Capítulo 32

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—Estaba tan angustiado— expresa el hombre mientras la envuelve en sus brazos—. ¿Cómo fue que lograste escapar?

Lentamente se separa de ella para poder apreciar su rostro una vez más. Realmente estaba angustiado, aunque los motivos de estarlo eran más por temor propio.

—Fue tan extraño— comenta mientras desvía la mirada hacia el enorme portón que la divide de su mansión—. Uno de ellos me indicó lo que debía hacer, permanecer en silencio y actuar normal, llegamos al restaurante y les dije que iría al baño...

Suspira profundo mientras aquella escena se reproduce nuevamente en su memoria. Aún puede sentir el miedo, escuchar su corazón latir con fuerza mientras se dirigía al baño buscando con la mirada alguna vía de escape.

—...al no saber qué más hacer, avancé hasta la cocina— ríe por lo bajo—. Los cocineros me observaban confundidos y lo peor de todo era que no hablaban español.

—Pero tú hablas inglés— le señala Jared, confundido ante lo que escucha.

—Sí— afirma con un poco de irritación por la interrupción—. Pero no tenía tiempo para explicarles porque entré a su cocina, debía escapar. Así que salí por la puerta trasera, por donde botan la basura— cubre su rostro con ambas manos avergonzada por aquello, aunque en su interior no para de reír al recordarlo—, el otro guardaespaldas me encontró, no sé cómo, pero me encontró. Su rostro tenía una expresión nula, como si nada de eso tuviera importancia para él, ¡y efectivamente así era!— exclama descubriendo su rostro y observando a su cónyuge con el entrecejo fruncido—. Estaba cruzado de brazos, de pronto se apartó y me hizo una seña con la cabeza para que avanzará... Todo pasó muy rápido, llegué a la calle, llamé un taxi y fui al aeropuerto.

—Vaya— exclama sorprendido—. Ellos... Ambos, te dejaron escapar— comenta viendo fijamente hacia la nada.

Y así, sin saber porqué, en lugar de sentir alivio comienza a sentir otra cosa. Un sentimiento confuso, tal vez producto de saber que estuvo a punto de al fin terminar con todo gracias a su hermano, pero los guardaespaldas de éste la dejaron ir... No sabe el porqué, pero supone que el Jared que ya estaba listo para terminar con todo, estaba ansioso por saber qué habría ocurrido si Beatriz Johnson hubiera sido asesinada en Londres.

Con esos pensamientos rondando en su cabeza, Jared ingresa a la mansión junto a su esposa, sabe que posiblemente la niña no tarda en despertar, por lo cual, debe estar presente para asegurarse de que no hable más de la cuenta, ya que una sola palabra de la mocosa podría arruinar su vida por completo.

—¿No llamaste a un médico?, ¡cómo pudiste sedar de esa manera tan cruel a una niña!— reclama Beatriz al ver el estado de la menor.

En su brazo izquierdo tiene varias marcas rojas de cada vez que Jared logró insertar la aguja, pero Katy tiraba de su brazo impidiendo que pudiera aplicar el sedante. Beatriz observa con tristeza el brazo de su pequeña, al igual que su rostro, sus párpados se ven rojos e hinchados al igual que sus mejillas.

—Estaba fuera de control, Beatriz, o la calmaba o le daría un ataque cardiaco— comenta el hombre cruzándose de brazos.

— ¿M-Ma...má?— balbucea la pequeña tratando de despertar.

Katy se siente mareada. Quiere abrir los ojos, pero sus párpados le pesan, su cuerpo entero se siente pesado y el único gesto que puede hacer es apretar la mano de Beatriz cuando ésta se sienta en el borde de la cama y toma la suya.

—Tranquila amor, todo estará bien— susurra mientras acaricia su cabello con ternura—. No te esfuerces, descansa.

—O-Osa... Mamá.

La Niña Del OrfanatoΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα