Capítulo 32

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Allison

—Oh por Dios, oh por Dios—comencé a llorar y a llorar. Era él, realmente era él, Andy, mi Andy, mi hermano mayor.

—Ya, ya rubia, no llores o me harás llorar a mí también—dijo de rodillas a mi lado con los ojos cristalizados. Sujeté con fuerza su abrigo y me obligué a mí misma a mirarlo.

—Dime que eres real, por favor dímelo—supliqué aún abatida por el llanto. Lagrimas comenzaron a salir de los ojos de Andy y este me abrazó con fuerza.

—Lo soy Ally, soy real, tú eres real, este momento es real—dijo mientras acariciaba mi cabello con gentileza.

Intentaba no llorar, intentaba no ser débil, intentaba no parecer una niñita de 6 años. Pero no podía, ver a mi hermano era lo último que me faltaba para ser completamente feliz, estar con Andy es lo que me hace ser completamente feliz.

—Te extrañé tanto—dije en un susurro.

—Yo también rubia—respondió.

—¿Y por qué nunca me escribiste?—me separé de él, ahora encarándolo.—Te escribía a diario, nunca obtuve respuestas. Prometiste que nunca me dejarías y además de que te alejaron de mí nunca supe de ti.—limpié mi nariz con mis manos, intentando callar mis sollozos. Andy me miraba estupefacto, como si no entendiera lo que ocurría.

—Siempre te escribí—dijo, bastante dolido.—Lo hacía una vez en semana, cuando se me era permitido, siempre las enviaba y cuando llamaba a mamá para preguntar por ti me decía que estabas molesta y que no querías saber nada de mi—negó debatido—Creo que mi error fue creer en ella—se sentó en la acera y tapó su rostro frustrado.

Lo miré por un instante. Le creo. Sé cómo es mamá, sé que odiaba que nos lleváramos tan bien. Sé que odiaba que nos apoyáramos mutuamente porque así ella no tenía control sobre nosotros. Pero sobretodo, le creo porque es mi hermano.

Me senté a su lado, y apoyé mi cabeza en su hombro. No dijimos nada, solo observábamos la carretera, la oscuridad de la noche. Escuchábamos el viento soplar, veíamos las hojas caer. Era simplemente perfecto.

—Lo siento—se disculpó, interrumpiendo el calmado silencio.—Lamento no haber regresado por ti. Es solo que temía que ya no me quisieras, que me rechazarías. Creo que me convertí en un cobarde como pap...

—No te atrevas a terminar esa frase Andy Peter Snow—amenacé y el comenzó a reír.—No eres nada como papá, y jamás lo serás.

—Pero te dejé allí Allison, con ellos. Te hice una promesa y la rompí como si no importara.

—Está bien Andy, ya pasó—dije con sinceridad.—Al comienzo, si, estaba un poco molesta...

—¿Un poco?—preguntó levantando una ceja.

—Bueno, muy molesta—reí al igual que él—Pero luego de un tiempo, dejó de importarme, al igual que todo a mi alrededor—susurré, tocando discretamente mis muñecas, intentado ocultar mis dolores.—Fueron tiempos difíciles, no era la misma y jamás lo volvería a ser, pero tenía que aprender a quererme, a querer a mi nuevo yo—sonreí con nostalgia.—Todo era un caos, hasta que conocí a los chicos más maravillosos del mundo—me dirigí hacia mi hermano mayor.—5 Seconds of Summer, salvaron mi vida Andy. Gracias a ellos dejé de hacerme esto—le mostré mis muñecas y él cerró los ojos con dolor.

—No sabes cuánto lo siento—dijo, aún con los ojos cerrados. Pude ver algunas lagrimas resbalando por sus mejillas.—Fui un pésimo, pésimo hermano al no volver por ti al instante en el que pude irme de aquel odioso lugar. Mamá y papá cancelaron todas mis cuentas y no tenía dinero, ni a dónde ir, no me parecía una buena idea ir a buscarte para vivir debajo de un puente ¿sabes?—limpió su nariz haciéndome reír un poco.—Quería acoplarme, quería conseguir empleo, un lugar, quería independizarme por completo. No fue tarea fácil, pero después de un año lo conseguí.—Andy me miró con orgullo—Tengo empleo, tengo un apartamento y...—se sonrojó un poco—una bonita novia que está estudiando leyes.

—¡Al fin idiota! ¡Pensé que me quedaría sin sobrinos!—exclamé haciendo reír a Andy.

—Tonta—dijo revolcando mi cabello rubio.

—¡Ey!—reí.

El sol ya había comenzado a salir. Habían pasado al rededor de cuatro autos en lo que va de la mañana. Y aunque no había dormido más de 3 horas, no me sentía para nada cansada. Estaba feliz, muy feliz.

—Oye—llamó mi atención Andy. Yo dirigí mi mirada hacia él—Se que estoy demasiado tarde para esto, pero...—sonrió de lado—¿Qué te parece vivir conmigo? Ya sabes, como en los viejos tiempos.

Abrí mis ojos a más no poder. Estaba atónita, sorprendida. No podía creerlo. No podía creer que estaba a punto de abandonar el infierno el cual siempre fui obligada a llamar hogar.

Me lancé a Andy y lo abracé con fuerza.

—¿Debería de tomar eso como un sí?—preguntó riendo.

—Absolutamente—reí.

—Bueno, andando entonces—dijo levantándose de la acera. Yo lo seguí.

—Oye Andy—lo llamé. Este bajó su cabeza para verme.—¿Cómo me encontraste? ¿Cómo supiste que estaba en Australia?

—Bueno, no creas que pasas desapercibida estando con una banda famosa—dijo riendo.—Vi un post en Twitter, eres sensación.

Ay mierda.

—Genial—murmuré con sarcasmo—Otra cosa. Antes de ir a tu caverna de hombre—lo vi rodar los ojos—¿Podemos ir a casa de Michael? Necesito buscar mis cosas, y necesito informarle que estoy bien.

—Claro, tú solo dirígeme.

—Genial.

Recuperando a 5SOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora