Capitulo 17

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—Listo, cariño, ya estás seca— dice Beatriz esbozando una pequeña sonrisa tierna, mientras frota el cabello de la niña con una toalla. Katy hace una mueca triste como respuesta—. ¿Qué ocurre linda?

— ¿Es mi culpa que Sara esté herida?— pregunta la niña con un pequeño puchero en sus labios.

—Dime, cielo, ¿Qué fue lo que ocurrió?— pregunta Beatriz mientras la baja de la cama para ponerla de pie.

La niña le cuenta a Beatriz todo lo que puede recordar antes y después de caer al río, el miedo que sintió de perder su muñeca, luego caer y tener que sujetarse de las ramas del árbol, sin saber qué hacer para salir de ahí, cada que vez que intentaba salir sentía que la corriente la arrastraba. La mujer asiente con la cabeza, comprendiendo la situación de la pequeña mientras termina de vestirla para volver a la fiesta. Casi la pierde por un tonto descuido y eso la hace sentir fatal; ella es la culpable de todo lo ocurrido.

Mientras tanto, afuera de la habitación, Marcus ha tenido que retirarse para ir a su apartamento a cambiarse de ropa, mientras que Susan y Mell se cambian en casa de Beatriz. Los invitados de la fiesta tratan de ignorar la extraña situación disfrutando de todo el convivio, mientras la mamá y suegra de Beatriz discuten sobre el tema de la elección que tomó la misma.

—Pero, mi muñeca sigue sucia— dice la niña haciendo un puchero mientras observa su muñeca.

—Tranquila, cariño, se la daremos a Amalia para que lave, ya verás, quedará bien limpia— sonríe para tranquilizarla, la niña la observa por cuestión de segundos antes de regresarle el gesto y lanzarse a sus brazos, envolviendo a la adulta con un tierno abrazo.

—Gracias— dice apartándose del abrazo, besa su mejilla con ternura mientras juega con el cabello de Beatriz, quien la observa a los ojos.

—Gracias a ti por darme la oportunidad de vivir esto de nuevo— responde la mujer con ojos cristalinos. Sabe que la niña no entiende a qué se refiere, pero para ella es muy importante decirlo. —. Ahora, volvamos a tu fiesta, cielo.

Al bajar las gradas, tomada de la mano de la niña, observa a Susan dándole de comer dulces a Mell en la sala principal. Ambas han tenido que cambiarse de ropa, al igual que Katy. Quiere saber cómo se encuentra la pequeña, por lo que se acerca a ellas.

— ¿Todo en orden?— pregunta viendo a la joven madre y a su hija.

—Sí, ya todo está bien— responde Susan esbozando una enorme sonrisa.

— ¿Han recibido alguna llamada del hospital?— pregunta un poco angustiada por la salud de la menor. Susan niega con la cabeza.

—La niña está bien... Solo le harán algunas puntadas— la voz causa que todas se sobresalten por la sorpresa, y ambas se giran al escuchar la voz del médico, quien las observa con una sonrisa divertida.

—Oh, qué suerte, recuérdame enviarle obsequios y deseos de que se recupere pronto— comenta Beatriz sonriendo con alivio—. Bueno, tenemos que volver a la fiesta... Y una vez más, gracias por salvarla— dice, abrazándolos a ambos a la vez, ellos le corresponden y luego se separan del abrazo. —. Los veo luego.

— ¡Vaya!, he de decirle que se ve realmente hermosa, señorita— halaga Marcus a Susan una vez que se han quedado solos con Mell. Susan sonríe y sus mejillas se sonrojan furiosamente.

—Gracias, señor Smith. Es un halago, aunque no le veo nada de especial a unos vaqueros y una camiseta de centro— responde graciosa.

—El que tú lo uses, hace que sea hermoso— comenta Marcus, viéndola fijamente a los ojos, sin ninguna pizca de duda o burla en su voz. Lo cual hace que Susan sienta escalofríos.

La Niña Del OrfanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora