Capítulo 16 | La noche más larga

4.6K 349 27
                                    

La noche me parece más larga que nunca. No sólo porque he estado pensando en lo sucedido entre mi mejor amigo y yo, también porque recibo una llamada urgente sobre un caso en Busan apenas había puesto mi cabeza sobre la almohada.

Cuando tomo el autobús de regreso a casa ya casi es medio día y cuando por fin entro a mi edificio la falta de sueño hace que mis pies se sientan más ligeros que nunca. Cuando inserto el código en la puerta para finalmente descansar y dormir, noto a la persona que está frente a mi puerta.

Jiyong está sentado en el suelo con la espalda recargada en la pared. A su lado tiene un paquete de pollo frito dentro de una bolsa de plástico.

El único problema es que está profundamente dormido.

Me arrodillo para estar a su altura y me acerco a su rostro para darle un beso en la mejilla. Él se levanta de inmediato, sorprendido y agitado. Yo no puedo evitar reír mientras lo ayudo a levantarse.

—¿Qué haces ahí sentado? ¿La vida de idol no deja lo suficiente y tienes que convertirte en vagabundo de vez en cuando? —pregunto bromeando mientras abro la puerta y lo invito a pasar.

Él sigue aún poco confundido por el sueño y no puedo evitar desear internamente poder usar su brazo como almohada mientras duermo.

—Aish... Entonces este vagabundo se comerá todo el pollo él solo.

—Ni se te ocurra —contesto bromeando mientras comienzo a poner la mesa para comer.

Mis ojeras pueden estar peor que las de Seungri por falta de descanso, pero mis ganas de estar con él son más grandes. Jiyong está del otro lado de la habitación conectando su celular a la bocina para poner algo de música. Lo admiro por un momento mientras él está concentrado en su tarea. Se ve tan feliz y radiante que su sonrisa es como la de un niño pequeño.

—Una foto te durará más —dice juguetón sin despegar la vista del celular. Yo doy un pequeño brinco por haber estado tan perdida en mis pensamientos.

—Tienes razón. Lo mejor sería que ya no nos veamos y utilice las fotos tuyas en internet para recordarte de vez en cuando.

Él se ríe, haciendo ya su particular gesto de cubrir su sonrisa con el dorso de su mano. Nos sentamos a comer en silencio con la música de fondo, pero yo sólo jugueteo con el pollo mientras él lo come ferozmente.

—¿Después de besarnos vas a ponerte tímida conmigo, Meg? —pregunta mientras saborea un hueso.

Yo casi me atraganto.

—¿Por qué lo dices? —pregunto nerviosa mientras le doy un sorbo al líquido de mi vaso.

—Ambos sabemos que puedes comer tanto como yo, pero ahora apenas y has tocado el pollo.

—No es eso —contesto sonrojada—. Es que no he dormido para nada.

—¿Te llamaron en la noche? —pregunta preocupado. Yo asiento—. ¿Y por qué no me has mandado al carajo? ¡Necesitas dormir!

Se levanta de inmediato pero lo detengo poniendo una mano sobre la suya. Comienzo a acariciarla con mi pulgar y eso lo relaja un poco.

—Tranquilo, Jiyong-ah. Aún puedo aguantar un poco más —digo mientras examina mi rostro durante un largo rato. Trato de sonreír, pero me siento tan cansada que no puedo hacerlo.

—Entonces necesitas comer.

Pone algunos pedazos de pollo en mi plato y comienzo a comerlos lo mejor que puedo. Estoy tan ebria de sueño que cuando me doy cuenta, el hombre frente a mí me está cargando hacia mi habitación. Me recuesta sobre la cama y me cubre con las mantas.

—No te vayas —le pido tomando su mano cuando se da media vuelta.

Voltea a verme, tratando de buscar algo que sólo él sabe. Finalmente, suelta un gran suspiro y me acompaña debajo de las cobijas. Inmediatamente busco el calor de su cuerpo, así que pronto me tiene acurrucada a su lado. Aspiro su aroma y me pongo cómoda contra su cuerpo. Casi lo oigo sonreír cuando comienza a acariciar mi cabello y a peinarlo detrás de mi oreja.

—Sólo hasta que te quedes dormida —susurra por lo bajo.

Sigue con una de sus manos en mi cabello y con otra acaricia mi mejilla con el pulgar. El contacto de su palma caliente en mi rostro se siente tan bien que suelto un ruidito de satisfacción.

Me acerco todavía más a su cuerpo y sin pensarlo enredo nuestras piernas para sentirlo más cerca. Levanto el rostro para verlo y él me devuelve la mirada, pero tiene su ceja izquierda levantada y una sonrisita juguetona por lo que acabo de hacer. Inmediatamente me sonrojo y me cubro con las cobijas, apenada. Escucho su risa y después lo tengo dentro de las mantas con su rostro a centímetros del mío, respirando el mismo aire caliente.

Aigoo, si tan sólo no estuvieras tan cansada... —susurra mientras no aparta la mirada de mí.

—¿En qué estás pensando, pervertido? —pregunto tratando de despavilarme.

Definitivamente esta plática me está quitando el sueño.

—Linda, la pregunta aquí es en qué no estoy pensando —contesta con una sonrisa descarada que debo admitir me encanta.

Saco las fuerzas de donde puedo y lo golpeo en el hombro, pero él me toma de la muñeca rápidamente y la lleva a su cuello. Después, una de sus manos va hacia la curva de mi cintura y pasea su mano de arriba a abajo por mi costado.

Cuando me doy cuenta, ya nos estamos besando. Nuestros labios son como imanes difíciles de separar. A diferencia del beso que nos dimos en su auto, este beso es juguetón y torpe. No es un beso por necesidad de dejar claro algo contenido, es más bien uno por el placer mismo que éste conlleva.

Me permito a mí misma disfrutar del sabor de sus labios, de sentir su textura y de poder estrujarlo contra mí hasta que el aire se vuelve demasiado caliente, así que aparto las cobijas y salimos al exterior. Siento que todo mi cuerpo saca chispas en cada lugar de mi cuerpo que sus manos descubren. Puedo sentirlo sonreír y reírse cada vez que suspiro con su toque.

El calor entre nuestros cuerpos se vuelve cada vez más intenso, hasta el punto en que nuestros rostros están cubiertos por una fina capa de sudor. Me separo lentamente de él y lo detengo poniendo mi pulgar sobre su labio inferior, cuyo borde tiene un leve color rosado después de besarnos por tanto tiempo.

Sus ojos tienen un brillo especial y no exageraría diciendo que está radiante de felicidad. A veces, Jiyong es tan malo escondiendo sus sentimientos que es muy fácil leer su rostro.

Este es uno de esos casos.

—¿Cómo es que todos estos años me he resistido a esto? —susurra más para sí mismo que para mí. Toma una de mis manos y la entrelaza con la suya.

—Yo tampoco lo sé —contesto más dormida que despierta. Mis párpados se vuelven más pesados que nunca.

—Descansa, preciosa —susurra en mi oído, dándome un suave beso detrás de este.

Ni siquiera tengo tiempo de emocionarme sobre lo que acaba de pasar.

Sólo sé que lo tengo a mi lado cuando me quedo profundamente dormida.

No me olvides | G-DragonWhere stories live. Discover now