Prólogo

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Bendito sea el bebé Jesús que me dio un ángel de la guarda, porque de lo contrario ya habría muerto en por lo menos tres ocasiones. Aparte con esfuerzo las ramas que quedaron encima de mi cuerpo mientras veía a la extraña criatura, ésta tenía como un vestido largo y un rostro muy hermoso y delicado, pero de algo estaba seguro, no era una chica. Su pecho plano me lo demostraba.

Regulaba mi respiración al mismo tiempo que trataba de ponerme de pie, la maldita esa, o ese, fuera lo que fuera me había lastimado la pierna, quizá la madre de Scott me ayudaría. Dejé salir un gemido de dolor cuando di mi primer paso con la pierna lastimada, mordí mi labio inferior con dolor y casi caigo de vuelta al suelo, a veces quisiera ser un perro como Scott o Liam, incluso Derek. Aunque ese último de un humor mejor, el desgraciado casi me desmonta la muñeca cuando jugamos fuercitas en su casa. Sino fuera por la ayuda de Malia entonces estuviera muy grave.

Como sea, necesitaba llegar a mi jeep, pero había olvidado donde estaba estacionado, mi mente era un arma letal pero en el mal sentido, siempre olvidaba las cosas más importantes en los momentos menos indicados, como los exámenes por ejemplo. O las tareas que papá me dejaba, además ser sorprendido por una criatura peligrosa a mitad del bosque no era muy buena ayuda.

¿Qué andaba haciendo en el bosque solo? Fácil, quería hacer algo útil y tratar de buscar algo bueno, o quizá era por la pequeña pelea que tuve con Derek; ese infeliz. No era lindo que te recordaran lo inútil que eras y la decepción de hijo que estaba criando el sheriff para que llegaran a decírtelo en la cara como si hablaran del clima.

Mi vida era dura y triste, no sé cuál de las dos tenía más sentido.

Aún así, costaba mucho que me afectara lo que dijeran sobre mí, pero el Derek lo dice de una manera en la que en serio me deja expuesto a él y vulnerable a sus palabras, era la cuarta vez que me hacía llorar, siempre trataba de convencerme de que nuestra relación no era más de compañeros contra amenazas sobrenaturales, así que no tiene que afectarme nada de lo que diga, él o su vida.

Pero mi mayor defecto es encariñarme rápido con las personas en las que llego a confiar, que no me doy cuenta de que yo mismo planto una bomba de tiempo. Por eso me pasaban por encima, por eso es que yo siempre recogía las migajas del éxito de la manada, y volvía a caer de idiota cuando necesitan de mí.

Quisiera probarles que puedo ser capaz de hacer más de lo que hago, que puedo resolver casos y ayudar no solo portando mi presencia ni cosas inútiles, que puedo combatir contra otras criaturas.

¡Incluso hoy acabé con una! Sigo son creerlo, ya era la tercera criatura que derrotaba, bueno, para qué mentir, era la tercera que dejaba inconsciente. Sabía librarme de peligros, eso es un avance, ¿no?

Aleluya a la madre naturaleza por dejarme encontrar mi amado jeep. Subí en unos segundos para luego encender el motor y dirigirme a casa, necesitaba una ducha, no creo que tener sangre sobre mis labios y la ropa llena de tierra fuera una buena impresión a mi papá. Ni al resto de la manada, no estaba para dar explicaciones a nadie. Solo quería dormir y comer, mmm sí, ya podía oler algo de lasaña que papá dejó de anoche. Mi estomagó sonó con solo pensar en ello.

Logré entrar a la carretera mientras continuaba conduciendo, al parecer ya no había ido a la escuela hoy, mañana justificaría el porqué, tengo espondilitis anquilosante y eso me librará de cualquier castigo. No me juzguen, ustedes también han tratado de falsificar algo para no tener faltas en la escuela.

Por ir pensando en la pequeña mentira que me salvaría el trasero no vi como alguien salía por los árboles y se colocaba en el carril que estaba conduciendo en ese momento, pisé el freno a todo lo que pude mientras que las grandes llantas hacían un sonido chillón. Miré al responsable de mi casi muerte, porque si no chocaba, hubiera muerto de un infarto. Mi respiración se atoró cuando miré a Derek parado frente a mi auto con las manos metidas en su chaqueta de cuero. Sus ojos me analizaban como nunca y me puse un poco incómodo cuando caminó hacia la puerta de al lado y se subía a mi lado. Apreté discretamente el volante con fuerza, todavía estaba un poco dolido por sus palabras de anoche.

The Wailing Man {Sterek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora