Capítulo 4

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El agua de la ducha caía sobre mi cuerpo. Solté un pequeño suspiro; mi mente era un lío. Esta mañana había despertado solo y desnudo, lo que significaba que lo de anoche sí había sido real. Todo, completamente todo me tenía malditamente confundido. ¿Cómo diablos se supone que tengo que actuar ahora? Derek no me ayudaba mucho con sus actos, con todo lo que estaba haciendo estos últimos días. Ya no era aquel amargado que conocía, y también dejó de tratarme mal. Pero eso no significaba que estuviéramos en algo.

¿Por qué a los hombres les gusta tanto jugar con la mente de los demás? Lo peor es que enserio lo consiguen, consiguen meterse debajo de tu piel y hacerte sentir muchas cosas con algo tan insignificante como una puta sonrisa.

Sin duda Derek me volvería loco. Personalmente jamás me vi metido en estos dolores de cabeza, ya saben, el estar dándole vueltas a algo. Lydia había arrasado con cualquier esperanza que tenía de poder amar a alguien y que alguien llegara a amarme. Pero eso estaba cambiando, Derek estaba logrando más de lo que pensaba en poco tiempo. Yo no me consideraba gay, es decir, nunca me llamaron la atención chicos, podía admitir que alguien estaba lindo, como lo hice con el chico de Scott, pero tampoco para enamorarme locamente de un hombre. Así que... ¿a quién le puedo pedir ayuda? Si Scott se entera de lo que hicimos le da un infarto, golpea a Hale y luego le vuelve a dar otro infarto. Lydia casi no me pone atención, Alison y máximo cuatro palabras he cruzado con ella.

Se me acaban las opciones. ¿Quién es completamente confidente aquí en Beacon Hills para poder contarle secretos?

¿Qué? ¿Se supone que tengo que resolverlo? ¡Ayuda!

Sólo se me viene una persona a la cabeza, una que casi no ha demostrado interés si no son cosas fuera de lo sobrenatural. Una con una mirada tan potente y aterradora, con unos labios en una línea recta. Alguien con mucho conocimiento y criterio.

¿Sí saben de quién hablo eh?

Cerré el agua de la ducha cuando por fin estuve listo. Una toalla envolviendo mi cintura y caminando hacia el armario. No sabía qué ponerme hoy. Saqué uno bóxer, estaba apunto de quitarme la toalla cuando un sonido me distrajo. Derek estaba sentado en la silla del escritorio. Leyendo una revista y con una pierna cruzada. Lo miré atónito, ¿cómo no me di cuenta de su presencia antes?

-Adelante, no te detengas. -me dijo para que continuara vistiéndome. Sentí mis mejillas arder.

-¿Cómo entraste? -pregunté nervioso.

-Por la ventana. -se encogió de hombros, pasando la página de la revista.

-¿Estás loco? -pregunté cubriéndome lo más que podía.

-Sí. -admitió. -Ahora continúa, haz como si no estuviera aquí.

-¡No puedo! No quiero que me veas desnudo. -dije con vergüenza.

-No es nada de lo que haya probado anoche. -dijo encogiéndose de hombros. Ahora sí, mi rostro de dislocó en shock, vergüenza, pánico y muchas emociones al mismo tiempo.

Lo dijo como si fueran las noticias a las siete de la mañana. Me mantuve quieto sin saber reaccionar. Lo había admitido y ahora estaba como si nada, como si fuera algo que hace siempre. ¡Que atrevido!

-Bebé... tenemos que salir un momento. Vístete Stiles, Scott nos espera en una hora.

Quería matarme... escuché bien, fuerte y claro y nadie me puede contradecir porque me lavé bien los oídos. Me dijo "bebé". No me lo creía, todo era una fantasía, sin duda. Quería preguntar qué le sucedía pero simplemente las palabras se quedaban atoradas por la impresión.

Derek al ver que seguía sin moverme , se acercó a mí, quitándome los bóxers de la mano y agachándose hasta quedar a la altura de mis rodillas. Lo miré con el ceño fruncido. ¿Qué diablos?

The Wailing Man {Sterek}Where stories live. Discover now