Capítulo 21 » pt. 1 | Escalofríos

3.8K 291 66
                                    

Sentir que los días duran más de veinticuatro horas es algo que no le deseo a nadie en el mundo.

Sólo quieres regresar a tu cama a dormir un poco, sin saber si lo que ocurrió durante todo el día fue real o sólo producto de tu imaginación.

Las semanas que pasan después de aquella pelea durante su concierto en Seúl sólo puedo sentirme de esa manera. Me atasco de trabajo hasta la coronilla con la esperanza de que estando ocupada el día pase más rápido.

—Retirarán los cargos en unos días y podrás salir de aquí pronto —le informo a la persona del otro lado del vidrio con la mejor sonrisa que puedo.

—¿De verdad? —pregunta aquél hombre joven mientras coloca sus muñecas esposadas sobre la mesa para inclinarse y estar más cerca del vidrio que nos separa.

—Claro que sí. Pronto podrás estar con tu esposa de nuevo —digo para alentarlo.

Sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas y no para de agradecerme hasta que salgo de la habitación.

Miro el reloj que marcan las ocho de la noche cuando me formo en la fila para subir al autobús que me llevará a casa.

¿De verdad apenas son las ocho?

¿Está todo bien? —pregunta una chica detrás de mí.

Su pregunta y su aspecto me desconciertan un poco. Volteo para encararla y lo primero que se me viene a la mente es que mi aspecto, aún en mi situación, no es tan malo como el de ella. Está demasiado pálida, su cabello maltratado tiene las puntas de color rosa y las ojeras en su rostro son muy prominentes. Su actitud es algo nerviosa y no para de ver hacia todos lados menos a mí.

No puedo evitar pensar que yo debería preguntarle lo mismo.

Estoy a punto de hacerlo, pero el autobús llega a la parada, así que sólo asiento levemente antes de que la fila comience a avanzar. Cuando ya estoy adentro y tomo asiento, busco a la chica por todo el vehículo pero no la encuentro. Estiro el cuello para buscarla por la ventana, pero comenzamos a avanzar y pierdo de vista la parada.

Durante el trayecto, trato de sacudirme los escalofríos que me ha provocado aquél encuentro. De hecho, cuando llego a casa y escucho que tocan a la puerta, no puedo evitar sobresaltarme hasta que escucho una voz muy familiar.

—¡Soy yo, noona! —escucho decir a Mino de manera enérgica.

Suelto el aire que contuve durante unos segundos y sacudo la cabeza, tratando de alejar mis pensamientos de aquella chica. Abro la puerta e inmediatamente soy atacada por sus brazos, que me rodean tan fuerte que me quedo sin aire.

—No puedo respirar —me quejo mientras me suelta, asustado.

—Lo siento —dice mientras se sonroja—. Es sólo que no pensé que estuvieras en casa tan temprano.

—Últimamente he estado muy cansada —miento descaradamente.

"Cansancio" no es el término exacto para definir mi situación.

Aish... ¿Cuántas veces te he dicho que no debes trabajar tanto?

—Aún no son suficientes —respondo con una pequeña sonrisa—. ¿Qué te trae por aquí? Tú tampoco estás en casa tan temprano.

—En realidad... —comienza a decir mientras se rasca la nuca, apenado—. Quería hablar contigo sobre algo.

—¿Sobre qué? —pregunto curiosa mientras cierro la puerta detrás de él y nos sentamos en el sofá.

No me olvides | G-DragonWhere stories live. Discover now