Capítulo #16: Estar para todo momento

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Algo andaba mal con Daichi. Todo había empezado el sábado, cuando rechazó la idea de estudiar para el examen de Inglés juntos en su casa diciendo que quería descansar ese día, pero Suga sabía que su día de descanso era el domingo. Al preguntarle si había invertido su horario habitual, respondió que simplemente ya estaba preparado para esa prueba y no necesitaba más refuerzo. No le convenció, pues consideraba que habría dicho eso primero de ser del todo cierto, y tampoco sería la primera vez que lo ayudara a estudiar a pesar de él no necesitarlo más. De todos modos, no insistió al ver que lucía un poco agotado.

Solo presentaron esa materia el lunes, y aunque se veía un poco mejor, el semblante pesado reapareció por un instante cuando ofreció repasar para los dos exámenes del día siguiente.

—Es mejor que sea en la tuya —sugirió de inmediato. Suga decidió no pedir razones.

Al haberse tratado de dos materias sencillas, terminaron de repasar bastante rápido; sin embargo, Daichi se quedó por mucho más tiempo en su casa simplemente hablando de lo que esperaban del campamento en Tokio, ahora que estaban a menos de una semana de ir. Para ese momento, su amigo no parecía estar tan mal como los jacintos que tosió a media conversación lo indicaban.

—Recuerda que a veces crecen flores más generales con lo que se supone que de por sí siento por el amor no correspondido. —Suga estaba seguro de que inventó esa excusa al ver sus ojos preocupados, pero no quería mortificarlo de verdad.

De nada ayudó que Narita y Kinoshita murmuraran entre ellos sus sensaciones de que el capitán no estaba actuando como de costumbre durante la práctica del día siguiente. Si él no era el único que lo había notado, tenía que ser cierto. ¿Qué pasó entre la tarde del viernes y la mañana del sábado para ponerlo así?

Daichi no era la clase de persona cuyos nervios lo atacasen con fuerza justo antes de los exámenes, así que eso quedaba descartado. De ser algo relacionado al voleibol, lo único que se le ocurría era alguna desesperanza por las calificaciones de los cuatro en riesgo; pero eso le ocasionaría más irritación que tristeza, no concordaba. ¿Algo relacionado al hanahaki? Quizás había descubierto algo sobre la persona que amaba que lo desanimó, o pudo tener algún intento de total fracaso de enamorarla. Eso no explicaba por qué evitaba que fuera a su casa —incluyó ese detalle por otro rechazo ese día, junto a la sugerencia de ir a la suya, en cambio—, pero tenía mucho más sentido.

En el camino, al ver una planta cuyas flores eran en su mayoría capullos aún, recordó otra cosa que podría bajarle el ánimo y no pudo reprimir la pregunta.

—¿Ya empezó la segunda fase?

—Sabes que serás el primero al que se lo cuente cuando suceda —negó con una indirecta.

—Así que eso tampoco es lo que te preocupa —murmuró para sí mismo.

—Admito que me preocupa que empiece en pleno campamento, pero no entiendo por qué implicas que algo me está preocupando ahora —dijo con el ceño fruncido, confundido, y solo entonces se percató de que había murmurado muy fuerte.

—Es que llevas días viéndote demasiado pensativo de a momentos.

—¿Sí? —Suga asintió—. He estado pensando en varias cosas desde la semana pasada, puede que me pierda en mis ideas de vez en cuando.

—¿Es eso? ¿Y qué has estado pensando? No soy el único que cree que estás raro.

—Siento haberte preocupado. Estoy considerando decirle a Nishinoya, ya no creo que sea tan mala idea que lo sepa mientras me asegure de que Tanaka no se entere por él.

Cuando las flores hablen por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora