Capítulo 14 | Loco

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El regreso a casa es muy silencioso.

Por no decir incómodo.

Él no deja de mirar hacia adelante y yo me muevo incómoda en el asiento del copiloto. Pretendo estar dormida durante ratos pero mi cuerpo saca chispas así que no puedo hacerlo.

Subo el volumen de la radio para tratar de acabar con la incomodidad, pero cuando empieza a sonar BODY de Mino la atmósfera se vuelve aún más insoportable.

Con cada minuto que pasa, Jiyong toma con más fuerza el volante hasta el punto en el que sus nudillos resaltan aún más de lo normal.
La luz del semáforo se pone roja y pasa sus manos a través de su cabello. Después, lleva su mano izquierda a la parte trasera de su cuello y lo mueve en círculos, como si estuviera dándose un masaje para relajarse.

¿Por qué está así?

¿Fue porque casi le ruego que me bese?

—¿Estás enojado? —pregunto tímida volteando en su dirección.

Él me ignora completamente, pero cuando el semáforo se pone en verde, pisa el acelerador y toma la ruta hacia mi casa. Llegamos más rápido de lo normal y entra con el auto hacia el estacionamiento del edificio. Debido a la hora, todos los lugares están llenos así que se estaciona en la parte más lejana al elevador central que lleva hacia los departamentos.

Cuando apaga el motor y se desabrocha el cinturón de seguridad, la radio se queda en silencio.

—No, Meg. No estoy enojado —dice después de un rato—. No contigo.

—¿Entonces qué pasa? —pregunto mientras me volteo para encararlo.

—No puedo decirte —admite mientras me mira fijamente. Sus ojos oscuros están algo llorosos.

Mi corazón se hace pequeño.

¿Qué es eso que lo hace sufrir tanto?

Instintivamente, lo primero que hago es desabrochar el cinturón de seguridad para tener más movilidad. Me muevo hacia su lado, sin importar nada, así que me siento sobre su regazo para abrazarlo fuertemente.

—Entonces no lo hagas. Sólo no quiero que estés triste, Jiyong-ah.

Sus manos, antes en cada lado de su cuerpo, suben para rodear mi cintura con agarre firme. Cuando me alejo de él para volver a mi asiento, me retiene ahí no soltándome en ningún momento. Coloca un mechón de cabello que cubría mi ojo izquierdo detrás de mi oreja con delicadeza. Su enojo ha pasado tan rápido como llegó.

—Hace un rato, cuando estábamos en Monkey Museum, me llamaste oppa. Tus labios se mueven de una manera muy tierna cuando lo dices —declara con una sonrisa en el rostro. Ante su comentario, no puedo evitar humedecer mis labios de manera instantánea—. Me gusta mucho —confiesa sonrojándose. Yo lo miro con ternura. Toma mi barbilla con su mano y utilizando su pulgar comienza a delinear mis labios.

¿Por qué hace tanto calor? ¿Por qué me falta el aire?

Tomo su mano que estaba en mi boca entre las mías y comienzo a besar la punta de sus dedos y sus nudillos con ternura. Él tiene los ojos cerrados mientras disfruta de la sensación. Pronto su mano se convierte en su muñeca y después en su antebrazo, poniéndole especial atención a sus tatuajes. Sigo mi camino hasta su hombro y su cuello, en donde me tomo mi tiempo en las alas que lo cubren.

Su respiración se agita más con cada centímetro adicional de piel que hace contacto con mis labios. Beso su mandíbula que no tiene ni un rastro de vello, lo cual admito me decepciona un poco; rodeo sus labios de más besos hasta besar sus ojos con cariño mientras tomo su rostro entre mis manos pequeñas. 

¿De dónde estoy sacando toda esta valentía?

—¿Ya estás mejor? —pregunto en voz baja cuando me vuelvo consciente del lugar en donde estamos y de nuestra situación.

Jiyong responde negativamente a mi pregunta agitando la cabeza.

—Ahora estoy loco.

Ni siquiera me da tiempo de procesar sus palabras.

Cuando junta sus labios con los míos, éstos reconocen con familiaridad los suyos. Se mueven con gentileza, a diferencia de nuestro primer beso. Sus manos sujetan mi cintura con fuerza y me acomoda de manera que mis piernas estén a cada lado de sus muslos para estar más cómodos en tan reducido espacio.

Chispas, fuegos artificiales y mariposas.

¿Así es como se siente besar a la persona que amas?

Nuestros labios se mueven tan lento y con tanto temor que al cabo de sólo unos segundos se consumen por completo las reservas de aire de mis pulmones.

Me separo de inmediato para tomar aire y para mirarlo a los ojos. Su corazón late muy rápido y sus pupilas están dilatadas. Se acerca de nuevo para darme un besito. Y otro. Y otro. Y otro.

Sonrío al igual que él y ahora rodeo sus hombros con mis brazos para mantenerlo cerca. Vuelvo a besarlo pero esta vez con más ansiedad. Atrapa mi labio inferior con sus dientes y lo jala suavemente hacia él.

Mi cabeza está en las nubes y las ventanas del auto comienzan a empañarse. No sé cuánto tiempo estamos así, sólo estoy segura de que mis labios están tan hinchados como los suyos. Toda yo puede hacer combustión en cualquier momento.

—Creo que será mejor que salga del auto —susurro divertida sobre sus labios.

—Sí, estoy de acuerdo —dice sonrojado.

¿Desde cuándo es tan tímido?

Abre la puerta del conductor para que pueda bajar con más facilidad. Cuando mis pies tocan el suelo mi cabeza comienza a dar vueltas. Jiyong también sale del auto y posa una mano en la parte baja de mi espalda mientras caminamos hacia el elevador. Retira su mano para apretar el botón y mi piel comienza a sacar chispas en donde habíamos hecho contacto. Entramos en la caja metálica con las manos entrelazadas y salimos de ahí de igual manera. Caminamos hacia mi puerta y nos encaramos.

—Será mejor que me vaya —dice jugando con los dedos de mi mano de manera nerviosa.

—Ya no desaparezcas tanto tiempo —pido mirándolo fijamente a los ojos.

Él se acerca a mí sin soltar mi mano y con la otra que tiene disponible acerca mi rostro al suyo.

—Si me vas a besar así cada vez que lo hago, entonces desapareceré más seguido —admite con una sonrisa juguetona. Yo lo golpeo suavemente en el hombro.

—No te consideres tan afortunado, Jiyong-ah. Es tu regalo de cumpleaños.

—Aish ¿Tendré que esperar otro año? —pregunta haciendo un puchero.

Yo asiento mientras trato de contener una sonrisa.

—Nos vemos luego, oppa.

Tecleo el código de la cerradura y abro la puerta. Cuando doy un paso dentro de mi hogar, siento como si una burbuja se hubiera reventado en mi interior.

La magia había acabado.

Lo último que veo de Jiyong es como sus ojos se vuelven más serios mientras observa mis movimientos.

A partir de ahora, sólo hay una cosa segura:
ya no hay marcha atrás.

No me olvides | G-DragonWhere stories live. Discover now