Capítulo 7 | Fantasía

4.9K 383 54
                                    

Si antes había mentido, ahora la vida estaba poniendo todo en su lugar: tenía la peor fiebre del mundo.

No me considero una persona enfermiza. Mi sistema inmune es tan fuerte que puedo pasar años sin siquiera un dolor de cabeza o de estómago, pero ahora parece que se ha quebrado por completo pues el cuerpo me duele tanto que no puedo ni siquiera levantarme de la cama. Me siento mareada por el dolor de cabeza y estornudo como si mi vida dependiera de ello, al punto que las cajas de pañuelos a mi alrededor comienzan a apilarse.

Y lo peor de todo es mi voz.

No puedo pronunciar bien y ahora suena como si un monstruo viviera dentro de mí. Muchas veces me habían hecho cumplidos acerca de ella, que era femenina, aguda pero no chillona y bastante placentera al oído. Ahora no quedaba ni rastro de ésta. Los pocos sonidos que salían por mi garganta eran horribles. Mi mamá trajo ayer sopa y una pequeña pizarra para escribir cualquier cosa que quisiera, lo que agradecí eternamente con tal de no tener que escuchar mi horrible voz de nuevo.

Ahora estoy en la cama, viendo un documental sobre animales. Hace algunos años, mientras todavía eran trainees, Youngbae y Jiyong habían venido a mi casa a ver películas, pero como el reproductor de VHS no había funcionado tuvimos que ver la televisión. Pasamos todo el día viendo documentales de ese tipo gracias a Youngbae, que insistió demasiado debido a su amor a los animales. Terminé con una pequeña obsesión por ellos, sobre todo cuando los veía con él, pues me explicaba todo tipo de datos curiosos que hacían todo más fascinante.

De repente, mi celular emitió el sonido de una campana. Era un mensaje de Mino.

"Noona, escuché que estás enferma. ¿Está todo bien?"

Sonrío y después estornudo. ¿Cuándo dejará de preocuparse por mí?

"Mamá vino a cuidarme el día de ayer. Estoy bien, gracias por preocuparte"

"¿Aún sigues teniendo el mismo código?"

No contesto el último mensaje. Sé que tan sólo en unos minutos él estará aquí conmigo, cuidando de mí. Me siento nerviosa. No quiero que me vea así ni mucho menos que piense que esto significa algo más. Porque no puedo darle más. Escucho el sonido de las teclas y la puerta abierta. Después, la puerta de mi habitación se abre y veo al hombre parado frente a mí, un hombre que he conocido durante años.

Jiyong.

—Veo que aún te gustan los documentales —dice con una sonrisa. ¿Cómo puede estar tan tranquilo después de lo que sucedió hace unos días? Yo sigo sin poder olvidarlo.

"¿Qué haces aquí?" escribo en la pizarra. Estornudo fuertemente y me estiro para tomar un pañuelo, pero Jiyong acerca el paquete a mí y se sienta a mi lado. Toma la pizarra de mis manos y yo protesto. Usa otro pañuelo para limpiar mi mensaje y comienza a escribir.

"Tu mamá me pidió que pasara por aquí un rato"

"Gracias por venir, pero no necesito que me cuides" escribo, poniendo la pizarra justamente frente a su rostro para que lo pueda leer con claridad. Me molesta que actúe como si ese beso nunca hubiera pasado. Además, el dolor de cabeza está matándome. Tengo sentimientos encontrados. ¿Realmente quiero que hablemos de ello? ¿A qué nos llevaría?

—Deja de pretender, Megan. Estás enferma. Te ves igual de linda que siempre pero necesitas una ducha y comer algo caliente —dice con un tono serio y autoritario. El vello facial que crecía arriba de sus labios y por toda su barbilla hacía que quisiera pasar mi mano por su rostro para sentir la sensación del cosquilleo en mi piel. ¿Además me llamó linda? Diablos, quiero besarlo de nuevo.

El dolor de cabeza me hace valiente. Acerco mi mano a su rostro y mi piel siente el cosquilleo que había deseado. De nuevo, esa sensación de chispas brotando de mi piel invade todo mi cuerpo. Jiyong me mira directo a los ojos tratando de decirme algo pero no puedo descifrarlo. Me acerco un poco más y no hace ningún gesto de querer alejarse. Finalmente, me acerco lo suficiente para que el calor de nuestros cuerpos se vuelva uno. Mi respiración está agitada y la de él también. Ignoro el nudo de mi garganta y lo beso.

Nuestros labios se impactan y disfruto de su textura sobre los míos. Su vello me provoca cosquillas y una pequeña sonrisa se forma en mi rostro. ¿Pero qué estoy haciendo? ¡Puedo contagiarlo! Me alejo rápidamente y lo miro asustada. Él gruñe en protesta, me toma de la nuca y vuelve a juntar nuestros labios. Esta vez, soy yo quien comienza el beso. Nuestros labios se mueven en sincronía y no me permito quedar paralizada. Mis manos acarician su cuello, delineando su tatuaje; se enredan en su cabello, profundizando el beso y se aferran a su pecho para sentir que todo esto es real. Su olor fresco me embriaga y no quiero separarme de él. Muerde mi labio y doy un pequeño brinco, lo que hace que él sonría y me tome entre brazos. Todo mi cuerpo duele cuando me levanta pero lo soporto porque en ningún momento deja de besarme.

Se separa de mí y quiero protestar como niña pequeña.

—Vamos, preciosa. Debes darte una ducha —dice divertido mientras me sienta en el inodoro y va hacia la bañera. ¿Cómo me llamó? Dios mío.

Quiero decirle que me siento mareada pero no me animo a escuchar mi voz. Él comienza a llenar la bañera con agua caliente y rocía algunas sales en ella mientras lo miro trabajar. Admiro como la playera gris que trae puesta se amolda perfectamente a su cuerpo mientras se encuentra arrodillado preparando todo. Cierra la llave del agua y se seca las manos. Después se acerca a mí y besa mi frente.

—Iré a calentar un poco de la sopa de ayer.

Sale del baño y cierra la puerta tras de él. Siempre había sido caballeroso y atento. Recuerdo la ocasión en la que rentó todo un boliche el día de su cumpleaños número veintitrés e invitó a todos sus amigos para festejar. Toda la noche había estado tan pendiente de mí que a veces me daba vergüenza que lo hiciera frente a todos, no pude evitar sonrojarme. Justo como lo hago ahora. Sin embargo, mientras me meto a la bañera y siento como el agua caliente relaja mi cuerpo, no puedo evitar pensar en ese mismo día.

Esperen.

El atuendo de ese día es exactamente el mismo que trae puesto hoy.

Jiyong nunca repite outfits.

Cuando despierto, Mino me mira desde arriba con el rostro lleno de preocupación. Estoy cubierta de sudor y me siento muy caliente. Empiezo a ver borroso y siento que me voy a desmayar, no sin antes escuchar una voz del otro lado de la habitación ordenando que debían llevarme al hospital de inmediato.

No me olvides | G-DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora