Capítulo 16: ¿Qué pasó ayer?

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Desperté rápidamente a causa del frío que estaba sintiendo y al abrir los ojos, me desconcerté al notar que no me encontraba en mi habitación. Sin embargo, no era un lugar que desconocía. Giré sobre mi cuerpo soltando un suspiro de queja, tenía mucha jaqueca y mi cuerpo se sentía extremadamente pesado.

Me encontraba en una cama, la de Matthew, pero no había rastros de él. Mía, ¿qué fue lo que hiciste? Únicamente llevaba puesto una remera, que no me pertenecía, y mi ropa interior.

Comencé a sentir la desesperación en mi pecho y las dudas no dejaban de aparecer en mi mente, ¿acaso me acosté con él?

Decidí levantarme a echar un vistazo, pero no encontré a Black Soul por ninguna parte. No podía recordar nada de la noche anterior porque obviamente, me embriagué, y eso no estaba en mis planes. Y para colmo, estaba padeciendo una de las resacas más fuertes que había tenido jamás.

Bajé al primer piso algo cautelosa, sintiendo mi estómago revolverse con cada escalón que bajaba. Sin embargo, Matthew parecía haberse esfumado de la noche a la mañana. Había muchas preguntas rondando en mi mente y quería que alguien me las respondiera.

¿Qué rayos había ocurrido ayer?

El día pasó sumamente lento, estaba muy nerviosa e inquieta, y en ningún momento recibí una señal de vida de Matthew. Y aunque era consciente de que no debería haberme molestado, no podía evitar sentir un gran enojo crecer en mi pecho. Me molestó tanto darme cuenta de que tal vez, nos habíamos acostado, y él simplemente decidió evadir la situación y desaparecer. Me enfadó el hecho de que me haya dejado sola, incluso en su propia casa, pero más me molestó que no haya sabido de él durante las siguientes dos semanas.

*

—Te extraño— le dije a Cat mientras sostenía el teléfono con mi oreja.

—Y yo a ti— hizo una pausa—. ¿Qué te parece si viajo hasta allí, aunque sea unos pocos días?

—Me encantaría Cat, pero no quiero que te metas en problemas, no sabes lo horrible que es este lugar— respondí siendo sincera. Por más de que moría por estar a su lado, me tocaba protegerla.

—¿Más horrible que la vida en mi casa? No lo creo, aquí estoy en el mismísimo infierno— acotó, haciendo referencia al divorcio de sus padres.

—No lo sé...— dudé. No estaba muy convencida, pero una parte de mí necesitaba el apoyo de Cat más que nunca.

—Pues, no hay nada más que decir. Acabo de comprar el boleto de avión.

—¿Alguna vez te dije que eres la mejor amiga del mundo?— pregunté con una sonrisa de asombro.

—Siempre lo haces. Debo irme Mich, mis padres pelean de nuevo— dijo y pude jurar que puso los ojos en blanco.

—Adiós, ¡te quiero!

Me encontraba aseando mi habitación ya que no tenía nada mejor que hacer.  Los días aquí eran aburridos, cada vez me sentía más sola. Mi padre, para mí suerte, no me había dirigido la palabra en todos esos días, creería que hacía de cuenta que yo no existía, y por mi parte, me limitaba a hacer lo mismo.

Cuando las agujas del reloj marcaron las cuatro en punto, terminé de arreglar mi atuendo y abandoné la casa. Con un poco de temor, emprendí el camino hacia la tienda, en dónde iba dedicarme a comprar algunas cosas para la casa que necesitaba.

El trayecto fue corto, caminé durante algunos minutos pendiente de todo lo que ocurría a mi alrededor. Sin embargo, mi mente volaba entre los pensamientos.

En los días que habían transcurrido, trabajar en el bar no se había tornado algo tan horrible. De hecho, Liam no volvió a aparecer y los acosos cesaron. Establecí una muy buena relación con Aaron, y podría considerarse lo cercano a un amigo.

Me tocó presentar dos peleas más, el viernes después de la desaparición de Black Soul supuse que iba presentarse en el ring, pero no fue así, tampoco Travis lo hizo. Luego de una semana, el sábado siguiente deseaba con todas mis fuerzas encontrarme a Matthew, pero una vez más, faltó a la pelea y comencé a preocuparme. Intenté convencerme a mí misma de que no debía hacerlo, que él era simplemente un desconocido, pero no podía evitar sentir atracción y curiosidad sobre él.

El instituto iba de mal en peor, los estudiantes no respetaban a sus maestros y los maestros no se hacían respetar. Además, estaba aprendiendo poco y nada allí, sin relatar que tampoco adquiría nuevos conocimientos. Intenté que eso no me molestara, pero no podía lograrlo. Siempre terminaba convenciéndome a mi misma de que el tiempo transcurriría rápido para abandonar ese infierno lo antes posible.

Terminadas las compras, el sol comenzó a ponerse más temprano que de costumbre, y el simple hecho de vagar sola de noche me atemorizó. Comencé a caminar sosteniendo con fuerza las bolsas sobre mis hombros. Mi mirada estaba pendiente de cada movimiento y cada persona que me cruzaba.

Faltaban unos pocos metros para llegar a la casa, cuando una voz bastante conocida interrumpió mis pasos.

—¡Mía!, ¡espera!— gritó Travis detrás de mí.

—Hola— lo saludé con un beso en la mejilla, sintiendo su perfume recorrer mis fosas nasales.

—¿Qué haces a esta hora sola?— preguntó con el ceño fruncido.

—Vengo de hacer unas compras—contesté mientras caminábamos a paso lento. Travis dirigió su mirada hacia mis manos, las cuales estaban cargando unas bolsas.

—Déjame, te ayudo— me quitó algunas y yo no opuse resistencia.

—Gracias— agradecí, soltando una pequeña sonrisa.

—No hay de qué— lo notaba un poco nervioso, algo muy extraño en él—. Si quieres puedes venir a cenar, Harry está haciendo una barbacoa.

Dudé durante un segundo. Su invitación no era una mala idea, de hecho pasar tiempo con Travis me gustaba, de alguna u otra manera, me hacía sentir más cerca de casa. Aunque aún debatía sobre retomar nuestra relación, me permití a mí misma tomarme un respiro.

Seguimos el camino hasta mi casa, en donde dejé las bolsas y cambié mi atuendo mientras Travis esperaba afuera. Mi padre, para mi suerte, no se encontraba, así que pude hacerlo con más tranquilidad. Me vestí con unas leggins negras, junto con una sudadera de un equipo de basquetbol de mi antigua escuela. Me coloqué mis Vans y, en tiempo récord, maquillé sutilmente mi rostro.

Salí y le eché cerrojo a la puerta, mientras lo hacía pude notar como la luz de la casa de Matthew, que se ha mantenido apagada durante las últimas semanas, se estaba encendiendo.

Mi cuerpo se sintió temblar cuando la mano de Travis sujetó la mía, invitándome a caminar juntos. Cuando su brazo izquierdo rodeó mi cintura mi corazón se aceleró, y comencé a dudar si realmente iba a poder controlar mi comportamiento con él esa noche.

Black Soul   |Completa|Where stories live. Discover now