The Wailing Man {Sterek}

11

Dedicado a: dany29-chan :3

Dos días sin ver a Derek, esto ya me estaba dando mala espina. No contestaba mis mensajes, no me llamaba o me avisaba que iba a estar afuera. No podía estar tranquilo, ¿qué se supone que debería pensar? Y para peor las pesadillas continuaban. Necesitaba el calor del cucho, osea, viene y me acostumbra a su compañía y luego no aparece en dos días. ¿Qué clase de burla americana era esa?

Llamé a Scott para preguntarle si sabía algo sobre Hale, pero aparte de sus celos de amigo, me dijo que no sabía nada, al igual que el resto de la manada. Y eso me alteró de inmediato.

Así que adivinen quien se encontraba en medio del bosque caminando hacia la casa del lobo. Sí, yo. Por las dudas. Desde que el banshee rondaba Beacon Hills prácticamente pasaba de mi casa al instituto como un chico bueno, y no me quejaba porque al final del día, lo común era encontrarme con Derek y estar con él haciendo cualquier cosa. Pero dos días, no puedo evitar pensar lo peor, es como cuando haces un examen que crees que vas a salir bien pero algo te dice lo contrario.

Y lo digo por experiencia.

Miré la casa de Derek al frente mío, joder, ya le hacía falta un poco de pintura. Quizá podría ayudar al chucho a pintarla algún día. Todo parecía desolado, mentiría si dijera que no tenía los pelos de punta. Era un silencio, casualidad de vivir en el bosque. Antes de que Derek y yo fuéramos... bueno, antes de que él y yo estuviéramos... mierda. Ni siquiera sé qué somos.

El punto es que antes de todo este drama, siempre le preguntaba a Derek que cómo le hacía para vivir solo en medio del bosque. Yo de seguro no podría, el mínimo ruido y ya salgo corriendo. Toqué la puerta unos momentos, ¿ahora qué? Si el lobo no estaba entonces no sabía dónde más buscar. Suspiré con preocupación, vamos, tiene que estar ahí. ¡Son las ocho de la mañana! ¡Me levanté temprano un sábado para venir a buscarlo! Busqué mi teléfono entre mis bolsillo dispuesto a marcarle como por duodécima vez.

Pero antes de que apretara el botón para poder llamarlo la puerta se abrió. Derek se restregaba el ojo como si fuera un niño pequeño, bostezó y me miró con el ceño fruncido. No llevaba camiseta ni pantalones, sólo sus bóxer cafés.

-¿Stiles? -dijo con confusión. Lo miré unos segundos antes de entrar sin su permiso y me lancé a sus brazos. Derek casi se cae cuando me aferré a su cuerpo como un mono y lo abracé lo más que pude.

-Bebé... ¿estás...? -no lo dejé terminar de hablar ya que mis labios atraparon los suyos en un beso lento y lleno de cariño.

-Eres un idiota. -me quejé escondiéndome en su cuello. Juraba que ahora tenía una sonrisa de idiota en la cara.

-Lo siento amor. Las cosas se me complicaron un poco.

-¿Por qué no me respondías los mensajes? -Derek me besó la mejilla y caminó conmigo en brazos hasta su habitación. Me dejó sobre la cama y tomó algo de la mesita de noche.

-Por esto. -contestó extendiéndome lo que alguna vez fue un teléfono. El móvil de Derek estaba quebrado a la mitad y con toda la pantalla rota. ¡Já! Eso le pasa por comprarse un celular tan costoso. Quedó hecho mierda; inservible.

-¿Qué fue lo que pasó? -pregunté mirando las dos partes separadas del celular. En un intento inútil de unirlas. -Te dije que no gastaras tanto en... ¡hey! -dije con sorpresa cuando el chucho me estaba desabrochando los pantalones.

-No vas a estar con ropa sobre mi cama. -dijo coqueto. Sentí mis mejillas arder y como el cabrón me quitaba los zapatos junto a las medias para poder sacar con más facilidad los pantalones.