☣ Capítulo 11 ☣

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¿Quién era ese?

En definitiva, no era el misterioso, pero sin importar quien haya sido, era alguien que me vigilaba y era lo suficientemente ágil para desaparecer como si nada en cuestión de segundos. Eso significaba peligro. Lo más sensato habría sido cerrar la ventana y regresar a la cama, pero mis decisiones nunca eran las más sensatas, como muestra tenía el hecho de que estuve a milímetros de besar a Seth y si eso hubiera pasado realmente habría sido mi ruina, así que mi decisión fue quedarme recostada en el marco de la ventana, con el frío erizando mi piel y mi cabello revolviéndose con el viento.

Mis ojos poco a poco fueron cerrándose finalmente y mi última visión antes de cerrarlos por completo, fue la luna menguante que parecía brillar solamente para mí.

⚜ ⚜ ⚜

– ¿Estás involucrada en esto? Estás más cerca de lo que pensé, ¿verdad? –la voz del chacal se notaba enojada... no, sonaba furiosa. Anubis estaba colérico y yo no podía saber el por qué.

– ¿Involucrada en qué? –mi garganta estaba seca lo que hacía que mi voz sonara más ronca y miedosa de lo normal, bueno, sí tenía miedo, pero eso no significaba que tuviera que demostrarlo.

– ¡No mientas, maldita fiera! –gritó de repente.

Había soñado cientos de veces con Anubis, más de las que podía llegar a recordar, más de las que realmente me habría gustado, pero jamás lo había escuchado gritar. El dios nunca se enojaba, siempre sonaba precavido y yo solía notar como él parecía tener todo bajo control. Esta vez ese no era el caso. Su grito había sacudido mi sistema y ahora me encontraba temblando.

–Yo no... no... he hecho... nada. –podía sentir como cada musculo de mi cuerpo se contraía por el temor, por el pánico de saber que Anubis podría lastimarme en cualquier momento.

–Tú no lo arruinarás igual que esa mujer lo hizo con tu padre. –a pesar de que destilaba odio en cada palabra pude notar cierta nota de melancolía, le dolía recordar aquello, pero, aunque a él le entristeció hacer mención de ese hecho a mí me sacó de quicio.

– ¡¿Mi padre?! ¿De qué estás hablando? ¿Por qué hablas de él? ¡¿Lo conociste?! –al no escuchar respuesta olvidé todo razonamiento y le grité – ¡Habla de una vez! ¡Dime que sabes de mi padre! –pero ya le estaba gritando a la nada. La imagen de Anubis había desaparecido y el cuarto oscuro de mis sueños comenzaba a desaparecer. Estaba despertando.

–No lo alejarás de nuestro lado. Él es mi soldado, mi guerrero, mi arma y no pienso perderlo. –la voz desapareció por completo y yo abrí los ojos alarmada.

⚜ ⚜ ⚜

Nuevamente estaba en mi cuarto, mi cuerpo cubierto de sudor, pero comenzaba a refrescarme con la brisa de la madrugada. Al ser de día pude dirigir mi mirada al conjunto de árboles y como era obvio, no había nadie allí. El desconocido que me observaba en la noche se había ido.

Me alejé de golpe de la ventana y todavía estando algo temblorosa me dirigí al baño a tomar una ducha. ¿Su soldado? ¿A quién se refería Anubis? ¿Acaso importaba? Todo era un simple sueño, un sueño muy extraño, pero que no dejaba de ser una ilusión de mi cabeza.

Las preocupaciones se fueron con el agua caliente de la ducha y después de veinte minutos logré estar lo suficientemente segura para poder salir a enfrentarme con los siete demonios, especialmente con Seth.

Observé el almanaque colgado en la pared y sonreí con la idea de que faltaba una semana para la fiesta de Cristina. ¡Finalmente vería a mis amigos! Bien, algo de diversión no sería malo. Revisé mi celular, tenía un mensaje de Cristina.

Pecar para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora