Capitulo 15

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Pedido de globos rosas y blancos. Pedido de flores, pastelillos, dulces, vasos, platos, cubiertos, galletas, chocolate... ¡Una piñata!, en cualquier fiesta para niños se necesita una piñata.

—Uff, estoy exhausta— se queja Beatriz mientras se deja caer en su silla de escritorio. Suspira profundo y comienza a girar en ella intentando distraerse.

—No me sorprende, solo a ti se te ocurre organizar una fiesta a solo seis días de anticipo— se burla Rachell mientras se sienta en la silla frente al escritorio—. Beatriz... Tengo que decirte algo— dice cambiando su tono de voz a uno más serio.

—Dime— responde sin prestarle mucha atención.

—Es sobre la mamá de Jared— continúa, ganando que Beatriz deje de girar en la silla para prestarle atención total.

—¿Que hay con ella? —pregunta enarcando una ceja y entrelazando sus dedos sobre la mesa del escritorio, tomando una postura profesional.

—Bueno... La encontré al salir de la tienda hace unos días, y ella me saludó, y me preguntó por los diseños para fiestas infantiles que llevaba en mano, E-Entonces...— no termina de hablar al escuchar el sonido de la puerta siendo abierta.

Ambas dirigen su mirada hacia la puerta y se sorprenden al ver a Katy ingresando en la oficina envuelta en su manta mientras abraza su muñeca. El corazón de Beatriz se derrite de ternura cuando mira a la pequeña adormilada caminar hacia ella.

— ¿Está todo bien nena?— pregunta con voz suave, inclinándose un poco hacia la niña.

Katy no responde a la pregunta, solamente se limita a avanzar hacia ella y una vez de frente, se sube en su regazo para sentarse sobre ella y recostar su cabeza sobre su pecho. Los ojos de Beatriz brillan de emoción mientras la envuelve en sus brazos para acurrucarla.

—¿Dejarás que se quede?

La pregunta de Rachell la saca de su burbuja, observa a su amiga y seguidamente a la niña en sus brazos. Sonríe y asiente con la cabeza.

—Se está durmiendo— dice viendo a la niña con adoración.

—¿Así que ahora ya no podemos tener una conversación entre amigas sin que ella esté presente? — pregunta Rachell algo estresada, Beatriz la observa a los ojos tratando de comprenderla—. Dile a Amalia que la lleve a la cama.

—No creo necesitar la ayuda de Amalia para esto—responde seria mientras se pone de pie con la niña en brazos y sale de la oficina.

Beatriz camina a paso lento por el pasillo, la habitación de la niña no está lejos, así que se toma su tiempo de admirarla; tan pequeña, tan inocente, tan solo una nena. Ella necesita cuidados, necesita que alguien vele por ella y le de todo el amor que necesita.

Llega a la habitación y la deposita con cuidado sobre la cálida cama, antes de cubrirla con la manta, frunce el ceño al notar que, a pesar de estar dormida, la menor no suelta su muñeca ni un segundo. Decide ignorarlo y le da un tierno beso en la frente, antes de caminar nuevamente hacia la puerta.

—Señorita Beatriz.

Frena en seco al escuchar la suave voz de la niña. Cierra los ojos con fuerza, mientras esboza una pequeña sonrisa. Ya se ha acostumbrado a que la menor la llame por su nombre, aunque muy en el fondo, ella desea escucharla decirle mamá.

—Sí, nena— contesta.

— ¿Cuando mi mami regrese, ella se quedará a vivir aquí?

— ¿Cómo?— cuestiona confundida mientras se acerca nuevamente a la cama y se sienta en el borde de esta.

La Niña Del OrfanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora