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CAPÍTULO SETENTA Y SEIS; ❝ SOBREVIVE. ❞
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Negan caminaba pacíficamente por los pasillos del santuario, sólo para verificar que todo esté en orden. Y también para recibir esos múltiples halagos que lo hacían sentir cómo un rey. Y es que ver cómo todos se arrodillaban ante su presencia, era un acto jodidamente satisfactorio. Todo parecía normal, aunque con un poco más de movimiento, pues la guerra se acercaba y se estaban preparando más que nunca.
⏤¡Negan, Negan!⏤ El momento del líder fue interrumpido, haciéndole bufar. Girando sobre sus talones, notó cómo uno de sus trabajadores, se acercaba corriendo entre zancadas grandes. Pero antes de poder llegar hasta el hombre, una bala atravesó su cráneo, provocando que el cuerpo muerto caiga, de golpe, a sus pies, manchando sus botas de sangre. Incrédulo, se guió por la trayectoria de la bala. Encontrando, al otro lado de las rejas, a un grupo conocido para él.
Rick, y su gente permanecían detrás, con sus rostros serios, y la mirada teñida en furia. Eran tantos, que por un segundo se sintió chiquito, pero no se iba a doblegar. Eso jamás.
⏤Señor.⏤ Llamó otro de sus hombres, jadeante; ⏤Los salvadores estamos listos para responder.⏤ Le informó. Todos ellos habían salido, preparados y en defensa, a lo que llamaban "hogar". Francotiradores en los tejados, otros montados en los carros, y otros repartidos por el patio principal, apuntando a los alexandrianos del mismo modo. Entonces, en ese instante, la confianza le volvió al cuerpo.
⏤Señor... Por allá...⏤ Llevando la mirada al lugar indicado, se percató del siguiente grupo que aguardaba a por la venganza. Un hombre de tez morena, montaba un tigre, del mismo modo que las personas alrededor de él montaban sus caballos. Oyendo un motor, dejó de ver al animal, para girar la cabeza al lado contrario.
Halló así, a Hilltop, con camiones que podrían acabar tranquilamente con sus rejas de metal. Portando armas hechas por ellos, y observando con rabia al líder del santuario.
Entonces fue el momento de tragar saliva, y mentalizarse a si mismo que él ganaría. Había esperado tiempo por ésto. Nada lo detendría ahora. Volvió la vista al frente, y sacó a flote su clásica sonrisa cínica, viendo a Dwight a un lado de Grimes. Firme, seguro de lo que haría.
⏤¡Somos los salvadores!⏤ Soltó eufórico, elevando a Lucille hacia arriba. Siendo correspondido por los salvadores, quienes no dudaron en iniciar la guerra, jalando los gatillos.
En un instante, todo se volvió un manto rojo y aterrador. Caían personas, llegaban los caminantes, y todo lo que veían alrededor, era explosiones. Oían bombas, y saboreaban su propia sangre. Pero, ahora sólo se trataba de sobrevivir.
Luchar, y conseguir la justicia merecida.
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En algún lugar, entre todo el caos, Faith se movía débil pero con agilidad. Los golpes que había recibido, incrementaban el dolor mientras más andaba, pero no podía permitirse un descanso. Cuantos más enemigos aniquile, más rápido acabaría todo. Y sólo entonces, ella podría derrumbarse en el pasto, ahora rojo por ser salpicado con litros de sangre, y suspirar, de cansancio, de alivio, de paz.
Ese pensamiento se esfumó cuando alguien se detuvo a un par de metros frente ella. Una persona que viendo con su único ojo, que no estaba hinchado, una pierna cojeante gracias a la rubia y una ira por acabar con ella de una puta vez, se quitó su cinturón, donde colgaban sus armas de fuego y blancas, ya que estaba dispuesta a asesinarla de la forma justa. Puño con puño.
Faith, tomó aire, a la par que imitaba las acciones de Arat. Lanzó todo objeto que podría ayudarle, al suelo, disponiéndose a acabar con esa bruja, que le jodía la vida, aún más que los caminantes. Exhaló, y sin dar una pista, corrió hacia la mal teñida. Su pelea, ajena al alrededor, inició. Puños, patadas, gemidos de dolor, salpicones de sangre, y demás, se podía admirar de aquella mini guerra. La más pequeña de edad de ambas, cayó con brusquedad al asfalto, luego de recibir esa patada en el pecho que había quitado todo rastro de aire de sus pulmones. Arat rió, parecía haber ganado. Se encaminó cómo pudo hacia la moribunda rubia, enseñó el limador de uñas que había quedado clavado en su pierna días atrás, el mismo que no le pertenecía, pero había cuidado como suyo, únicamente para esa ocasión. Para esa jodida esperada ocasión.
⏤¿Algunas últimas palabras, rubiecita?⏤ Balbuceó la morena, llevando la parte más filosa a la clavícula de la ojiverde. Frunció el ceño cuando ésta, mostró una sonrisa con dientes color carmesí, y escupiendo su sangre a ella, pronunció;
⏤Nunca descuides tu alrededor.⏤
Apenas y acabó de decir esa lección, un mordedor masticó el hombro de Arat, con deseo y hambre. Quién soltando un grito eufórico de dolor, fue lanzada al suelo para terminar de ser devorada por aquellos seres que fueron llamados al festín. Faith lanzó su cabeza hacia atrás, admirando el cielo. Aquel que hacia tiempo no veía, su celeste le recordaba a los orbes que Carl alguna vez, portó. Las nubes flotantes, le recordó cuando su madre contó que las personas que se iban, se hospedaban allí, saltando, entre risas, por las esponjosas bolas blancas. Imaginó a su familia entre ellas, y sonrió. Sintiendo una lágrima bajar lentamente por su rostro. No quería rendirse, pero tampoco podía seguir sin todos ellos.
⏤¡Faith!⏤ Un llamado desesperado le quitó bruscamente sus pensamientos, girando la cabeza a la derecha, un moribundo, golpeado y herido Carl se acercaba corriendo. Y una vez cerca, se lanzó junto con ella, tocando su frágil rostro con delicadeza; ⏤Faith...⏤ Llamó más calmado de verla aún con vida. Él lo sabía, su novia era invencible. Llevando la mirada más allá de su cara angelical, encontró un punzante objeto, clavado más abajo del cuello, del cual empezaba a salir sangre en gran cantidad; ⏤Mierda.⏤
Cargó a la rubia entre sus débiles brazos, quien se acurrucó en su pecho cual bebé. Corrió buscando ayuda entre los cuerpos muertos de los salvadores, algunos de su grupo y los que ayudaron, pero no podía detenerse a rezar por las almas de todos los buenos. Primero debía encontrar a su gente. La cual, no tardó en cruzarse en su visión. Estaban casi muertos, pero aún de pie, formando una ronda, viendo expectantes un acto que habían esperado meses para vivirlo en carne y hueso. El adolescente se acercó entonces, encontrando a su padre en medio del espectáculo. Golpeando, con un bate adornado con alambres de púas, los restos de lo que alguna vez fue la cabeza del mismísimo Negan.
Sonrió, triunfante y orgulloso de todo lo que habían logrado y seguirían haciendo, desde el inicio. Bajó la vista a Faith, entusiasmado de informar el triunfo, al que tanto ella había guardado su último grano de esperanza. Sin embargo, cuando vio a la chica en sus brazos, ésta tenía los párpados cerrados, el cuello bañado en sangre, la suave y pálida piel se tornaba fría, y el pecho prácticamente estaba quieto.
