Epílogo

4.7K 170 10
                                    

KHALESSI

Termino de despedirme de mi cuñada, quien me dice que tenemos que juntarnos la próxima semana que viene para así seguir planeando las cosas sobre la reunión familiar que vamos a tener para celebrar el primer mes de casados que tienen ella con mi hermano mellizo.

Recibo un mensaje de mi jefe, diciéndome que Harry me espera para hacerme la siguiente sesión de fotografías para el calendario de otoño de la empresa. Le escribo rápidamente diciéndole que mañana mismo sin falta estaré en la empresa más que lista para mi sesión de fotografías.

Tuve mucho que hablar con Axel para así no perder mi trabajo, que ahora es la única cosa que me sostiene gracias a que ya no tengo apoyo económico de mi padre. Por primera vez se lo que se siente ser una adulta sola e independiente la cual trabaja por sí misma para sacarse adelante. No voy a negar que me sorprendió cuando me dijo que no pensaba despedirme por una tontería de niños que había pasado. No le conté que mi novio me había dejado por lo que él llamaba una tontería ya que eso sería volver a estar en su lista de interés personal.

Entro a mi casa sintiendo otra vez arcadas y ganas de vomitar. Corro hacia el baño que tengo en la sala y comienzo a regresar toda la comida que acabo de almorzar con Claudia, dejando un gran sabor a amargo en mi boca. Todo este mes he estado de esta manera, pero he tenido mucho trabajo que no he tenido tiempo de ir al hospital a hacerme un chequeo médico.

Después de terminar de lavarme los dientes siento mi cuerpo temblar de la misma manera en que mis manos empiezan a sudar gracias al pensamiento que se me cruza por la cabeza. Decido que debo de salir de todas estas dudas que me han estado atormentando este último mes a pesar de haberme realizado una prueba de embarazo antes.

Tomo mi móvil y decido llamar con urgencia a mi ginecóloga, la cual después de unos cuantos timbrazos contesta la llamada dejándome soltar todo el aire que acabo de acumular en mis pulmones gracias a los nervios.

—Hola Jenna, ¿cómo estás? —pregunto para no sonar como una maleducada —. Espero no haber llamado en un mal momento porque si es así puedo llamar después —me apresuro a decir, a lo que le escucho soltar una pequeña carcajada.

—Cariño todo está bien, no has llamado en ningún mal momento. Justo estaba pensando en llamarte para decirte que no has venido a hacerte tu chequeo mensual —me dice, a lo que me maldigo mentalmente al no haberle llamado para decirle sobre mi trabajo —. Pero cuéntame, ¿todo ha estado bien? La última vez que hablamos fue para darte tus pastillas anticonceptivas ya que me dijiste que estabas en una relación.

—Sí, es por la misma razón por la cual quería decirte si podía ir a tu consultorio. Todavía es mediodía, ¿tendrás tiempo para mí? —le pregunto esperanzada, a lo que vuelve a soltar una carcajada por lo bajo.

—Por supuesto cariño, puedes venir en media hora si te parece bien —dice, quitándome un gran peso de encima.

—Ahí estaré, lo prometo —le aseguro con una sonrisa tímida en mis labios —. Muchas gracias Jenna.

—Cuando quieras Kai, te veo luego —cuelgo la llamada soltando un pequeño suspiro.

Estoy pidiéndole a Dios que solo sean alucinaciones mías y que no tenga nada de malo con mi cuerpo, o aquel pensamiento que lo único que hace es erizar cada uno de los bellos en mi piel. Solo quiero que mi vida vuelva a ser la misma llena de paz y tranquilidad.

Manejo hasta el consultorio de Jenna sintiendo mis manos temblar. Entro a recepción preguntando por ella y la señorita me sonríe amablemente para después decirme que su consultorio a sido cambiado al tercer piso. Le agradezco y rápidamente subo las escaleras entrando a otra recepción la cual solo tiene una puerta.

Solo Primos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora