Segunda Temporada - I

2.9K 109 26
                                    


¡Aquí os traigo el primer capítulo de la 2ª Temporada de "Mi Pequeña Casualidad". A seguir enamorándose de Marco Asensio :).

Han pasado, exactamente, cinco meses de la última vez que la vi. De aquel día que la vi marchar de casa, aunque en aquel momento sería temporalmente. Aquel 20 de diciembre que cogía un avión para volver a su casa. Separándonos por un tiempo.

Quizá el mismo avión que cogí yo justo un mes después. Separándonos más todavía. Pero a diferencia de ella, yo me iba lejos. Muy lejos de casa. Cambiaba la capital de España por una ciudad italiana.

Dos aviones con rumbos diferentes que separaron las vidas de dos personas, destinadas por alguna pequeña casualidad a estar juntas.

—Marquitooo —escucho decir a Isco al otro lado del teléfono—. ¿Qué tal ha ido el día de hoy?

—¡Qué pasa pisha! —le saludo feliz, hoy sí—. Muy bien, he marcado dos goles tío.

—Así me gusta, mi bro. Eres un crack y lo estás demostrando. Tienes talento de sobra, así que muéstrale a los italianos quién eres y de dónde vienes —me anima Isco tan feliz como yo—.

—¡Eso essss! —grito emocionado—. ¿Qué tal todo por allí?

—Muy bien, como siempre. Isco junior ya va tocando y robando balones por ahí que no veas. Estoy deseando que vengas para poder echar un partidillo con él, ya verás que bien lo vamos a pasar.

—Por supuesto que sí. Yo también tengo muchas ganas de estar allí. Os echo de menos.

—Venga, bro, no te pongas sentimental. ¿Sales esta noche para celebrar los goles?

—Qué va, qué va —niego—. Mañana tenemos convocatoria otra vez y no podemos salir. El entrenador está muy exigente con la Champions, ya sabes.

—En poder debes salir Marco. Necesitas distraerte, no pensar en cosas que no te convienen. Ya sabes mi opinión sobre este tema y pienso que debes despejarte y aclararte las ideas.

—Isco, por favor. Ese tema no —evito tocar temas que me puedan derrumbar—. Pronto saldré con mis compañeros, seguro. Además, nos llevamos todos muy bien.

—Así me gusta, que des todo de ti tanto dentro como fuera del campo —reconoce mi mejor confidente en España—. Un momento, bro, han llamado a la puerta.

—Ve, tranquilo, si no me voy —contesto riendo—. ¿Isco? —insisto al ver que el malagueño no me contesta. Pero sé que hay alguien porque escucho alguna voz—. ¿Isco estás ahí?

—Marco, tengo que dejarte. ¿Vale? Hablamos en otro momento, cuídate mucho tío —se despide de mí rápidamente sin darme tiempo a decir nada—, se bueno tobillo loco.

No entiendo por qué me ha tenido que colgar de esa forma. Sé que ha llegado alguien a su casa. ¿Será Carolina? No, no creo. Ella estará en Málaga, con sus padres y su hermano. Escribiendo en su nuevo medio sobre el Málaga CF.

Aún echo de menos todas las crónicas que escribió mientras yo la abrazaba en el sofá. Las veces que me decía: "Esto no se puede hacer, debo conocer a todos los jugadores; pero ¿qué tal juega el 14 del Chelsea? ¿Y este?" Yo le respondía y siempre le decía la misma frase: "Yo juego mucho mejor, pon eso". Esas palabras siempre le hacían reír. Siempre sonreía con mis bromas, me las seguía y me las recordaba durante días.

Entro un rato a las redes sociales, necesito despejar la mente. Me estoy deprimiendo pensando en ella. Leo los comentarios de mi página de Facebook, los Tweets de la afición y echo un vistazo a las stories de Instagram. Pero, casualmente, hay un Tweet que no me esperaba y que llama mi atención:

Carolinasetze214_: Madriiiiiiid, te echaba de menos, bonita mía.

¿Carolina en Madrid? ¿No me jodas que la de antes era...? ¡Soy idiota! ¡Isco, Isco, Isco! ¿Por qué me cuelgas? Decido llamarle otra vez. Necesito saber de ella, sí o sí.

Un tono, dos tonos, tres tonos... al cuarto alguien descuelga el teléfono.

—¡Tss, dame el móvil! —escucho al otro lado— Oh, Marquito, ¿qué quieres ahora?

—Isco, no me cuelgues. Por lo que más quieras, ¿qué hace Carol en tu casa?

—¿Cómo sabes tú eso? —pregunta sorprendido—.

—De mi parte, dile que Twitter es un buen chivato.

—Marco, tío, podemos hablar en otro momento —intenta acabar con la conversación—. No creo que sea el mejor momento para hablar.

—Ni si te ocurra colgarme —amenazo a mi amigo—. Si lo haces, te juro que...

—¿Me vienes con estas? —me corta enfadado Isco— Asensio, vale ya de tonterías. ¡Adiós!

Acabo tirándome al sofá. Me pongo una película y cojo un tarro de helado, necesito relajarme. Después de media hora, consigo relajarme y casi dormirme. Pero el ruido del teléfono me saca de mis pensamientos.

—¿Sí? —respondo al no reconocer el número—.

—Marco, soy Julen Lopetegui. —el seleccionador se presenta—. ¿Qué tal?

—Muy bien, en Italia va todo bien —admito nervioso—.

—Desde la Selección vemos oportuna tu presencia para la próxima semana, frente al amistoso para preparar el Mundial de 2018.

—Sí, claro —confirmo mi asistencia—. Allí estaré.

—Debes estar en Madrid en cuatro días —me pide—, por favor. Y disculpa haberte llamado personalmente, sin haber contactado con tu representante. Pero era urgente.

—No se preocupe, ningún problema. Estaré Madrid preparado para jugar bajo sus órdenes —digo convencido y feliz—.

—Sigue así, vas por muy buen camino. Seguramente, depende de los entrenamientos, jugarás de titular. Así que ya sabes, nada de excesos durante estos días ­—ordena el seleccionador antes de despedirse­—. Nos vemos pronto Asensio, no me falles.

Mi próxima visita a España me alegra. Podré ver a mi familia y quizá a ella. ¡Vamos Marco, que podemos salir de esta!

Antes de ir a dormir, alguien llama al timbre de casa. Me acerco a abrir y tras la puerta, me encuentro a Mario Pašalić y Mateo Musacchio, mis compañeros de equipo. Les dejo pasar y, intentan convencerme para salir, pero debo mantenerme firme. El seleccionador me ha ordenado que evite los excesos antes de la convocatoria.

—Venga Marco, ponte unos vaqueros y una camisa que hoy salimos —pide Mario, el alemán—.

—No puedo salir, esta semana estoy convocado con la Selección Española. No puedo permitirme ningún exceso —les confieso—.

—¡Tonterías! No seas boludo —insiste el argentino, mientras va en busca de algo de ropa para poder sacarme de casa—.

—¿Acaso pasa algo por una cerveza? —insinúa Mario. Yo niego— Pues, venga. Vístete que nos vamos.

Abro los ojos apresuradamente. ¿Dónde estoy? Me giro en busca de mis compañeros de equipo, pero me llevo una sorpresa...

¡No, no, no! ¡Marco qué cojones has hecho!


Mi pequeña casualidad - Marco AsensioМесто, где живут истории. Откройте их для себя