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La noche cayó en el vecindario, y yo ya había llegado al hogar hacía unas horas atrás. Permanecía en el cuarto, alimentando a la pequeña; —Aquí viene el avión— Hablé, mientras ladeaba la cuchara, hasta meterla en los finos labios de Livvy. Causando risas de la bebé.
Hasta que de la nada, la madera de la puerta fue golpeada con fuerza; —¡Rubia, rubia!— Era Carl— ¡Ayuda!— Parecía desesperado.
Me levanté de la cama, con la bebé entre mis brazos. Me acerqué a la puerta, y abrí ésta. Encontrado a un Carl sudoroso detrás; —Es mi padre...— Jadeó.
No necesité más. Le pasé la bebé, y tomé mis pertenencias para ir escaleras abajo. Rick permanecía en el suelo, con el rostro estampado en éste. Lo volteé, dejando su rostro frente a mi. Quité las venditas viejas, para reemplazarlas por nuevas. Repetí la misma acción con las vendas.
—¡Carl!— Grité, haciendo que el chico inmediatamente bajará. Ordené que lo dejáramos nuevamente en el sofá, y sin protestar, me ayudó a dejarlo allí.
—¿Donde aprendiste todo esto?— Cuestionó, una vez que su padre estuvo reposando de nuevo.
Una sonrisa melancólica se pintó por si sola en mi rostro; —Mi madre era enfermera... De vez en cuando iba a ayudarla en su trabajo— Confesé.
-—Yo... Supongo que...— Un rugido de su estómago, irrumpió en sus palabras. Solté una risa, mientras de mi mochila, mostré una de las latas de comida, para entregársela.
—Buenas noches— Le deseé. El sheriff asintió, cabizbajo. Y sin más, volví al cuarto para descansar.
" Cuándo baje a la cocina, mamá y papá no estaban por ningún lado. Un charco de agua roja estaba en la puerta del patio. Me acerqué y este se extendía hasta la piscina. Antes de que pueda poner un pie hacia el patio un rugido a mis espaldas se hizo presente. "
Me desperté de mi pesadilla agitada, con la respiración entrecortada, ¿es que acaso iba a atormentarme toda la vida?
La ignoré por completo, como solía hacer. Y tomé a Livvy, aún dormida, para salir del cuarto y bajar los escalones. En la planta baja, oí susurros, por lo que me acerqué con curiosidad.
Encontré al hombre que había estado inconsciente estos días, ya despierto. Hablando con Carl, que al notar mi presencia, se calló; —Ella es la chica que ha estado ayudándome a cuidar de ti, padre. De la que te he hablado— Carl me presentó, y el calor no tardó en bañar mis mejillas.
El rizado se levantó del sofá, como se débil cuerpo le permitió, y cojeando, se acercó a mí. —Soy Rick Grimes— Estiró su mano para que la estreché— Y es un placer tenerte con nosotros.
—Faith...— Respondí— Y ella es Livvy— Indiqué a la pequeña en mis brazos.
—¿Quieren desayunar?— Propuso— Tenemos cereales.
Me lo pensé unos segundos, y finalmente asentí; —Claro— Sonreí.
Rick Grimes terminó siendo un buen hombre. Capaz de cuidar a los que amaba. Un buen líder. —¿Cuantos caminantes has asesinado?— Preguntó por sorpresa.
Mi rostro, fue muy incrédulo. —¿Tengo que contarlos?— Solté, sarcástica.
—¿Cuantas personas has matado?— Ahora si, me golpeó como un balde de agua fría.
