☣ Capítulo 5 ☣

47 10 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Victoria Onisse

Cuando mi tía llegó, cerca de las diez de la noche, yo seguía allí parada justo como estaba cuando Seth salió. Mi mano seguía aferrada con fuerza al teléfono y mis piernas rogaban por un descanso.

¡¿Qué sucedió aquí?!

Mi cabeza daba vueltas. Demasiada acción para una sola noche. Seth Argall, el demonio de ojos azules había entrado a mi casa tratando de advertirme de los planes de sus amigos y luego se había ido asegurando que todo había sido una especie de malentendido y que ahora estaría a salvo.

Sí, definitivamente algo estaba mal en esta situación.

–Tierra llamando a Vicky, ¿estás bien, cariño? –Valentina pasó su mano frente a mi cara y fue allí cuando me derrumbé de cansancio y caí con cierto dolor sobre mis rodillas. Ella se lanzó hacia mí y me observó con preocupación – ¿Qué sucede? ¿Estás herida? ¡Dime algo, Victoria! –mi mente estaba totalmente vaciada. No sabía que decirle, no sabía qué hacer. Opté por ponerme en pie y hablé con voz mortificada.

–Iré a dormir. –esto pareció dejar a Valentina en shock por lo que no dijo ni una palabra más. Cojeé ligeramente pues aún me dolía la rodilla por el corte de días atrás, y con el fuerte golpe que acababa de darme el dolor había aparecido con mayor fuerza, y finalmente logré llegar hasta mi cuarto. Me dejé caer sobre la cama con la ropa que tenía puesta y cerré los ojos rogando por poder dormir tranquila.

Obviamente no lo conseguí.

⚜ ⚜ ⚜

El enorme chacal se acercaba con paso intimidante hacia mí. Sus ojos negros, que reflejaban a la muerte misma, me observaban acusatoriamente, como si yo no debiera estar ahí, como si el simple hecho de existir fuese el peor de los crímenes, el mayor de los pecados.

Mientras más se acercaba, más podía yo sentir como mi piel se erizaba por el miedo, por el frío, pero también por el respeto que obligatoriamente debía sentir. ¿Cómo no sentir respeto y admiración si frente a mí estaba Anubis, el dios que yo sentía debía glorificar?

–El tiempo se acaba y pronto sabremos en donde estás. Ellos sabrán quién eres e irán por ti. –me estremecí nuevamente y observé con detenimiento al hombre con cabeza de lobo. Era poco lo que sabía sobre él, era un dios de la mitología egipcia y representaba a la muerte entre muchas otras cosas macabras. A pesar de eso, era digno de respeto en esa época y era alabado por muchos. ¿Por qué ahora yo soñaba con él? ¿Por qué el parecía odiarme? ¿Por qué yo me sentía culpable si no había hecho nada?

– ¿Ellos? ¿Quiénes son ellos? –pregunté y me sorprendí a mí misma por lo trágica que sonaba mi voz.

–Los conocerás. Lo conocerás. El demonio irá por ti. No te dejaré seguir con vida. –de repente mi pecho se sintió pesado y antes de notarlo ya no podía respirar. Traté de gritar, pero me fue imposible. Ningún sonido salía de mi boca. Mi cabeza palpitó con fuerza y mi ojo izquierdo ardió tan fuerte que sentí que mi mente se nublaba del dolor. Estaba perdiendo la consciencia, pero algo evitaba que lo hiciera.

Pecar para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora