- "No tienes porque decírmelo"- desaparezco del lugar.

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Despierto sobresaltada, tuve un horrible sueño, uno en el que Shadow se iba de mi lado y no regresaba, en ningún momento de la etapa de crecimiento de nuestro hijo. En medio de la oscuridad reinante busco a mi esposo para eliminar ese mal sabor de boca, no lo encuentro a mi lado y mi pavor se eleva demasiado. Voy a levantarme pero un sonido en el baño me alarma, volteo a mirar hacia ese cubículo y veo que la puerta se abre dejando ver a quien necesitaba con urgencia, suspiro más tranquila, sus orbes carmesí voltean a verme, algo en ellos me tranquilizan pero me hacen dudar de ellos, como si me ocultaran algo.

- ¿Pesadillas pequeña?- pregunta con su voz suave.

- Algo así- mi cabello suelto me molesta un poco, el sudor frío que recorría mi cuerpo disminuye un poco, busco una liga y lo amarro en una coleta algo alta- Creí que no estabas en la habitación.

- Quise darme un baño- responde secándose las púas de la cabeza- No estaba durmiendo cómodo.

- Entiendo- vuelvo a acomodarme en la cama- ¿Me haces compañía?- golpeo el espacio vacío que se encuentra a mi lado.

- Con gusto- acepta, unos segundos más tarde, se acuesta a mi lado, me acurruco a su lado, para poder sentir su calidez, su protección, poder sentirlo a él y abandonar ese pensamiento de que va a abandonarme, sus brazos se posan sobre mi cintura atrayendome a su cuerpo, nos ubica de tal forma que me posa encima suyo, manteniendo la distancia entre nosotros.

- ¿Qué haces?- pregunto dudosa.

- Admirando la belleza de mi esposa, ¿Acaso estoy privado de hacerlo?- pregunta divertido, me sonrojo por su comentario.

- N-no, no lo estás- digo sonriendo con nervios- ¿Piensas que la vida de casados va a afectarnos?

- ¿Por qué lo preguntas?- una de sus manos acaricia mi cintura.

- He visto algunas parejas que terminan divorciandose por problemas que desconozco, aunque la mayoría es por infidelidad, razón de que el amor entre ambos dejó de ser el mismo- respondo con cierta tristeza, de solo pensar que el erizo que me sostiene entre sus brazos ahora mismo me engañe, sería demasiado para mi corazón, ya lo sufrí una vez, no quiero pasar por el mismo momento otra vez.

- Parece que debo contarte algo o me odiarás de por vida- menciona con voz algo ronca, mis orejas se mueven un poco inquietas- La verdad es que no eres la única mujer que amo en mi vida- al escuchar eso mi cuerpo se vuelve de piedra, me paralizo de tal forma que no me fluyen las palabras- Antes de que recuperes la habilidad de hablar, debo aclararte algunos puntos- el sentimiento de traición se ha colado en mi pecho automáticamente- No eres la única pero si la principal, hay una pequeña de por ahí que es mi familia por decirlo de algún modo.

- ¡¿Eh?!- reacciono moviéndome, logrando que me suelte y caiga sobre él, poso mis manos a cada lado de su cabeza y me acomodo de tal modo pueda quedar mi rostro frente al suyo- ¡¿Cómo que como tu familia?!

- Si mal no recuerdo, ya te hablé de ella- menciona despreocupado, sin tomarle mucho interés al asunto, mientras que yo por otro lado, me estoy muriendo poco a poco por dentro.

- ¿Cómo que ya me hablaste de ella?- pregunto confundida y muriendo de los celos.

- Déjame refrescarte la memoria, ¿Recuerdas ese día que te ofreciste a hacerlo conmigo en el sofá?- me pregunta de forma descarada, abro los ojos como platos al darme cuenta como estaba moldeando la historia de lo que realmente pasó.

- ¡No seas mentiroso!- gruño molesta- ¡En ningún momento te pedí hacerlo en el sofá!- este se ríe, con una de mis manos le doy un golpe suave en la cabeza- ¡Ese día...!- sus ojos se oscurecen un poco- Ese día me contaste lo que te hacía sufrir- el recuerdo de la chica se cuela en mis pensamientos- ¿La otra pequeña es Maria?

Pequeñas mentiras grandes verdades (Shadamy)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt