Capitulo 14

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Beatriz suspira cansada mientras se posa frente al gran ventanal que da una hermosa vista hacia el patio delantero de su mansión. Séptimo día consecutivo en el que la niña se la pasa todo el día afuera, sentada en un columpio bajo la sombra de un árbol, al tiempo que observa hacia el portón principal. Empieza a creer que fue una pésima idea mentirle con respecto a lo de su mamá. «Pero es que está tan pequeña», le duele el corazón de solo pensar en lo triste que se ha de encontrar la niña por la ausencia de su madre.

—¿No ha cambiado nada? —escucha la voz de Rachell y niega con la cabeza sin siquiera voltear a verla—. Comienzo a preocuparme Beatriz, creo que falta menos de dos semanas para que Jared regrese y si se encuentra con esto.

— ¿Sabes que cumplió siete años hace un mes y medio?

— ¿Y eso que tiene que ver?

—Pues... Creo que debería hacerle una fiesta, por su cumpleaños— dice apartando la mirada de la ventana para ver a su amiga, quien solamente posee una expresión fría en su rostro.

—No creo que sea buena idea, es obvio que la niña no quiere estar aquí, ¿por qué querría una fiesta? —bufa mientras camina hacia el sillón del lobby y se deja caer resoplando.

—Creo que le gustaría —continua Beatriz, volviéndose hacia la ventana. Frunce el ceño y su sangre se congela al no ver a la niña en el columpio. Rápidamente, camina a lo largo del ventanal para tener una mejor visión del patio completo; suspira de alivio al ver a la niña en los brazos de Susan mientras ellas, Mell y Alex se dirigen hacia la entrada.

Beatriz sonríe con emoción, no se contiene y avanza hacia la puerta con la intención de ir a recibirlos. Sabe muy bien que con Rachell es imposible hablar sobre la importancia de una fiesta de cumpleaños para una niña, pero está segura de que Susan lo entenderá.

—Hola, señora Johnson— la saluda Susan con alegría al cruzar la puerta con Katy en brazos, mientras Alex carga a Mell.

Ambos se han hecho muy buenos amigos desde el día en que las ayudó a mudarse a un apartamento. Alex es un joven tierno, gracioso y muy infantil; y eso le ha encantado a la niña, aparte, él es el encargado de recogerla para llevarla a visitar a Katy a la misión.

—Hola, Susan. Ya te lo dije, llámame Beatriz— le recuerda la mujer sonriendo con amabilidad.

—Gracias, Beatriz— esboza una pequeña sonrisa —. Katy, ¿por qué no vas a jugar con Mell a tu habitación? —pregunta mientras la deposita sobre sus pies.

La niña asiente tímidamente mientras toma la mano de Mell, y ambas se dirigen hacia las gradas para subir juntas a la habitación y jugar un rato.

Susan y Beatriz las observan hasta que desaparecen de su campo de visión. Luego de eso, Beatriz la invita a pasar al lobby para que puedan platicar más tranquilas. Al avanzar hacia el lobby, Susan se topa con la mirada frívola de Rachell, quien suelta un bufido y continúa concentrada en su teléfono, Susan baja la mirada y continúa su camino hasta sentarse en el sofá junto a Beatriz.

—Aww, Beatriz. Eso sería muy lindo de su parte, creo que a Katy le encantaría— responde Susan ante la idea de la fiesta a la menor.

—¿Tú crees que se divertirá? —pregunta Beatriz un poco dudosa.

— ¿Claro que sí, a qué niña no le gustaría una fiesta?

—Tal vez a una que se la pasa esperando a su mamá muerta, ¿no creen?— comenta Rachell con disgusto.

Susan muerde su labio inferior y baja la mirada con tristeza, la muerte de su amiga es algo que aún le duele, a pesar de que llevaba un año sin saber de ella. Beatriz odia cuando Rachell se comporta así. —Rachell, no comiences con eso—dice, utilizando una voz severa que pocas veces utiliza con su mejor amiga.

La Niña Del OrfanatoWhere stories live. Discover now