III

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Empieza un nuevo día. Hoy toca universidad y después ir a comer con Jesús; quiere presentarme a alguien.

En clase me encuentro con Daniel, Marta y Sandra, mis compañeros de estudios por el momento. Y entre tanto estrés, quedamos en salir de fiesta esta misma noche, dado que es viernes y no viene mal salir algún día.

Al acabar las clases, voy al centro donde he quedado con Jesús. Al llegar, le veo acompañado de otro hombre algo más mayor.

- Hola, buenas.  - saludo amablemente - Siento el retraso, estaba en clase y me ha sido imposible venir antes. - me disculpo y me siento junto a ellos.

- No te preocupes, - me tranquiliza Jesús - este es Santiago, uno de los jefes de prensa de mi agencia, con la que hiciste la última práctica del  máster el otro día. 

- Encantada, soy Carolina Martínez. - le doy la mano y me presento - Es un  gusto conocerle.

- Igualmente - afirma el hombre trajeado - Ya me ha comentado Jesús que estudias un máster de periodismo deportivo y que el otro día te desenvolviste bastante bien delante del técnico y el jugador del Real Madrid.

- Hice lo que pude en ese momento.  - confieso algo avergonzada. Pero Jesús me sonríe en señal de tranquilidad. 

- Estaríamos dispuestos a ofrecerte un puesto de trabajo temporal para comprobar tus habilidades y contar con tu trabajo.

- ¿De verdad?  - pregunto sorprendida - Sería un gusto, por supuesto. Y una gran oportunidad. Haré todo lo posible por hacerlo de la mejor forma posible.  

- Pues no se hable más, el lunes pasa por la oficina; estará listo el contrato.  Por lo tanto,  el martes que viene te toca cubrir el partido del club madridista también.

- De acuerdo, perfecto.  - afirmo contenta y seguimos comiendo.

Cuando Santiago, el hombre mayor, se va le doy las gracias a Jesús mil veces más.  Y como agradecimiento, le invito a salir esta noche por Madrid con mis compañeros de clase.

A las 23:30 hemos quedado cerca de mi casa, justo cerca de un local al que querían ir Marta y Sandra. Cuando llego solo falta Daniel, que tampoco tarda en llegar. Les presento a Jesús y nos dirigimos al local. Y una vez allí, empezamos con la primera ronda de bebidas. 

Entre los cuatro parece ser que hay una conexión buena y nos contamos todo tipo de anécdotas. Pero a las 2:40 decidimos ir a otro local algo más reservado y privado. En esta ocasión es Jesús quien nos guía hasta uno que él conoce.

Una vez dentro, hay mucha menos gente que en el anterior local, pedimos más bebidas y nos animamos a bailar. Busco a Sandra y la encuentro sentada en un sofá.  Me acerco y le pido que me acompañe al baño. Y al salir,  volvemos a la barra para pedir más bebida.

- Oye, oye, cuidado que me tiras la bebida encima. - me dice un chico y se gira para seguir caminando.

Pero yo que, después de varias bebidas en el cuerpo, hablo más de lo normal, le toco el hombro y le hago girarse. 

- ¿Quién te crees tú? Yo no te he tirado nada. - le reprocho. Pero al minuto, cuando se gira me arrepiento de haber abierto la boca - ¿Asensio?

- ¿Otra vez tú? ¿Cuántas veces nos hemos visto esta semana? - se ríe. Se gira para hablar con otro chico y me vuelve a mirar.  - Me has ensuciado la camiseta. - me reprocha. - Por cierto, yo de ti... pararía a tu amiga, se va a beber cualquier cosa.

- ¡Sandra! - la cojo del brazo - deja de beber, te va a dar algo.  - la cojo como puedo - Bueno, Marco me tengo que ir. Tengo que llevarla a casa antes de que se le vaya de las manos.

- Bueno, pues hasta la próxima.  - sonríe y nos mira. - Que no sea nada, chao.

Y ahí me quedo como una tonta mirando como se va, mientras Sandra me mira incrédula.

- ¿Soy yo o te mola Marquito? - pregunta divertida.

- Sandra por favor, no digas tonterías. Y para ya de beber. - le quito la nueva bebida que lleva en la mano - Vamos para casa.

El sábado estoy echa polvo. Pero al final me levanto para estar con  Paula y con Sofía. Me cuentan sus cosas y yo las mías.  Y el sábado pasa sin más. 

Y a diferencia del sábado,  el domingo nos reunimos las tres en el salón para ver el partido del Real Madrid. Esta vez Marco no juega de titular pero yo no digo nada, sé que si dijese algo las chicas empezarían a decir cosas sobre él.

A mediados del segundo tiempo, Zidane decide sacar a Asensio. Y aunque no diga nada, por dentro estoy muy contenta. Pero Sofía, que no se calla una, exclama:

- ¡Mira, si es el chico del hotel! - lo señala para que Paula lo vea - Al final jugará bien y todo. - se ríen ellas y yo opto por no decir nada. 

El lunes después de clase me paso por las oficinas de prácticas para firmar el contrato. Y una vez allí me piden que haga una crónica del partido de ayer. 

Así que una vez estoy en casa y tengo lista la crónica,  la envío y la público en mi cuenta de Twitter y menciono al Real Madrid. Pero mis queridas compañeras mencionan a Marco Asensio.

No les hago ni caso y sigo poniéndome al día con cosas de clase.  Además, le pido a Daniel que me explique un par de cosas que no entiendo.

Y de repente, mi móvil suena. Es un WhatsApp de Jesús:

Eeeey, no te he visto esta tarde por la oficina; pero ya me han dicho que te has pasado por allí. Y por cierto, la crónica está genial.

Hola! Sí, pasé después de clase. Muchas gracias Jesús, es todo gracias a ti.

Qué va, tú tienes talento para esto. Y una cosa, ¿Qué tienes con Asensio?

Esa pregunta me pilla desubicada.  ¿Qué está diciendo? 

¿Qué?  No sé de qué me hablas.

Por Twitter, te ha contestado algo sobre la crónica. Y se le ve muy contento con tu trabajo.

¿Cómo? ¿Que ha hecho qué?

En seguida entro en Twitter y veo su respuesta en un tweet:

"Va a ser verdad que se te da bien preguntar y escribir. Ya sé quién me va a hacer un próximo reportaje"

No entiendo nada. Y él no tendría por qué haberme dicho nada. Las notificaciones se disparan sin sentido y acabo apagando el móvil.

Solo antes de dormir lo enciendo para hablar con mi familia. Pero esta vez  vuelvo a llevarme una sorpresa.

Mi pequeña casualidad - Marco AsensioKde žijí příběhy. Začni objevovat