Capítulo 8

4.9K 482 94
                                    

Corrí de inmediato hacia donde habían caído anteriormente. Con el corazón en la boca me asomé para ver a Derek en su forma lobuna, tratando que combatir esa bicha. Medía un poco más grande que él. Quería decir que yo era una pulga mirando desde una ventana.

Tomé el celular buscando el contacto de Scott apresuradamente. Mierda; mis manos temblaban. Rápidamente marqué su número, esperando que atendiera sin quitar la vista de ambos seres luchando. Mi miedo era que ese maldito banshee le hiciera daño a Derek. Los pitidos del teléfono me ponían cada segundo más nervioso. No contestó.

-Mierda. -maldije volviendo a marcar. En el proceso busqué una pantaloneta y una camisa floja. No podía quedarme de pie mirando sin hacer nada.

Scott con súper oído y no podía oír que lo estaba llamando. ¿Qué clase de burla es ésta?

Antes de que soltara un reguero de maldiciones, la voz de mi mejor amigo sonó.

-¿Stiles?

-Scott, el banshee está fuera de mi casa, luchando con Derek. Ocupa tu ayuda. -dije saliendo de mi cuarto para ir hacia el de mi padre.

-¿Qué?

-Maldita sea perro, ven rápido antes de que algo le pase a Derek. -y con eso colgué. Entré a la habitación de mi padre, éste siempre había tenido un sueño ligero, por lo que no fue difícil despertarlo.

-Stiles, ¿qué demonios?

-¡Papá, corre! ¡Trae tu arma! -mi padre de inmediato me hizo caso, sacando el arma del cajón de la mesita de noche que estaba al lado de su cama.

Ambos corrimos hacia el jardín. Derek continuaba luchando ferozmente con esa aterradora criatura, nunca me acostumbraría a ver un rostro tan espantoso como lo tenía esa cosa. La angustia me invadió cuando dicha cosa tomó con fuerza a Derek de su espalda perruna, lanzándolo hasta quedar en mis pies. Mi padre parecía estupefacto con lo que estaba viendo, no lo culpaba. Eso era en pocas palabras algo aterrador. El banshee se giró hacia nosotros, en busca del lobo, que a éstas alturas ya tenía una pata lastimada y soltaba quejidos cuando se movía. Miré con miedo al banshee, se acercaba sobre sus dos manos y piernas, como esos personajes de las películas de miedo. Mirándome con esos ojos blancos, pude sentir un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Sus dientes sobresalientes se acercaban cada vez más, yo tenía a Derek entre mis brazos, evitando que se le acercara más.

Y de pronto escuché un rugido, Scott, Issac, Boyd y Erika se acercaban corriendo hacia nosotros, tratando de rodear al bashee y buscar la forma de atacarlo entre todos. La criatura los miró y se movió alrededor cuidándose la espalda. Su mirada reflejaba enojo, enojo que quería liberar. La manada se movía con cuidado, buscándole un punto débil, aunque ellos parecían estar dispuestos a morir ahí, yo sabía que por dentro estaban más que nerviosos. Ellos sabían a lo que se estaban enfrentando, sabían lo peligroso que era estar frente a un banshee enojado.

-¡Stiles, toma a Derek y llévatelo de aquí! -bramó Scott. Sin pensarlo seguí su orden, papá aún medio impactado me ayudó a levantarlo. Si Derek era pesado en persona, imagínense en lobo. Lo metimos a la casa con un poco de dificultad, no parecía mostrar señales de vida. Revisé su respiración y estaba muy débil. Los nervios empezaron a carcomerme más de lo que ya lo hacían. Maldita sea, ni siquiera sabía qué demonios hacer.

El ruido de los chicos tratando de combatir al banshee se escuchaba desde adentro. Rogué para que estuvieran bien, pero al parecer mis plegarias no fueron escuchadas cuando otro tremendo grito arremetió contra nuestros tímpanos. La cosa estaba gritando; algunas ventanas de la cocina y la sala habían salido volando en pedazos por el grito, mi padre se cubría los oídos con fuerza. Sí puedieran escucharlo, no creo que hayan escuchado cosa igual antes. Tapé los oídos de Derek sin importar el dolor de los míos propios, los lobos tienen un sentido muy agudo de la audición. Y prefería protegerlo, estaba indefenso, estaba inconsciente. No me imagino si despierta y ya no puede escuchar absolutamente nada. No lo permitiría, jamás. Así tapé sus orejas pobladas con una gran cantidad de pelaje, tapando toda vía por donde el sonido pudiera entrar. Mis tímpanos gritaban para que se detuvieran pero el sonido era tan fuerte, varios platos que estaban sobre el desayunador habían caído al suelo por la vibración, yo sólo podía imaginarme a la manada en el suelo cubriéndose y al igual que yo; rogando que se detuviera.

The Wailing Man {Sterek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora