Acompaño a Marco al piso de abajo para ver qué quiere su padre y quién le busca. Él se queda atónito al ver a la chica que hay tras la puerta de su casa. Yo no entiendo nada. Menos aún cuando miro a Gilberto y veo una sonrisa en su cara. ¿Quién es ella?
- ¡Marcooo! -dice la chica desconocida para mí antes de abrazarle- ¿Qué tal? ¿Cómo estás? Tu padre me comentó esta mañana que venías y no he dudado en venir a visitarte. -cuenta sin dejar hablar a Marco.
- Muy bien, -le contesta- ¿tú cómo estás? Hacía mucho que no nos veíamos.
- Muy bien, también. ¿Puedo pasar? -pregunta la chica mirando a Gilberto.
- Sí, por supuesto. -dice él, mientras Marco le mira con una cara un tanto extraña.
¿Qué pasa? ¿Nadie piensa presentármela?
- Ya veo que vuestra casa sigue igual. -dice mientras se sienta en el sofá.
- Sí. -confirma Marco- Por cierto, te presento a mi novia, Carolina. -me señala- Cariño, ella es Marina. Una amiga.
- Encanta. -me da dos besos- Bueno, algo más sí que fuimos. ¿Verdad? -anuncia mientras le acaricia el brazo a Marco.
¿Perdón? ¿Qué está pasando? ¿Por qué se comporta así? La cara de Gilberto y la mía son un poema.
- Bueno, ¿quieres tomar algo? -ofrece Gilberto.
- No, tranquilo. En breve me voy, ya sabes que trabajo todos los días.
En cuanto la chica se marcha de allí, Marco comienza a discutir con su padre. ¡La que se va a liar!
- ¿Pero por qué le dices que venía? -pregunta enfadado.
- Pensaba que os llevabais bien, no sabía que no tenías buena relación.
- Sabes de sobra que desde que lo dejamos, sus intenciones conmigo no fueron buenas. Se aprovecha de ti papá, para poder acceder a mí. Ya lo hablamos una vez. E Igor siempre te advierte de que no le des esperanzas. Y justo le dices que voy a estar aquí. ¿Pero tú has visto su comportamiento? ¡Madre mía!
- Bueno, Marco tranquilízate. No pasa nada. -intervengo.
Empieza a cabrearse y sé perfectamente que Gilberto no lo ha hecho con ninguna mala intención. Aquí la única persona que no venía a buenas era la chica esa y por suerte, ya se ha marchado.
- Lo siento, de verdad. A veces no sé darme cuenta de que hay gente tan mala y tan aprovechada. -se disculpa el padre del futbolista.
Abrazo a Gilberto. No me gusta verle así. Pero ver a Marco ahí tan quieto sin decir nada más ni reaccionar no me gusta nada. ¿Qué le pasa?
- No vuelvas a hablarme de mí, por favor. Siempre quiso aprovecharse de nosotros y de lo que habíamos conseguido. Y no pienso permitir que se salga con la suya ni que nos distancie. -sentencia Marco abrazándonos, a su padre y a mí- Y en cuanto a ti, Carol... siento no haberte contado nada antes, ella y yo tuvimos algo. Pero hasta que fui consciente de sus intenciones y decidí acabar con aquello que teníamos.
- No te preocupes, yo también he estado con otros chicos antes de conocerte a ti. Eso no es nada malo. Lo único que me preocupa es su actitud. Pero tranquilo, esto está olvidado. -nos abrazamos.
Y por fin, después de un mal rato, padre e hijo sonríe de nuevo felices.
Tras varios días en Mallorca con la familia de Marco, conociendo a sus amigos y a su genete más cercana, volvemos a Madrid.
Volvemos a la rutina. Marco vuelve a los entrenamientos y los partidos. Yo vuelvo a retomar mis clases y el trabajo.
- Hoy jugamos en el Bernabeu. -anuncia Marco- ¿Vas a venir?
- Sí, iré con Jesús y Paula. Tengo que hacer la previa y la crónica.
- ¡Perfecto! -se alegra- Entonces, podré verte allí. -sonríe mientras me besa.
Afirmo con la cabeza y sigo desayunando.
- Oye, cariño -me mira, levanto la cabeza y le miro-, ¿estás bien? Apenas dices nada, estás muy callada.
- No es nada, estoy cansada. -miento, no quiero preocuparle, de momento.
- ¿Seguro? -insiste.
- Sí, cariño. -le beso para tranquilizarle.
Tras esa pequeña conversación, ambos salimos de casa. Cada uno a su destino. Yo cojo el bus y él su coche. He insistido en ir en el transporte público. Hoy no estoy preparada para pasar demasiado tiempo con él.
En clase estoy distraída. No presto atención a lo que me dicen. Pero, finalmente las cuatro horas de teoría se pasan rápido.
Para comer quedo con Paula y le cuento todo, no puedo más.
- No quiero irme, Pau. -confieso- Pero en un mes se acaba todo esto. Tendré que volver a Málaga. Y con suerte, podré volver. Si me cogen en algún lugar aquí para hacer las prácticas, claro.
- Ya verás como algún medio quiere contar contigo. -me anima- Por cierto, ¿Marco qué piensa de todo esto?
- No lo sabe. -confieso- Tengo miedo, no quiero perderle.
- ¡Carolina, tiene que saberlo! Esta misma tarde se lo dirás.
- No, no, no. -niego- No puedo, tiene partido y no puedo distraerle con mis problemas.
- Pero vamos a ver, ¿tus problemas? ¡Son los suyos también! Mira, te doy de tiempo hasta mañana. Si no, iré yo misma a vuestra casa y le contaré lo que te pasa. No se merece no saber esto, Carol.
- Está bien, mañana hablaré con él. Te lo prometo.
A la hora del partido voy con Jesús y con Paula al Bernabeu. Una vez allí, el partido no tarda en comenzar.
Casi la mitad del segundo tiempo. Isco le pasa el balón a Marco. Este la lanza hacia Cristiano, que la da de vuelta para el malagueño. Este se la vuelve a dar a Marco. En ese momento, el rival se mete por el medio, para tirarse a por el balón. Su pie está en medio de la pierna de Marco y el balón, pero llega antes que el balón. Marco está tirado en el suelo.
- No puede ser, dime que no. -grito medio llorando- Ahora no, no puede lesionarse.
- Seguro que está bien. Ahora se levantará y el juego seguirá, tranquila. -me calma Jesús.
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Mi pequeña casualidad - Marco Asensio
FanfictionLas pequeñas casualidades hacen grandes las cosas, de eso estoy segura. Y conocerte, fue la pequeña casualidad que me ayudó a crecer. O quizá, el destino quería que tú formaras parte de mi caos; así sin más. -Cualquier coincidencia con la realidad e...