maratón cuando escucho el sonido de los botones de la cerradura. Me tenso por un momento antes de recordar que seguramente es Jiyong. Escucho cómo se quita los zapatos y los deja en la entrada antes de llegar a la sala, donde me encuentro con la laptop en el regazo mientras trabajo un poco.

Mi novio trae dos bolsas con jajangmyeon en una mano y una botella de vino en la otra.

—Yah... Tendré que guardar el soju —le digo con una sonrisa juguetona mientras cierro la laptop y la hago a un lado.

Me regala una sonrisa pero no me responde. Deja las bolsas del jajangmyeon sobre la mesa y se sienta en el sofá. Me acerco a él para acurrucarme contra su cuerpo, pero se mantiene rígido lejos de mí. Tampoco me besa.

—¿Qué películas veremos? —pregunta tratando de sonar más relajado, pero puedo ver por la manera en la que mueve nerviosamente los dedos de sus manos que está todo menos eso.

—¿Pasa algo? —quiero saber mientras frunzo el ceño.

Veo pánico en sus ojos y me comienzo a sentir inquieta.

—No pasa nada, cariño. Lo prometo.

Besa mi cabeza para calmarme y después inicia rápidamente la película. Su última acción me da a entender que no quiere hablar más del tema.

Yo no puedo poner atención a la película.

Jim Carrey dice cosas que suenan muy lejanas y los colores de la pantalla son demasiado borrosos. Lo siento moverse para abrir su paquete  de comida y ni siquiera puede sostener los palillos sin temblar.

El aire es pesado y la tensión está en su punto máximo. Ni siquiera me mira cuando comienzo a trazar figuras invisibles con mi dedo índice sobre su muslo para iniciar algo más.

Vamos.

¿Qué maratón de películas entre un chico y una chica en realidad se trata de prestarles atención?

Ya un poco fastidiada y con el ego herido, me alejo de su cuerpo lo más rápido que puedo. Me inclino hacia delante para tomar mi caja con comida y acerco mis rodillas al pecho, en un esfuerzo inconsciente de dejarle claro a Jiyong que estoy enojada con él.

Como todo dentro de la caja y prosigo a tomar una de las galletas de la fortuna que venían con la comida. Casi espero que la frase "Tu novio no te hablará durante un día entero" aparezca escrita en el pequeño papel dentro de la galleta.

Pero aparece algo que me paraliza.

Tengo que pestañear varias veces para asegurarme de haber leído correctamente.

"Deja de ser tan terca y múdate conmigo. Quiero despertar a tu lado todos los días."

Estaba escrito a mano y tenía varios corazones rodeando las letras.

Volteo a verlo sorprendida. Él me mira con una sonrisa nerviosa. Se pasa una de las manos por su cabello, sin apartar su mirada de mí.

—¿Qué dices, Meg?

Yo estaba muda.

¿Era por eso que estaba tan raro?

—¿Es por eso que estabas tan nervioso, Jiyong-ah?

—¿Tú no lo estarías?

No pude evitar sonreír. Me acerqué a él para darle un besito en los labios.

—Estoy tan aliviada de que sólo fuera eso.

—¿"Sólo eso"? Meg, me estoy deshaciendo de los nervios...

De nuevo, los nervios y mi diversión de verlo tan alterado me hacen soltar una carcajada. No puedo evitar subirme a su regazo y besarlo. Toma mi rostro entre sus manos y con sus pulgares acaricia mis mejillas.

—Contéstame, cariño —dice mientras se humedece los labios y me mira directamente a los ojos. La vulnerabilidad que veo en ellos hace que mi corazón se agite.

—Claro que sí, Jiyong-ah.

Ni siquiera me deja terminar. Se levanta conmigo y me lleva hacia la cama de la habitación. Comienzo a sentir un cosquilleo en el fondo de mi estómago, expectante de lo que estaba a punto de pasar.

Pero casi comienzo a patalear cuando sale de la habitación.

—¡Yah! ¡Regresa aquí!

Lo escucho reír desde la sala. Regresa unos minutos después con las manos detrás de la espalda.

¿Ahora qué sorpresa se sacará de la manga?

Camina lentamente hacia mí, mordiéndose el labio como G-Dragon suele hacerlo. Admito que ese gesto hace que mi piel se erice. Se acuesta a mi lado y estira uno de sus brazos para poner su sorpresa a la vista.

Se me llenan los ojos de lágrimas.

Es el anillo con el diamante más bonito que he visto. Es delicado, sencillo...

Demonios.

Casi olvido la propuesta que viene con el anillo.

—¿Creías que sólo era lo del apartamento lo que me tenía así? —susurra mientras se incorpora lentamente y me extiende una de sus manos para que lo imite.

Él se baja de la cama y se pone de rodillas.

¿Se pueden sentir tantas cosas al mismo tiempo?

—Jiyong-ah... —comienzo a decir en un intento de verbalizar lo que siento, pero no puedo producir una oración coherente en mi mente.

Lo que sí puedo producir son lágrimas.

—Sé lo que nos espera, Megan. Sé lo que tendrás que pasar si aceptas lo que te estoy a punto de pedir... Pero te amo. Te amo desde que te mudaste a mi vecindario. Y ahora, más de veinte años después, a pesar de lo que hemos pasado juntos, te puedo decir que te amo aún más. Quiero pasar el resto de mi vida despertando a tu lado, quiero consentirte todos los días, quiero besarte y tenerte entre mis brazos para siempre. No podría vivir sin tu manera de reírte de mí, de ponerme en mi lugar y traerme de regreso a la tierra —hace una pausa para tragar saliva. Observo como su manzana de Adán sube y baja por su garganta—. Quería pedirte esto en nuestro próximo aniversario, pero aquí, mientras comemos jajangmyeon y vemos películas, somos más nosotros mismos que en una cena lujosa... Sé que ahora estoy divagando porque estoy nervioso. Pero me callaré ahora y te preguntaré, cariño, en este mismo instante: ¿quieres casarte conmigo?

Mientras soy una maraña de emociones y mis lágrimas no dejan de correr, quiero decirle tantas cosas.

Quiero decirle que estoy dispuesta a todo mientras esté con él. Quiero decirle que siempre hemos estado unidos más allá de lo físico, aún cuando me saca de quicio. Quiero decirle que deseo verlo disfrutar de la vida todos los días. Quiero decirle que lo amo con todos mis fuerzas. Pero todo eso sólo puedo concretizarlo en la palabra que sale de mi boca:

—Sí.

Besa mi mano después de colocarme el anillo. Me abraza y me besa, no me suelta ni cuando va hacia la cocina para abrir la botella de vino que trajo consigo. El sabor de su boca me embriaga. El olor de su piel me hipnotiza. La comodidad de sus brazos me reconforta.

Todo se sentía tan bien. Tan correcto. Las chispas en mi piel lo confirmaban al igual que la manera en la que mi corazón late desbocado.

Jiyong es el hombre de mi vida. No hay duda.

¿Quién hubiera pensado que alguna vez estuve dispuesta a olvidarlo?

No me olvides | G-DragonWhere stories live. Discover now