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Me mantuve unos minutos en un reposo mental, puesto que parecía que me explotaría la cabeza en cualquier instante, pero no podía detenerme a descansar. Noah me necesitaba, él estuvo para mi, así que yo estaría para él. Me armé de fuerzas, y corrí como pude en dirección dónde vi desparecer a la dupla.
Detuve mis pies frente a una arruinada casa celeste, que parecía haber sido bellísima en su momento. Y entre vagos pasos, me adentré en el interior del hogar. Encontré de primera vista la sala empolvada, y con el aroma a muerte que te hacía querer llorar, y efectivamente, en cuánto me crucé con la figura de Noah de rodillas en el suelo, con las lágrimas bañando sus ojos oscuros conforme soltaba unas palabras hacía el cadáver tendido en la madera. Entonces, opté por no interrumpir en su instante, y me dirigí hacía otra habitación en busca del hombre mayor, o algún material que podría sernos de utilidad.
Una habitación en específico me llamó la atención, cómo si algo dentro, o como si el destino aún buscaba hacerme sufrir, y quería hacerme presente en el instante que capte a continuación; ⏤¡NO!⏤ juro haber gritado tan fuerte que las cuerdas vocales de mi gargante se rompieron como la seda en el momento que abrí la boca, y es que ver como Tyreese era atacado por un caminante de edad media al morder su brazo, seguido de la sangre pintando la pared blanca, me desgarró el alma. Mostré el cuchillo de mi cinturón para pasar el filo del arma blanca por su cabeza, pero a pesar de eso, ya era demasiado tarde. ⏤¡Esto no me puede estar pasando! ¡No cierres los ojos, Ty!
Noah llegó unos minutos atrás al escuchar de mis gritos por lo ocurrido, y juntos corrimos hacía la comunidad en busca del resto del grupo. Nos tardamos un par de minutos, pero finalmente nos encontramos con los demás. ⏤¡Es Tyreese!⏤ Exclamé ante las insistentes preguntas de que había ocurrido.⏤ ¡Lo mordieron! Y sólo eso fue suficiente para empezar nuevamente la carrera de vuelta hacía el hogar que en algún momento había sido de el moreno, dónde en la habitación, seguía recostado el hombre que se había vuelto una parte muy importante en mi vida.
Mantuve su brazo recto antes de dar la exclamación que detonó a Michonne para que el filo de su katana cortará la mitad afectada de su articulación, y entonces poder cargar su peso con la seguridad de que no podría convertirse en un monstruo en medio camino, pero su sangre se estaba a deslizar por mi atuendo veraniego, dando a conocer que debíamos suturar su herida antes de que acabe por desangrarse.
Como pudimos, y en mi débil intento de no desmoronarme por lo que ocurría, llegamos al carro que nos transportábamos hacía aquella comunidad. Subiendo su cuerpo, para luego más tarde hacerlo nosotros, el motor no tardó en ponerse en marcha. ⏤Quedate conmigo, por favor.⏤ murmure tan bien como los sollozos en mi gargante me permitieron. Con mi voz, dejó de observar por la ventana, para llevar su mirada conmigo. Elevó su ahora única mano hacía mi mejilla, donde con sus últimas fuerza, apretó mi piel cómo lo solía hacer siempre. Y sin importar la sangre que lo envolvía, la mantuve allí; ⏤Por favor.⏤ Sus comisuras se elevaron, en una sonrisa leve y cálida. Y cerrando sus ojos, su corazón se detuvo; ⏤¡Tyreese, por favor!⏤
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⏤Y que Nuestro Señor tenga a Tyreese Williams en su santa gloria. Amén.⏤
