Capítulo 10

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Beatriz muerde su labio inferior paralizada en su lugar, mientras la niña hace un berrinche. No sabe qué hacer. No pensó bien en cómo decírselo.

— ¡Quiero a mi mami!— chilla la niña, su rostro refleja confusión y enojo la vez.

Eso la asusta mucho, tiene miedo de que la niña la odie.

—Nena, tienes que calmarte. Por favor, escucha...

Beatriz es interrumpida por el sonido que provoca la puerta al ser abierta con brusquedad y una voz que grita su nombre.

Marcus entra corriendo junto a Rachell, quien casualmente acaba de ingresar a la mansión. Luego de encontrarse al hombre en las gradas, ambos decidieron dirigiese a la habitación a ver a Beatriz; fue cuando escucharon los gritos de la niña.

Katy guarda silencio al notar la puerta abrirse, observa a las personas que ingresan con mucha atención. Atenida a la idea de que posiblemente su mami entre por la puerta junto a ellos.

—A-Acaba de... despertar— dice asustada sin despegar la mirada de la niña. Está pálida como un fantasma y cubierta de sudor. Aún tiene fiebre.

Katy rendida observa la puerta al darse cuenta de que su mami no ha entrado con los demás, desvía la mirada nuevamente hacia personas frente a ella; no sabe quiénes son, ni porqué esa mujer dijo que ella era su madre. Quiere salir de ahí, ella no debe estar ahí, si su madre vuelve al Orfanato no va a encontrarla.

—Quiero... quiero a mi mami, ¿dónde está?

— ¿Tu mami? —replica Rachell soltando una media risa burlona—. Tú no tienes madre, por eso vivías en un orfanato— responde molesta mientras se cruza de brazos. Solo eso le faltaba, que la niña fuera una caprichosa.

—¡Rachell!

Tanto Marcus como Beatriz le dedican una mirada de reprensión a la mujer; no pueden creer que ella fuera capaz de hablarle así a una niña pequeña.

—¡No hagas esto! No puedes hablarle así, es una nena— continúa Beatriz sintiéndose molesta con su amiga.

—Yo si tengo mamá— solloza la niña. Su labio inferior comienza a temblar, no puede contenerse y comienza a llorar desconsoladamente.

No sabe porque todo el mundo dice lo mismo y hablan como sí su mamá estuviera muerta, no lo está... La madre superiora se lo dijo.

Beatriz siente mucha pena por ella, solo es una niña. Marcus observa a Rachell con desaprobación, se siente decepcionado de ella. Nada de esto tiene sentido.

—Nena... No la escuches, solo es una mujer amargada— dice Beatriz en tono gracioso, tratando de animar a la pequeña. Permanece de pie junto a sus amigos, tiene miedo de que, si se acerca, la niña reaccione mal.

Katy la observa con las mejillas manchadas con lágrimas, Beatriz quisiera abrazarla y decirle que todo estará bien en ese momento. Ella se arrastra hacia la orilla de la cama; bajo la mirada expectante de las personas frente a ella, ya que ignora totalmente que su cuerpo está muy débil, ella no recuerda nada de lo ocurrido.

—Se va a lastimar— dice Beatriz mientras se apresura hacia la cama.

La niña se baja de la cama de un salto, ya de pie, un horrible mareo la invade con unas inmensas ganas de vomitar. Su cabeza le duele y todo a su alrededor le da vueltas; sus piernas flaquean, no puede permanecer de pie, cediendo finalmente ante los espasmos de su cuerpo se desmaya quedando inconsciente.

Beatriz, quien ya se encuentra lo suficientemente cerca, estira sus brazos para atraparla antes de que caiga al suelo. Suspira de alivio mientras la observa fijamente. Se ve tan pálida, tan débil e inocente que no puede evitar sentir que debe protegerla a toda costa.

La Niña Del OrfanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora