Capítulo 44.

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Llegamos a mi apartamento y coco sale disparado a mí, tiene la urgencia de bajarse de mis brazos para salir corriendo ahora a donde está David, él lo toma y lo acaricia.

- Tú irás a comer, y tal vez doble -sube y baja sus cejas rápidamente -yo quedé con hambre, así que me prepararas un buen sándwich por mis servicios del Rey del closet.

- Lo bueno es que la comida se te va a ese buen culo que tienes.

- Eso me dicen nena. ¿Alguna idea en mente de cómo vestirte? Para saber que escojo.

- Lo llevaré a un lugar relajado, nada de restaurant lujosos porque no va conmigo.

Pienso en una vestimenta casual, no pienso ir a un lugar elegante donde tienes que estar sentada derecha y fingir clase, y ni hablar de las ridículas porciones de comida que sirven.

» Tenía pensado algún vestido, con o sin chaqueta, pero el dilema es que no quiero llevar tacones.

- Bueno, ahorita se está usando bastante los vestidos con zapatos tipo Converse, tu déjamelo a mí, y yo te dejo la cocina.

- Que machista sonó eso - vuelca sus ojos, y como es de costumbre, se va a mi habitación con coco en manos.

Enciendo una hornilla y coloco un sartén para empezar a cocinar las tiras de pollo.

Al pan le echo salsas, tomate, lechuga, alfalfa y un poco de tocineta, más el pollo que ya está listo.

¿Es un buen sándwich, no?

David sale de mi habitación y se sienta en la silla alta de la isla.

- En tu cama está el atuendo, dúchate mientras yo como.

- Si papá.

- Papacito -dice y me guiña un ojo.

Ya es costumbre colocar el teléfono en las bocinas del baño, así que entro a la lista de reproducción de Rihanna y comienzo a ducharme.

Me esparzo crema de vainilla por todo el cuerpo, cuando termino, me siento sobre la alfombra peluda al frente del espejo para maquillarme, el cabello me lo dejare suelto, estoy esperando que se seque.

David sí que tiene buen gusto, estoy ya vestida con un vestido ajustado de algodón, con una sudadera amarrada en mi cintura, y zapatos deportivos.

David sí que tiene buen gusto, estoy ya vestida con un vestido ajustado de algodón, con una sudadera amarrada en mi cintura, y zapatos deportivos

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Guardo todo lo necesario en un pequeño bolso de lado cuando mi teléfono suena por una llamada entrante.

- ¿Si?

- Mm, esto sonará un poco homosexual, pero... ¿Qué me pongo? No sé qué ponerme, si casual o que.

- Casual - rio- nada elegante.

- Entonces terminare de vestirme.

- En 5 minutos salgo por ti.

- ¿No hay manera de que yo te busque e ir en mi auto?

- No, mi cita, mis reglas -suelta una sonrisa ronca.

- Como tú digas, nos vemos. -cuelgo.

Salgo de la habitación y David está fregando el plato, mientras coco juega con el ruedo de su pantalón.

- La zorra de mami tendrá una cita hoy, recemos para que no la arruine -dice mirando hacia abajo.

- Te estoy escuchando -canturreo.

- Esa es la idea. Mi taxi ya viene en camino. ¿Bajamos?

- Si, ya estoy lista.

Me roció perfume, comienzo a mascar una goma de menta y salimos, no sin antes dejarle todo a coco, su envase de agua, y papel dentro de su corral.

Cuando saco el auto del estacionamiento David sigue afuera esperando su auto, así que salgo y me coloco a su lado.

- Que tengas una buena cita princesa -dice mientras me arregla el cabello.

- Tampoco es que tengo 15 y voy a mi primera cita.

- Es que creces tan rápido -se lleva las palmas de su mano a la mejilla y finge limpiarse una lágrima.

- Tonto -le golpeo el hombro.

Su taxi llega y se va dándome dos besos en cada mejilla, me subo al auto y le aviso a Aaron que ya voy en camino. Esta vez coloco la lista de Bruno Mars, suerte que a esta hora no hay tanto tráfico.

Mientras espero que abran el portón principal me veo por el espejo retrovisor, verifico que ningún mechón de cabello este fuera de su lugar.

- Señorita, por segunda vez le digo que ya puede entrar -se escucha que dicen por el intercomunicador.

- Oh, disculpe -escucho una risa del otro lado.

Literal me tengo que limpiar la baba cuando bajo del auto y veo a Aaron recostado en el umbral de la puerta principal, en una mano lleva su teléfono y la otra cruzada tomando su gran brazo.

Lleva un pantalón negro, con un suéter gris, y zapatos deportivos, la gorra negra lo hace lucir más masculino de lo que es.

Alza su vista hacia mí y sonríe por algún motivo en mi rostro también se dibuja una sonrisa... será una buena noche.

Dulce Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora